Crucero de los 6 Puentes

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Oporto y Lisboa son dos ciudades portuguesas que además de sus empinadas cuestas tienen algo muy importante en común: ambas son ciudades fundadas junto a un gran río en su desembocadura al mar. Lisboa junto al Tajo, Oporto junto al Duero.

La diferencia es, tamaño aparte, de que en Lisboa nunca tuve yo esa sensación de río, pues tan grande es el Tajo, que pareces estar junto al mar. En cambio en Oporto, a pesar de la presencia visual y auditiva de las gaviotas que inevitablemente te hacen presente el mar, tienes esa sensación de ciudad articulada en torno a un río.

Un gran río el Duero, pero no tan inmenso como para que no veas la otra orilla a poco más de cien metros. Para unir ambas orillas y formando ya parte indisoluble del paisaje de Oporto, encontramos sus puentes.

rabelos en Oporto

Por eso una de las principales actividades turísticas de Oporto son los cruceros a través de su río. Al margen de las excursiones de un día, el más popular por precio y duración, es el denominado crucero de los seis puentes, que por espacio de algo menos de una hora (50-55 minutos) nos permite ver de cerca dichos puentes.

El crucero se realiza en las barcas típicas de Oporto, barcas que se utilizaban para el transporte de las barricas de vino.

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Si por algo es mundialmente conocido Oporto, es por su vino, un vino más dulce producto de cortar la fermentación de los azúcares de la uva con aguardiente de uva, por lo que compensa la falta de grados por no haberse transformado todo el azúcar en alcohol y siendo al mismo tiempo dulce sin necesidad de aditivos al conservar parte de los azúcares naturales de la uva.

Vino de Oporto

Lo que no sabía, es que pese a denominarse el vino Oporto, la uva no procede de esta zona, sino del interior, de una región bañada por el Duero, pero a la que una cadena montañosa impide la llegada de los aires cálidos y húmedos del Atlántico. La región del Douro, con un clima extremo (para la que es Portugal, porque es muy semejante al de muchas regiones españolas), con heladas en invierno y temperaturas próximas a los 40° C en verano. Una tierra pobre y de escasas precipitaciones, por lo que las cepas han de ser duras y resistentes para resistir esas condiciones, hundiendo profundamente sus raíces en el suelo en busca del agua.

Esas condiciones son las que confieren sus peculiaridades a las uvas de esta región y por tanto a sus caldos. Si en la comida no me apetecía un vino blanco (que maravilla el vinho verde fresquito), mi elección en tinto desde que la probé y aún no sabia el por qué df sus características, un vino del Douro.

Un vino con cuerpo y, que me perdonen los expertos en la materia, se me asemejaba a los de nuestra Ribera de Duero.Volviendo al tema, es en esa región del Duero donde comienza la elaboración del Oporto, para ser después introducidos para envejecer en las barricas de roble. Son estas barricas las que se mandan a envejecer a las bodegas de Oporto, con un clima más suave y desde donde era además mucho más facil su comercialización.

Para el transporte de estas barricas se utilizaban estas barcas, que al igual que los tranvías en Lisboa, se han transformado en un símbolo de Oporto, presente en los recuerdos.

De crucero

Puente de Luis I en Oporto

El Crucero de los 6 puentes se caracteriza por adentrarnos al cien por cien en la ciudad portuguesa y así como en su cultura y sus tradiciones, no faltando apenas ningún detalle. Y no podían faltar los típicos rabelos, uno de los símbolos más conocidos e identificativos de Oporto y su ribera.

Para mí gusto, el navegar encima de uno de estos barcos, es una de las grandes ventajas del crucero, y supone una forma distinta de conocer la ciudad, y de «empaparse» de la cultura del vino, que tan arraigada se encuentra en Oporto, la ciudad del vino por excelencia.

Aunque en la otra orilla del río se realizan el mismo tipo de cruceros, la empresa que se lleva el gato al agua (léase, los guiris a la barca) es Douroacima.

Su ubicación para ello es ideal, a unos 100 metros del puente Luiz I, el más emblemático de Oporto y frente a la Plaza de la Riveira, la más popular, o por lo menos la más llena de turistas del río.

ravelos de Oporto

Para el crucero se han habilitado las barcazas típicas, los ravelos. La parte delantera de la misma es una amplia superficie plana que se habilita con bancos de madera e incluso con mesas si se organiza algún tipo de comida.

También cuenta con una amplia cabina con bancos y mesas de madera, con amplios ventanales desde donde cómodamente puedes disfrutar del trayecto. Incluso puedes tomarte algo porque esta cabina dispone de bar.

Es cierto que desde la cabina malamente puedes hacer buenas fotos, pero también es cierto que en la cubierta no hay sombra y una hora al sol y con la brisa del río, puede ser excesivo para algunas pieles, por lo que es bueno contar con una alternativa para protegerte de los rayos solares.

En cuanto a si se puede reservar o no, yo os recomendaría que no reservéis, ya que no hace falta. Al haber una frecuencia de salida bastante continuada y al tener cada crucero una capacidad bastante grande (pueden ir unos 30 personas), siempre va a haber hueco, incluso en temporada alta, sin necesidad de reservar, y rara vez se cubren todas las plazas. De todos modos, saber que si queréis reservarlo y ya lo tenéis claro, se puede hacer a través de la web que os he dejado arriba.

Los puentes del recorrido

Puente de Oporto

Cuando llegué por primera vez al río, pensaba que la población que estaba en la otra orilla también era Oporto. Pero no, pues se trata de otra población: Vila Nova de Gaia. Es curioso saber que el vino de Oporto no es de Oporto y sus famosas bodegas tampoco están en Oporto sino en Vila Nova de Gaia.

La necesidad pues de salvar el río para unir ambas poblaciones ha sido pues siempre evidente, de ahí la necesidad de los puentes para unir Oporto y Gaia, que de hecho llevan tiempo unidas dando nombre a la nación, pues el nombre de Portugal viene de la unión de Porto-Gaia.

  1. Puente de Luis I: Es sin duda la imagen de Oporto. Es el primero bajo el que vamos a pasar. Como había leído que Eiffel construyó un famoso puente en Oporto, no dudé en atribuirle su autoría. Un error por mi parte, porque aunque su estructura es completamente metálica y esté realizado con las misma técnica que la empleada por Eiffel, es en realidad obra del ingeniero francés Teófilo Seyring, discípulo suyo. Este es un puente por el que es casi obligatorio pasarlo por debajo (con el barco), por arriba y por debajo. Y es que el puente tiene dos niveles de paso. El inferior de 174 metros es el que une las dos riveiras del rio, y permite el paso de coches y peatones. La superior, con una longitud de 392 metros, está habilitada para el paso del Metro y de los peatones. Creo que no puedes decir que has visto Oporto si no caminas por esta plataforma superior, que parte desde cerca de la Catedral, porque la vista del Duero con Oporto a un lado y Vila Nova de Gaia a otro, es sencillamente impresionante, con el azul del río enmarcando el vivo colorido de los edificios. Pero no menos maravillosa es la perspectiva del otro lado, en el que puedes contemplar los puentes sobre el río.
  2. Puente do Infante: Tan embelesado iba haciendo fotos al puente de Luis I, que casi me pasó desapercibido este puente, que además antes de terminar de pasarlo ya estaba con los ojos y la lente clavados en el siguiente, el de Eiffel.
  3. Puente María Pia: Es el nombre que recibe el puente construido por Eiffel en el año 1.877. Es completamente metálico y con único arco de 354 metros. Por su parte superior circula el tren.
  4. Puente da Säo Joäo: Paralelo al anterior y muy próximo a él, es este puente de hormigón destinado al transporte ferroviario.
  5. Puente do Freixo: Al fondo, porque de hecho no llegamos a él y la barca da media vuelta antes, está este puente que permite el cierre de la autovía.
  6. Puente de la Arrábida: De vuelta hacia el mar y tras dejar atrás el puente de Luis I, nos espera este espectacular puente de hormigón, con un arco único de 270 metros y una plataforma superior a 70 metros sobre el río de 500 metros por la que discurre la autovía Oporto-Lisboa.

Tras pasar este último puente y antes de llegar a la desembocadura, el ravelo vuelve a dar media vuelta para finalizar este recorrido dc casi una hora.

El Crucero de los seis puentes: crónica de un navegante

Río Duero en Oporto

Son las 13:02 y ya estamos en la cola para subir al Rabelo que nos conducirá por la ribera de la ciudad, pasando por debajo de los puentes y llegando hasta la desembocadura del Duero. Uno, dos, tres minutos…llega la hora de embarcar, y tras pasar por una pasarela y por encima de dos rabelos, llegamos a nuestro barco, que se encuentra anclado frente al Puente Luis I. Decidimos sentarnos en los laterales, dónde más tarde nos acariciará la suave brisa del río y dónde nos mojarán todas aquellas gotas del río dispuestas a subirse al barco…El sol del mediodía nos acompaña en esta travesía, que aunque apenas durará 50 minutos, será toda una grata experiencia que nunca olvidaremos…

Los motores arrancan, el barco se tambalea y pone rumbo al primer puente, el de Luis I….y con los motores, también arranca la música, los fados, que al igual que el sol, nos acompañarán durante todo el trayecto…..no se puede pedir más….ya estamos inmersos en la ciudad….en su río…..en su historia….

Ponte Luis I de Oporto

Conforme se va acercando al famoso puente Luis I, diseñado por uno de los ayudante de Eiffel, y datado en el año 1886, nos topamos con unas vistas espectaculares de la ciudad y de su casco histórico…..una panorámica inigualable que gozaremos durante cada uno de los metros que va recorriendo el barco…

El Ponte Luis I se nos antoja hermoso, grande y respetuoso…seguimos su silueta desde la ciudad de Oporto hasta Vilanova de Gaia….y pasamos por debajo de la gran estructura de hierro….descubrimos por él discurren coches, peatones y hasta el metro, que no quiere perderse los entresijos más bellos de la ciudad….

Dejamos atrás el puente y seguimos con la travesía….el río nos «empapa» con sus gotas y el viento nos acaricia mientras gozamos de las vistas…..de la sensación del navegante…..y llegamos al segundo puente….el llamado Ponte Do Infante, el más moderno y el de más reciente construcción….su estructura de hormigón deja entrever otro antiguo puente que está en desuso, el de María Pía….un contraste bello….dos puentes prácticamente seguidos que nos indican ese contraste entre lo antiguo y lo moderno que tanto se da en la ciudad….

Vistas de Oporto desde el Crucero de los 6 puentes

….y llegamos al de María Pía, y lo contemplamos con el mismo respeto que a los otros….fue el primer puente ferroviario de Oporto y se terminó en el año 1877….y al igual que el de Luis I….en él también participó la empresa de Eiffel…

Pero no todo son puentes, y las vistas se nos ofrecen en ambas orillas…..una visión particular de la ciudad y sus alrededores….

Llegamos hasta otro de los puentes más modernos de la ciudad…..el de S. Joao, por dónde pasan los trenes…prácticamente nos encontramos a las puertas de la ciudad, y hasta divisimos el quinto puente, el más oriental de todos, el Ponte do Feixo…..pero llega la hora de cambiar el rumbo e ir por dónde hemos venido…

puente de oporto por la noche

Si durante la primera pasada no pudimos fijarnos en todos los detalles…se nos plantea una segunda oportunidad…..poco a poco, pasamos por los puentes que hemos ido viendo, disfrutamos de las vistas del casco histórico, de la ribera…y pasamos de nuevo por el Puente Luis I….pero el crucero sigue…..aún nos queda un punte por ver y llegar hasta la desembocadura….la aventura sigue…

Ahora el viento sopla a nuestro favor….y navegamos en el mismo sentido que el río…..rumbo al Atlántico….

Pasamos por delante de las famosas bodegas de Oporto, en Vilanova de Gaia….o como allí las llaman…..las «Caves do Vinho do Porto», dónde se guardaban y envejecían los vinos…..dejamos a un lado el Museo do Vinho do Porto, en la ribera de la ciudad….y ya de lejos vamos vislumbrando el sexto y último de los puentes…..el denominado Ponte de Arrábida….el más occidental de todas y el que está más pegado al atlántico…..pero antes de llegar al mismo, nos fijamos en una de las colinas de Oporto, dónde vistoso se encuentra el Palacio de Cristal con vistas al río……y llegó el último puente…

Ciudad de Oporto

Pasamos entre sus arcos, sus enormes arcos con más de 100 años de historia….y vamos llegando a la desembocadura del Duero…..espectacular visión y sensación…..nos encontramos ante una de las orillas del Atlántico y frente al final de un largo río con origen en tierras españolas…

Pero lo bueno se acaba, y ante la imposibilidad de seguir por la poca profundidad que va alcanzando el río…..llega la hora poner rumbo al muelle desde dónde partimos…

Ha sido una travesía impresionante e inolvidable….en la que no sólo hemos disfrutado de la ciudad y una increíble panorámica, o de sus puentes (que por algo la llamarán la «ciudad de los puentes»)….sino de una navegación impecable, con música portuguesa de fondo y un tiempo inmejorable….aunque no hubiera estado de más una gorrita, comentamos al final…

Nos bajamos del barco….pero con un pensamiento en común….volveremos…

Mi opinión sobre el Crucero de los 6 Puentes

Crucero de los 6 puentes en Oporto

Soy muy poco amigo de barcos y barcas, porque tengo cierta facilidad para marearme en los barcos. Pero no es este el caso, con el Duero tranquilo como una balsa y sin oleaje, porque los barcos que nos cruzamos van al igual que el nuestro en un tranquilo paseo. Vamos, que no se balancea ni un poquito, cosa muy de agradecer.

No sé si os parecerá caro o barato, pero desde luego creo que es una actividad que hay que realizar en la visita a Oporto, porque la perspectiva que de la ciudad se tiene vista desde el río, es totalmente distinta.

paseo en barco por oporto

A veces hay que tomar algo de distancia para poder apreciar las cosas. Claro, que también puedes atravesar por arriba o por abajo el puente de Luis I y dirigirte a la otra orilla (cosa que harás si quieres visitar las bodegas), pero aunque lo hagas, nada mejor que este paseo fluvial para terminar de enamorarte de Oporto.

Os diría sin dudarlo que merece, y mucho, la pena. Es una forma diferente, original, divertida, cultural y familiar, de conocer la ciudad de Oporto por un precio bastante razonable. Os diría, de hecho, que si uno va de viaje por tierras lusas y visita la ciudad de Oporto, es casi obligado hacer el crucero de los 6 puentes (a nadie se le ocurriría irse de París sin visitar la Torre Eiffel, pues aquí lo mismo….es un «pecado» irse de la ciudad y no haber hecho el crucero, subiéndose al típico rabelo y recorriendo la ribera de la ciudad de los vinos). Para nosotros fue uno de los recuerdos más gratos que guardamos de nuestro viaje a Portugal.

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