Agrigento

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En el verano de cumplí uno de mis grandes sueños: conocer Sicilia. Por sí sola es una tierra que pude atraer y apasionar a cualquiera. Particularmente se da el caso de que además mi bisabuela era siciliana. Motivo suficiente para sacar la mochila, meterse en un avión y comprobar la eficacia de la unión monetaria.

Aunque sólo estuve una semana, el viaje dio para mucho. Uno de los lugares que más me impactó fue Agrigento, capital de una provincia en la que están parte de mis raíces familiares.

Dónde está Agrigento y cómo se llega

Agrigento es la principal ciudad del suroeste de Sicilia, definitivamente más cerca de África que de Europa (dicho esto sin ningún ánimo peyorativo: las islas Canarias también). Su población ronda los 57.000 habitantes. Está a 125 km. de Palermo, 165 km. de Catania y 260 km. de Messina.

Los aeropuertos más cercanos son los de Palermo Punta Raisi y Catania Fontanarossa. Alitalia tiene algunos vuelos regulares directos desde España, otra opción son los charters de temporada (yo conseguí un vuelo directo Tenerife-Catania) o viajar hasta Roma y tomar allí una conexión hacia Sicilia. Desde Palermo y Catania se pude llegar a Agrigento en autocar (más caro) o en tren (más lento).

Los horarios y precios de los trenes se pueden consultar en la página web de Trenitalia.

Un poco de historia

Agrigento remonta sus orígenes a la época de la colonización griega de Sicilia (llamada entonces “la Magna Grecia” por su belleza y feracidad). Concretamente, fue fundada en el año 581 a.C. por colonos procedentes de Gela, con el nombre de Akragas.

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Un siglo después, era ya una de las ciudades más prósperas del mundo occidental, con una población de 200.000 habitantes. A lo largo de la historia, pasó por la posesión de numerosas civilizaciones: cartagineses, romanos (quienes la llamaron Agrigentum), y más tarde de bizantinos, musulmanes y normandos; todos ellos pueblos establecidos en ese gran crisol que es Sicilia, además de otros muchos. A la caída del Imperio Romano, la ciudad se trasladó desde el valle a las colinas cercanas, donde se encuentra hoy el núcleo medieval.

A pesar de su pasado esplendor, entró en decadencia y su auge actual es muy reciente. Hasta principios del siglo XX era conocida como Girgenti, fue rebautizada en recuerdo de su glorioso pasado.

Qué ver en Agrigento

Por supuesto, si se va a Agrigento no hay que dejar de visitar sus templos griegos, en una zona que era la antigua ciudad grecorromana conocida como Valle dei Templi. En agosto la entrada costaba 6 €, incluyendo el barrio helenístico-romano y el interesantísimo museo arqueológico.

Para llegar, los autobuses urbanos salen de la piazza Marconi (exterior de la estación ferroviaria). Es muy aconsejable –sobre todo en verano- ir a los templos por la mañana (abren a las 9), después el calor se hace insoportable. Una vez allí, podemos ver (entre paréntesis, los nombres italianos):

  • TEMPLO DE LA CONCORDIA: Sin duda el más impresionante. Data del siglo V a.C. y es uno de los templos dóricos mejor conservados que existen, gracias en parte a que posteriormente fue usado como basílica cristiana (siglo IV), aunque con algunas modificaciones. Se le devolvió su aspecto original en 1748.
  • TEMPLO DE HERA (GIUNONE): Es también del siglo V a.C, y fue restaurado en la época romana.
  • TEMPLO DE HERACLES (ERCOLE): Quedan de él sólo ocho columnas dóricas, recolocadas en 1924 formando una planta rectangular alargada.
  • TUMBA DE THERÓN: Pequeño monumento funerario.
  • TEMPLO DE ZEUS (GIOVE OLIMPICO): Quedan de él sólo algunas ruinas, eso sí, gigantescas. El telamón es una reproducción, el original está en el museo arqueológico.
  • TEMPLO DE CÁSTOR Y PÓLUX (CASTORE E POLLUCE): Lo busqué pero no lo encontré. De él restan en pie cuatro columnas.
  • VILLA IGEA: Alberga una necrópolis paleocristiana. Esta zona ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y salta a la vista que es con todo merecimiento. Es una pena que fastidien el paisaje algunas construcciones abusivas, autorizadas en épocas recientes, así como los horribles edificios de gran altura levantados sin ningún rubor en el casco medieval de Agrigento.
  • MUSEO ARQUEOLÓGICO: Fue abierto en 1967, se encuentra en contrada San Nicola, subiendo por la carretera que nos trajo del centro. Sus trece salas albergan piezas que van desde la prehistoria a los albores del cristianismo en el Imperio Romano. Impresiona el telamón del Templo de Zeus, uno se maravilla de que entonces se pudiera construir y colocar algo tan grande.
  • BARRIO HELENÍSTICO-ROMANO: Es una pequeña muestra de las viviendas que existían durante el periodo imperial. Esto está muy bien para ir abriendo boca, pero se regresa al centro y vemos que hay más. De otra época, eso sí. Basta meterse por la estrecha pero encantadora via Atenea -la calle principal de la ciudad- y curiosear un poco por la transversales para ir descubriéndolo todo:
  • PLAZA VITTORIO EMANUELE: Se encuentra al inicio de via Atenea, y une las partes más antigua y más reciente de la ciudad. Es un espacio amplio y con encanto, al que dan sombra laureles de indias y con un kiosco para tomar algo.
  • CATEDRAL: Fundada en el siglo XII, ha sufrido desde entonces numerosas ampliaciones y alteraciones. El campanario es de estilo gótico catalán. Tiene también un museo diocesano. En lo alto de la escalinata hay un mirador con bellas vistas del interior de la provincia.
  • TEATRO PIRANDELLO: El gran escritor Luigi Pirandello (1867-1936) es el más famoso hijo de Agrigento. En honor a la verdad, no he leído todavía ninguna de sus obras, pero tengo entendido que el caos juega un importante papel en muchas de ellas, atribuido a la propia naturaleza caótica de la ciudad, con calles que retroceden sobre sí mismas (ve y descúbrelo). El teatro se fundó en 1870 con el nombre de Regina Margherita, después se le puso el nombre del Premio Nobel. Forma parte del conjunto del Ayuntamiento.
  • MUSEO CÍVICO: Está situado frente al Ayuntamiento, y tiene esculturas y pinturas medievales.
  • IGLESIA DE SAN LORENZO: Su fachada barroca data del siglo XVII, y en sus cercanías está el Ipogeo del Purgatorio, una impresionante red hidráulica del siglo V a.C.
  • CONVENTO DEL SANTO SPIRITO: Fundado en el siglo XIII, también ha sufrido diversas alteraciones, aunque su fachada conserva el pórtico y el rosetón góticos. En su interior hay un museo, con secciones de arte sacro y etnográfica.

Otro lugar que no visité pero que puede resultar interesante es la casa natal de Pirandello, una villa conocida como Kaos (como no) en la carretera hacia Porto Empedocle. De esta localidad portuaria parten barcos hacia las remotas y pequeñas islas de Linosa y Lampedusa, lugares ideales para quien se quiera alejar del mundanal ruido.

Alojamiento y comida

Las posibilidades de alojamiento son bastante limitadas. Existen pocos hoteles y son todos de categoría más bien alta (si alguien se pude pagar una habitación con vista a los templos, fantástico). Se puede recurrir a los bed & breakfast: son viviendas particulares en las cuales el dueño nos alquila una habitación, con derecho a usar el baño y a desayuno (cuando yo fui, por 20 € la noche). Para informarnos, podemos ir a la oficina de turismo (en piazza Vittorio Emanuele y en verano también en el hall de la estación).

En cuanto a comida, las cosas están bastante mejor: se come bien, y a buen precio. Yo visité dos trattorias:

  • Concordia (spaghetti con sardinas, salchicha y cassata –un delicioso dulce siciliano- con vino de Marsala, por unos 22€)
  • Black Horse (cavatelli alla siciliana –pasta-, pez espada y vino blanco por 16,50 €).

Ambas están en calles transversales a Via Atenea, y no son nada difíciles de localizar. Por supuesto, hay más. En Sicilia –como en toda Italia- se elaboran unos helados excelentes, y conviene probarlos. En Via Atenea (hacia la mitad de la calle) hay una cafetería donde los hacen riquísimos.

Y para picar, hay bastantes sitios donde tomar una minipizza o pizza al taglio (en porciones).

Se puede comprar algo en los alimentari (ventas o ultramarinos, todavía existen allá), como agua, fruta, etc… a buen precio.

Ocio

Agrigento

Me sorprendió la escasa vida nocturna de Agrigento, sobre todo teniendo en cuenta que era verano. El kiosco de piazza Vittorio Emanuele es un buen lugar para tomarse un café o una cerveza (por cierto, te preguntan si la quieres grande, de 2/3 de litro), pero antes de las 11 ya está cerrando.

La costa está muy cerca, y Agrigento tiene su zona de playa: San Leone, donde hay una pequeña urbanización turística al uso. Y es aquí donde se concentra también la animación nocturna.

Personalmente no puedo decir nada de ella, porque no la conocí: dedicaba el día a ver tantos monumentos y lugares interesantes que por la noche estaba rendido (y sólo pasé dos noches en Agrigento).

En todo caso, el verano trae bastante animación durante el día, y las calles se llenan de gente muy variopinta (no me imaginaba que hubieran tantos españoles). Se organizan actuaciones y otras formas de animación en la calle (más bien cuando el sol ya está cayendo), pero sólo ver quien viene y quien va puede ser un buen espectáculo.

Curiosidades y consejos

Importante si vamos en tren: Agrigento tiene dos estaciones, Agrigento Bassa y Agrigento Centrale.

Debemos bajarnos en esta última (no tiene pérdida, es fin de trayecto), la otra está en una zona periférica. Una vez en la estación, desde los andenes hasta la calle hay un importante desnivel (4 ó 5 pisos), que se pueden subir por escaleras y también en ascensor.

El calor en Sicilia durante el verano puede llegar a ser terrible, y la escasa vegetación (muy parecida a la canaria, por cierto) no ayuda mucho. Así que lo que ya se sabe: mucho agua y un sombrerito o gorro, además de las cremas de protección solar.

Aún sabiendo italiano, hay que afinar mucho el oído: el acento de los sicilianos es frecuentemente cerrado y puede costar seguir una conversación. Además del italiano, hablan una lengua propia, el siciliano (aunque en Italia a estas lenguas las llaman dialectos) y el propio italiano tiene fuertes influencias regionales.

La gente es en un principio recelosa de los forasteros, pero sin un gran esfuerzo es fácil trabar conversación y hasta amistad. Un tema sobre el que no gusta hablar a los sicilianos es el de la mafia, más vale respetar esto y no recurrir a ello para iniciar una conversación.

Por último, es conveniente olvidarnos de tópicos y prejuicios. Las mujeres vestidas de negro de la cabeza a los pies son ya bastante raras en Sicilia, incluso en los pueblos. Sería presuntuoso creer que el único lugar que se ha modernizado notablemente en las últimas décadas es España. Aún así, conviene tener en cuenta ciertas normas de sentido común (no entrar con ropa demasiado corta en las iglesias y detalles similares).

Y la vida en Sicilia no es nada costosa (bastante más barata que en Roma e infinitamente más que en Milán), así que la estancia no nos saldrá cara, ni mucho menos.

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