Al Norte de Sicilia muy cerquita de Palermo se encuentra la Reserva Natural dello Zíngaro.
Se puede acceder desde el pueblo de Scopello o San Vito do Capo. Nosotras lo hicimos desde Scopello ya que nos habíamos alojado allí.
Según nuestra guía era un sitio precioso para pasar el día, ya que hay varias calas de esas con aguas transparentes y debe ser una maravilla. Ocupa 7 kilómetros de costa.
Pensamos en llevar algo de comer pero decidimos no hacerlo ya que seguramente habría por ahí montones de bares o puestos en los que seguro venderían algo.
Cogimos el coche y al de unos tres kilómetros llegamos a un gran aparcamiento con bastantes coches.
Nos quedamos extrañadas ya que en la guía no ponía nada de que había que pagar entrada ni de que iba tanta gente.
Pero resulta que efectivamente era de pago, estaba muy bien montado y para más inri era domingo y montones de familias iban allí para pasar el día.
Bueno, pues nada que pagamos nuestra entrada y nos dieron un mapita con unos itinerarios más o menos así:
- En unos 35 minutos de caminata llegábamos a la Cala Sciaca.
- En unos 60 minutos a Cala del Varo y en más o menos 1 hora y media a Cala Berretta.
Después como a otra media hora más lejos había una gruta que decían era muy interesante.
Comenzamos la caminata y al poquito nos encontramos con dos burros que venían a la contra. Dos hombres iban montados en ellos con grandes tinajas de agua y bolsas llenas de basura que recogían dentro de la reserva.
Era la única manera de hacerlo ya que el camino era bastante estrecho y escarpado.
Se iba caminando bordeando la montaña y abajo se veía el mar, azul intenso y precioso. A cada momento en cuanto se salía de algún recodo se veía alguna cala con las aguas transparentes. Una preciosidad.
Pero al de un ratito de caminata, como unos diez minutos, nos empezamos a dar cuenta de que habíamos cometido un pequeño error, no llevábamos agua.
Hacía un sol de justicia y al de poco ya estábamos que no podíamos con el pelo. Sudábamos a lo bestia y el camino tan escarpado se hacía bastante duro.
Hace falta ser burrezna para cometer semejante error, con el calor que habíamos pasado en todo el viaje. ¡!!!Y no llevábamos agua!!!! En fin, seguro que para otra vez espabilamos.
Al de poco nos encontramos con un pequeño Museo y echamos un traguito de agua en el grifo del baño que gracias a Dios tenían.
Seguimos camino y al de otro poco nos encontramos con una casita de piedra con la puerta abierta y un par de hombres dentro sentados a una mesa. Tenían al lado dos garrafones llenos de agua y les pedimos por favor que si nos daban un poco. Nos preguntaron si no habíamos traído y les dijimos que no. Nos miraron como si estuviéramos locas. Nos dieron al final, muy majos ellos.
Bueno, no os quiero decir cómo llegamos a mitad de camino donde se podía bajar a la segunda cala.
Decidimos no llegar a la gruta ya que teníamos pocas probabilidades de llegar con vida (pelín exagerado, je, je) y bajar a la cala para bañarnos.
Cuando llegamos a la cala, no nos metimos vestidas al agua por el canto de un duro. El agua era transparente y estaba a una temperatura buenísima.
Era una calita muy pequeña y no había mucha arena. Había bastantes rocas y mucha piedrita. Para meterte en el agua se necesitaba llevar sandalias de agua porque sino te hacías mogollón de daño. Evidentemente no llevábamos, ¿lo dudabais?.
No había demasiada gente porque la cala era muy pequeña y el sitio estaba bastante disputado.
Ya con tropecientos mil baños que nos pegamos hasta se nos fue la sed. Estuvimos bastante tiempo y luego nos vestimos y desandamos el camino para ir a la primera cala.
Esta era más grande y estaba a tope. Una preciosidad, tanta roca, piedras, esa agua tan transparente con diferentes tonalidades de azul y el mar que estaba bastante picadito. Una maravilla.
Durante todo el trayecto en la reserva no vimos mucha vegetación ni fauna ya que el sol pegaba de lo lindo. Lógicamente. Pero hay muchas especies de animales y flora. Probablemente en primavera y otoño se esté maravillosamente bien.
Eso sí está magníficamente preparado para pasar el día, en cuanto a que se puede acampar dentro, hacer picnics. Se puede ir en barco a las calas desde los pueblos de al lado…..
Estuvimos como hasta las 5 de la tarde y luego ya nos marchamos. Fuimos a Castelmare y nos pegamos una merienda-cena que no se la salta un gitano.
Por cierto, vaya preciosidad que es Castelmare, tiene un puerto precioso y en una esquina un castillo muy bonito. De postal.
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