Iglesia de San Julián de los Prados

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Aprovechando las fechas navideñas,  hicimos una escapadita al norte y estuvimos unos días en casa de mi madre. Una escapada corta pero intensa, en la que nos dio tiempo a hacer bastantes cosas, entre ellas visitar San Julián de los Prados, uno de los mayores exponentes del arte prerrománico asturiano, lugar que yo no visitaba desde hacía más de diez año y al que mi marido tenía muchas ganas de conocer.

Así que dicho y hecho, ya que íbamos a estar en Oviedo unos días, había que hacer hueco para ver esta iglesia, y así fue. 

El Arte Prerrománico Asturiano

Como en ocasiones anteriores, reitero que no es mi intención daros un discurso de tres páginas sobre especificaciones que podréis encontrar en cualquier otra fuente, pero para quien no lo conozca, creo que resulta interesante fijar algunos conceptos relativos al arte prerrománico asturiano. Queda claro lo de que el arte prerrománico es un estilo justo anterior al románico, y lo de asturiano es porque solamente se da en Asturias, o por lo menos solamente se conserva allí.

Es un arte impulsado por los reyes asturianos, que siglos después se convertirían en los reyes de León y después de Castilla, finalmente de España. No quiero que me salga demasiado la vena patriótica, pero no puedo evitar decir aquello de “Asturias es España y lo demás tierra conquistada”. No soy nada nacionalista, simplemente me gusta mi tierra y posee unos condicionamientos históricos que como todas las tierras la hacen especial o particular, y precisamente en el arte prerrománico la hacen única y diferente.

El arte prerrománico asturiano se desarrolla principalmente en los siglos IX y X. Dentro de este período se distinguen varias épocas, coincidentes con los diferentes reinados (Alfonso II, Ramiro I y Alfonso III respectivamente). En Asturias se conservan numerosas construcciones prerrománicas, por nombrar algunas, os diría que las más famosas sin duda son el edificio inicialmente palaciego de Santa María del Naranco y la Iglesia próxima de San Miguel de Lillo. Ambas construcciones formaban parte de una auténtica ciudad regia de la que hoy sólo se conservan estos dos edificios, e incluso San Miguel no se conserva al completo, sino sólo en una tercera parte, ya que un corrimiento de tierras procedente de un arroyo próximo tiró abajo dos partes de la nave, quedando únicamente el tercio inicial.

Visitar los denominados “monumentos del Naranco” suele encontrarse en las agendas de muchos de los que visitan Oviedo. Tan o más importante que ellos es San Julián de los Prados, pero muchos se olvidan de visitarla. En Oviedo existen también otros restos prerrománicos como el Testero de la Iglesia de San Tirso (la iglesia en sí fue muy modificada siglos después y se aleja hoy en día mucho de lo que se entiende por arte prerrománico), la Cámara Santa y la Cripta de Santa Leocadia de la Catedral de San Salvador o la Fuente de Foncalada.

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Fuera de la capital, ahora mismo me vienen a la cabeza tres o cuatro iglesias también pertenecientes al arte prerrománico. Probablemente el más famoso sea el Conventín de San Salvador de Valdediós, seguido de Santa Cristina de Lena, San Juan de Santianes de Pravia y otras como San Adrián de Tuñón, San Pedro de Nora o Santa María de Bendones.

Lo que a mí siempre me ha llamado más la atención de los monumentos prerrománicos es su gran altura y envergadura, sobre todo si tenemos en cuenta que son de una época anterior al románico, y las iglesias románicas salvo excepciones (como San Martín de Frómista por ejemplo), no suelen tener ese tamaño ni las tremendas proporciones y medios arquitectónicos.

Sí que hay que tener en cuenta que casi todas las construcciones prerrománicas son obras reales, ordenadas por el rey de Asturias, probablemente el rey cristiano más importante de toda la Península Ibérica en tiempos de la Reconquista. Las obras románicas no siempre fueron por el contrario mandato real. Y ya dejo de echaros el rollo, os hablaré luego un poco más de la que es la construcción prerrománica más grande conservada, habéis adivinado bien, la Iglesia de Santullano, o San Juan de los Prados.

La Iglesia de Santullano o San Julián de los Prados

Esta iglesia fue construida en el siglo IX, durante el reinado de Alfonso II “El Casto”, concretamente entre los años 812 y 842. Está dedicada a los esposos y santos San Julián y Santa Basilisa, y al igual que sucedía en el Naranco, inicialmente formó parte de un conjunto palaciego hoy no conservado.

La Iglesia posee planta basilical dividida en tres naves separadas entre sí por arcos de medio punto. Pero como tampoco me quiero meter demasiado en detalles técnicos que de nuevo podréis encontrar en muchos lugares, sólo deciros que es la Iglesia más grande conservada de la época prerromana y que los frescos que se conservan en ella son únicos en el mundo y muy bien conservados. Han sufridos varias restauraciones, la última de ellas hace unos veinticinco años y no exenta de polémica, pero gracias a ella podemos hacernos una idea de lo que en su momento de esplendor fueron estas pinturas murales.

Por último, indicaros que el conjunto del Prerrománico asturiano fue declarado hace veinticinco años por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y no sería hasta 1998 cuando la UNESCO distinguiría también como Patrimonio de la Humanidad en específico a la Iglesia de San Julián de los Prados.

Dónde está

Sé que los puristas me dirán que exactamente eso no es el centro, pero casi. Al fin y al cabo Oviedo no es tan grande y la zona del Milán o de Los Prados está a tiro piedra del Oviedo antiguo, eso sí, cuesta arriba (en Oviedo todo son cuestas, a veces las subes y otras veces las bajas). La iglesia de San Julián de los Prados estaba ubicada cuando la construyeron fuera de las murallas de la ciudad y bastante alejada, en una zona de prados, de ahí debe su nombre.

Hoy es posible verla al llegar a Oviedo por la autopista Y procedente de Gijón y Avilés, se encuentra justo a mano derecha, unos metros antes de la glorieta de entrada a la ciudad. Por fuera es una iglesia muy bonita, que nos podrá llamar la atención por su belleza, pero lo hará mucho más si hemos oído hablar de ella y conocemos un poco de lo que podemos encontrar en su interior.

Para llegar hasta allí, como os decía no hay problema para hacerlo andando desde el centro de la ciudad. Si queréis ir en autobús, el urbano número 2 os deja en la calle de al lado, los taxis en Oviedo no son caros (por lo menos no tantísimo como lo son en Madrid, por lo que puede ser otra opción. También podéis ir en coche y en las proximidades tendréis bastante facilidad para encontrar aparcamiento.

Al lado de la iglesia hay un parque bastante agradable durante el día, aunque no especialmente en diciembre y lloviendo cuando fuimos nosotros. Con todo esto, quiero deciros que es agradable darse un paseo hasta allí y ver la Iglesia. Eso sí, si no fuese por los “magníficos” horarios de los que dispone.

Horarios

Yo soy de las que flipo con la Iglesia en este país. Para ver una catedral te cobran, pues bien, si es un lugar de culto debería estar abierta para todo aquél que quisiera visitarla, ¿o no? Y además no te cobran una aportación para el mantenimiento de digamos 2 ó 3 euros, no, alrededor de 10 eurillos cuesta la entrada para catedrales como las de Sevilla o Toledo por ejemplo. Luego, los horarios que ponen suelen ser ridículos. Por ejemplo, os hablé hace poco de que en la Iglesia de San Ginés en Madrid existe un cuadro del Greco, cuadro propiedad de la Iglesia por supuesto pero que cuando lo tuvieron que restaurar pagó el Estado español. A consecuencia de ello, el Estado les obligó a enseñarlo al público y la Iglesia cumple esta obligación de forma ridícula, exponiéndolo durante media hora a la semana!!!!

Pues bien, con San Julián de los Prados sucede algo parecido. Luego os comento los horarios concretos y precisos para cada día, pero indicaros que el día que nosotros fuimos a verla (un sábado) estaba abierta únicamente durante dos horas, de 9.30 a 11.30 de la mañana. Como podéis ver, el mejor horario de visita posible. Figuraros cómo será, que hasta la propia chica que la enseña nos dijo que la gente solía quejarse, porque además de pegarte el madrugón ya que si no, no llegas, si se te ocurre ir primero a ver los monumentos del Naranco (Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, también prerrománicos), ya seguro que no ves San Julián. No sé exactamente qué horario tienen estos, pero por el comentario de la chica no me extrañarían que se solapasen.

Nosotros fuimos a las 11 de la mañana del sábado 2 de enero y a esa hora no había nadie. Una familia de cuatro personas (dos adultos y dos niños) salían cuando nosotros estábamos, y nosotros estuvimos hasta las 11.30, hora en que la cerraban, por lo que la afluencia de público, y menos con esos horarios, no debe de ser mucha.

Los horarios en los que esta Iglesia está abierta al público son los siguientes:

  • Del 1 de Octubre al 30 de Abril: Lunes de 10 a 13 horas, Martes a Sábado de 9.30 a 11.30 y los domingos cerrado.
  • Desde el 1 de mayo hasta el 30 de septiembre: Lunes de 10 a 13 horas, Martes a Viernes de 10 a 12.30 y de 16 a 17.30, Sábados de 9.30 a 12 y de 15.30 a 17 horas, y los domingos cerrado.

Todavía en el horario que podemos denominar “de verano” las horas de apertura son más amplias, aunque tampoco para tirar cohetes. Pero el horario “de invierno” es un poco de vergüenza.

Entrada y visita guiada

Iglesia de San Julián de los Prados

Llegamos a eso de las 10.55, creyendo que probablemente las visitas guiadas comenzasen a la hora en punto. Nos abre la puerta una chica de mediana edad y no nos dice nada, nos quedamos allí a la entrada hasta que un minuto después preguntamos por las entradas, y desganada nos dice que son 1,20€ por persona.

Pagamos y nos da un pequeño díptico con algo de información del lugar y una entrada de las de formato antiguo de toda la vida, con serie numerada y que cortas por la línea de puntos. Entonces voy yo y le pregunto que cuándo empieza la visita guiada, porque ya eran casi las once y si cerraban a las 11.30, pues ya iba siendo hora no. Me pone la misma cara desganada y me dice que en un rato, a eso de las once. Dentro de dos minutos entonces, le contesto, y no me dice nada. Nos indica que nos sentemos por ahí y que si tenemos alguna duda le preguntemos.

Nos sentamos en el primer banco a ojear el folleto (veinte líneas en cuatro idiomas), leemos las cuatro obviedades, nos fijamos un poco en los frescos que se conservan en muchas de las paredes y por fin se nos acerca la chica y nos dice que si tenemos alguna pregunta. Obvia decir que tanto mi marido como yo, siempre tenemos peguntas y en esta ocasión no iba a ser una excepción, así que más o menos la bombardeamos con las cosas que se nos iban ocurriendo. Yo ya esperaba que la chica se supiese las tres líneas para turistas y que de ahí no la sacásemos, pero tuvimos suerte, he de decir en honor a la verdad que la chica sabía un montón. En cuanto empezó a hablar con muchos tecnicismos de historia del arte en seguida me di cuenta de que sabía bastante más que las tres líneas, y de hecho así fue. No pude resistir la tentación de preguntarle si había estudiado Historia del Arte y la respuesta fue que no, que había estudiado Arqueología. Desde luego, a la chica se le notaba que sabía de lo que hablaba, que no se había aprendido las tres líneas de rigor para trabajar allí, algo que era mucho de agradecer.

Eso sí, si la entrada dice Visita Guiada, debería ser Visita Guiada, no usted mire y si tiene dudas pregunte. ¿Pero esto qué es? Me pareció que como casi siempre, en Asturias aún no nos hemos enterado de cómo tratar al turista o al viajero, de enseñarle las cosas bonitas que podemos ofrecer, y ofrecerle un buen servicio con ellas. Es decir, en este caso, el Prerrománico Asturiano es algo único, y por ello debería publicitarse, para que la gente que vaya a Asturias lo conozca y lo disfrute. Por tanto, los horarios al público deben de ser más amplio y el servicio mucho mejor, si son visitas guiadas pues se hacen visitas guiadas, no esa entrada sin chicha ni limoná.

Mi experiencia

Hacía más de diez años que yo no pisaba San Julián de los Prados. Recuerdo que la última vez que lo hice fue cuando estudiaba C.O.U. y fuimos a visitar los monumentos prerrománicos fundamentales de Oviedo, entre ellos cómo no Santullano. Era muy típico que entre las preguntas del examen de selectividad de Historia del Arte cayera alguna del Prerrománico, y de hecho aquel año también cayó, recuerdo que una de las preguntas era sobre el Conventín de Valdediós. En aquella última visita a Santullano también hacía frío, también era una mañana de invierno, aunque dentro de la Iglesia éramos más personas, ya que todo mi curso de arte fuimos a verlo juntos.

Es curioso lo que la memoria quiere conservar como recuerdos algunas cosas y otras no. Pero más curioso aún es el recuerdo de sensaciones, ese tipo de sentimientos o sensaciones que te embargan de repente, que te retrotraen a otros momentos. Algo así como una especie de flashback fue el que experimenté al verme de nuevo contemplando los frescos d San Julián de los Prados tras tantos años pasados y sobre todo con todo lo que ha cambiado mi vida en este tiempo. Hace más de cuatro años que me fui de Oviedo, pero creo que hace 12 años que no iba a San Julián. En esos años estudié una carrera, empecé a trabajar, cambié de ciudad, me casé… en definitiva cambio tras cambio que hacen que mi vida de hoy sea totalmente distinta a la vida de entonces.

Me gustó volver a visitar San Julián, aunque no me gustaron muchos de los matices que os he comentado (horarios reducidos, visita guiada inexistente), pero aún así no enturbiaron la alegría de los recuerdos pasados y presentes de este lugar. También disfruté mucho enseñándoselo a mi marido, que tenía muchas ganas de conocerlo, hablándole un poco del prerrománico asturiano, disfrutando en navidad de un pedacito de mi ciudad con él y pudiendo hacer un poquito de Cicerone.

Pero en cualquier caso, os recomiendo que visitéis Asturias y Oviedo, ambas os gustarán muchísimo. Así que ya sabéis, durante el 2010 podéis ir planeando un viajecito, seguro que os gustará la tierra, os tratarán bien, comeréis estupendamente y disfrutaréis de un paisaje casi único en el mundo. Al igual que único es el Prerrománico Asturiano y por eso merece la pena visitarlo.

Si lo hacéis en la época de primavera-verano los horarios son más amplios, pero en cualquier caso os recomiendo que confirméis antes los horarios y cuadréis para poder visitar los monumentos del Naranco (Santa María y San Miguel) y San Julián de los Prados.

Como decía el panfleto que nos dieron con la entrada, estamos ante uno de los templos cristianos conservados más antiguos del mundo. Pero es que es mucho más que eso, es el exponente de mayores dimensiones de un período artístico importante y efímero a partes iguales, el Prerrománico, único además en el mundo.

No os lo podéis perder, y a ver si en época estival las visitas guiadas son realmente guiadas y os cuentan más cosas sobre las joyas artísticas que conserva Santullano.

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