Lorca es una bella ciudad murciana rodeada de campos. Una ciudad que aún conserva la atmósfera de su noble pasado renacentista y barroco, y cuyo estandarte es su fortaleza de origen árabe.
Yo conocí Lorca durante esta Semana Santa. Me habían hablado muy bien de la ciudad y tenía ganas de visitarla, así que esperé a las vacaciones de Semana Santa porque me dijeron que las celebraciones de esos días son muy bonitas, y la verdad es que es cierto. En España hay ciudades muy famosas por sus celebraciones de la Semana Santa y, aunque Lorca no es de las más anunciadas, la verdad es que merece la pena visitar la ciudad en esas fechas. Son especialmente renombrados sus desfiles bíblico-pasionales, que han sido declarados de interés nacional, y por algo será.
Un paseo por la historia de Lorca
Si os gusta la historia y queréis conocer todos los secretos de Lorca, existen visitas guiadas en las que os explicarán todos los secretos de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Existen varias leyendas sobre el origen de Lorca. La más popular afirma que fueron un príncipe troyano llamado Elio y un personaje griego llamado Grota quienes fundaron Eliocroca, nombre romano de la ciudad, pero también se piensa que se trata de una combinación de los vocablos Helios (sol) y Kraton (gobierno), que daría como significado “ciudad gobernada por el sol”. A lo largo de la historia Lorca ha sido protagonista porque siempre ha tenido carácter de lugar fronterizo disputado por diversas civilizaciones y culturas que han dejado su huella en este enclave estratégico, paso obligado entre Levante y Andalucía.
Sus antepasados se remontan a la prehistoria, como demuestran las pinturas rupestres halladas en el abrigo del Mojao, y en las cuevas de los Gavilanes. También es seguro el paso de los romanos por la ciudad, ya que queda su testimonio en la columna miliaria adosada a la casa de los Ponce de León, que reza: “Siendo emperador César Augusto, hijo del divino cónsul por XI vez. Habiendo sido generalísimo en XIII expediciones, pontífice máximo”.
Pero, en realidad, Lorca no empieza a cobrar importancia hasta que fue reconquistada por los cristianos en el siglo XIII e incorporada por Alfonso X a la corona de Castilla, representando la defensa cristiana contra el peligro cercano de los árabes andaluces. La reconquista de la ciudad se conmemora cada 23 de noviembre, fecha en la que se celebran las fiestas patronales de San Clemente, con el desfile de la fatwa musulmana y de la hueste cristiana por las calles principales de la ciudad.
El castillo de Lorca, construido por los musulmanes, fue modificado después de la ocupación cristiana, incluyendo en esta reforma las dos torres, una de las cuales (la torre Alfonsina) debe su nombre al rey que la mandó construir. En la actualidad, este edificio medieval mantiene el carácter militar que tuvo antaño. El castillo se puede visitar (podéis comprar la entrada aquí) y, si vais a él, podéis subir a través de la escalera entre los muros del castillo, pasando por los diferentes pisos, hasta llegar a la parte superior de la torre, desde donde podréis disfrutar de una espléndida vista sobre la antigua fortaleza.
En la época medieval Lorca fue un lugar de luchas y disputas, que marcaron el trazado de la ciudad, que aún conserva algún signo de la muralla musulmana. Un ejemplo de ello es el porche de San Antonio, antiguo torreón almenado, que podéis observar en la calle Zapatería.
Como bien digo en el título de mi opinión, Lorca es conocida como la ciudad de los cien escudos. La ciudad cambió durante los siglos XVI y XVII, cuando proliferaron los palacios de marcado carácter barroco y las suntuosas mansiones de hidalgos. Éstos, junto a las diferentes órdenes monásticas que se establecieron en la población, dibujaron el plano de la ciudad y dejaron inmortalizados sus escudos en las fachadas de los edificios. De ahí la gran cantidad de escudos que hay en la ciudad.
Una vez en Lorca os recomiendo un paseo por el casco antiguo, donde encontraremos una de las casas nobles más célebres de la ciudad: la de Guevara, conocida popularmente como Casa de las Columnas. De la casa Guevara destaca el barroquismo de su portada churrigueresca, con columnas salomónicas que enmarcan el escudo familiar. Del famoso palacio de Guevara se pueden visitar el patio y las habitaciones de la planta baja. En las columnas del patio barroco del palacio de Guevara están esculpidos los escudos de la orden de Santiago.
La modernización de Lorca (que había estado anclada durante mucho tiempo en su época musulmana), supuso la expansión de la ciudad mediante nuevas calles y nuevos espacios como la plaza de España, una de las más bellas de la región, utilizada en el pasado como escenario de ejecuciones de los reos. Hoy en día es uno de los puntos desde donde mejor puede observarse la vitalidad de esta ciudad.
El antiguo espíritu de luchas y contiendas que marcó a Lorca se puede apreciar durante las celebraciones de la Semana Santa, especialmente en los desfiles bíblico-pasionales, declarados de interés nacional. Durante esos días, los lorquinos se dividen sobre todo entre dos de las cofradías más importantes, la de los Blancos de la Virgen de la Amargura y la de los Azules de la Virgen de los Dolores, tiñendo la ciudad de ambos colores. El color diferencia los sentimientos de los que pertenecen a una u otra cofradía. Cada una de ellas tiene grupos de personajes del Antiguo y el Nuevo Testamento que desfilan a pie o en carros, rivalizando en la riqueza de los ropajes bordados de los personajes. La cofradía Azul tiene su sede en la iglesia de San Francisco, en la que podemos admirar su maravilloso retablo barroco.
Otro lugar a visitar es el Teatro Guerra, construido en el siglo XIX, es tradicionalmente el núcleo de la actividad cultural de la ciudad.
La ex-colegiata renacentista de San Patricio está situada mirando a la Plaza Mayor, y conmemora la victoria sobre los musulmanes en 1452. También podéis visitarla y comprar la entrada online.
También os aconsejo hacer una visita al Museo Arqueológico Municipal, que está situado en la casa Salazar-Rosso, que es del siglo XVI. Tiene una fachada renacentista que presenta cronológicamente piezas de las sucesivas culturas que habitaron la comarca.
También es un acontecimiento destacado en la ciudad el festival Espirelia, de carácter anual, que aspira a situarse dentro de la ruta de los festivales españoles más prestigiosos, por su mezcla de tradición y modernidad. Este festival se celebra cada año entre los meses de abril y octubre.
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