Parque Natural de s’Albufera

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Antes de que Mallorca fuese descubierta por el ser humano como un importante foco turístico, ya hubo un grupo de seres que se dieron cuenta de las cualidades que tenia la isla como tal, son un grupo de seres a los que desde siempre, en todas las culturas se les ha admirado y envidiado, un grupo de seres que tienen una visual de la tierra mucho más amplia que la nuestra, estoy hablando de las aves. Pues si, las aves llevan muchos más años que nosotros residiendo y haciendo turismo en la isla de Mallorca sin perturbarla en lo más mínimo.

Mallorca, siempre ha sido un punto estratégico en las migraciones de aves desde los países del norte de Europa hasta los del Norte de África y viceversa, para algunas, ha sido un alto en el camino para reponer fuerzas en su viaje anual a África y al Mediterráneo occidental, cuando las condiciones invernales del norte de Europa y noroeste de Asia se hacían insoportables, cuando veían sus países cubiertos de nieve y sus lagos congelados. Para otras, por el contrario, es el lugar ideal para pasar el verano, época que también se hace insoportable en los cuarteles africanos, debido a las épocas de sequía y la elevada temperatura. Para unas terceras, sin embargo, Mallorca es su lugar elegido para anidar y vivir todo el año, dado que las variaciones climatológicas entre las diferentes estaciones, no son tan fuertes como en otros lugares, y se han adaptado a sus cambios. Vamos, en resumen, como el turismo humano, se puede decir 😉 .

Con esta introducción, queda claramente demostrada la importancia de esta isla en cuanto a lo que a migración de aves se refiere, importancia que se puede extrapolar claro está, a todo nuestro país, dada su privilegiada situación geográfica.

Es precisamente por esta circunstancia, por la que destaca uno de los parajes naturales más emblemáticos de Mallorca; el parque natural de S’Albufera. Al igual que su homologa valenciana, aunque más pequeña en extensión, S’Albufera es una entrada de agua tierra adentro que inunda una gran superficie que engloba parte de los municipios de Alcudia, Sa Pobla y Muro, estando protegidas un total de 2.584 Ha por la figura de parque natural (hay una gran parte que no lo está). La declaración como tal, al igual que la del parque natural de Dragonera está también cargada de simbolismo, ya que fue la primera área protegida como parque natural en Baleares, un 28 de Enero de 1988.

La Bahía de Alcudia, situada al noroeste de la isla, es, con sus 30Km de costa, uno de los destinos preferentes del típico turismo de soy y playa cuya práctica hoy en día es extensiva en la isla, llama la atención que este sea también el enclave de una de las mayores alternativas a este tipo de turismo tan extendido.

En el municipio de Port D’Alcudia, en medio de esta zona turística, y de tanta vorágine hotelera y constructiva (incluso hay un hotel cuyos dueños se han tomado la osada libertad de llamarlo “Hotel Parque Natural”, de lujo, eso sí, pero que nada tiene que ver con el parque) se encuentra un camino, un camino que nos lleva a un mundo distinto, un mundo húmedo de puentes y canales que sin duda llama la atención y tiene un gran atractivo en una isla tan seca como Mallorca, un mundo en el que el frenético ritmo y ruido de vehículos, comercios, hoteles y turistas, es sustituido por la calma que nos produce el viento al pasar entre los cañaverales, y por el sonido inconfundible de las aves que pasan por encima de nuestras cabezas, ese camino, es el que nos esta llevando, al parque natural de S’Albufera.

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El valor más señalado del parque, como ya se ha podido deducir, son las aves. En los parques naturales de Baleares, el avistamiento de fauna es una cosa más bien escasa, se podría decir que destacan más por los hermosos paisajes o la vegetación dominante (gran variedad de endemismos (especies únicas) debido a la insularidad). En eso S’Albufera se sale de la horma, y ahí reside su encanto ya que el gran reclamo que tiene para el visitante es la elevada presencia de avifauna.

Con lo que más alucinamos los mallorquines es con la fauna, debido a su escasez en la isla, comprobadlo algún día y veréis jeje, pero bueno, no solo somos los mallorquines los que alucinamos, ya que al parque vienen desde hace muchos años ornitólogos y amantes de las aves y la fotografía de todas partes de España y del mundo (sobre todo de Europa) que reclamaban la protección del lugar desde hace más de veinte años.

Así mismo, la flora, y el resto de la fauna, son también muy importantes, formando junto con el medio, un ecosistema húmedo de gran valor ecológico, como así demuestra su introducción en el catalogo RAMSAR de las zonas húmedas europeas de especial protección, donde también están incluidas las zonas más importantes de nuestro país en este sentido, como Doñana o Tablas de Daimiel entre otras muchas. Otros valores que tampoco se pueden dejar de lado, son los de su historia o su cultura tradicional, que bien merecen ser conocidos.

La historia de S’Albufera, esta marcada por los diversos intentos del ser humano de sacar un beneficio económico de sus recursos, ya en tiempos de los romanos, cuando los canales eran mucho más profundos, se utilizaba como puerto natural para sus naves imperiales, desde allí, también se enviaban a Roma diversas aves con fines gastronómicos.

Los primeros usos agrícolas y ganaderos datan de los tiempos de la dominación islámica, de la que actualmente se conserva el nombre otorgado al lugar (al-buhayra que significa “la laguna”). S’albufera, ha sobrevivido también a varios ambiciosos proyectos de desecación (para los cuales se movilizaron más de 1.500 personas del lugar, que para la población de Mallorca a mediados del siglo XIX era mucho) tanto por motivos agrícolas como sanitarios, esto último debido a la mala imagen que tradicionalmente tienen estos tipos de ecosistemas que se les considera como lugares insanos e improductivos, lo cual es totalmente falso.

También ha pasado por el intento de convertirlo en explotación arrocera por expertos valencianos (arruinada tras una gran inundación en 1906, aunque aún quedan algunos reductos en los que se produce arroz de forma artesanal) y por la construcción de una fábrica de papel que utilizaba el cañizo como materia prima y que acabó cesando su actividad debido a las protestas de los pescadores por el vertido de sustancias químicas a los canales.

Y llegó así la segunda mitad del siglo XX y con ella un cambio radical superior a los que se habían producido a lo largo de su historia, provocado claro está por el proceso de segregación de la propiedad y especulación del suelo con fines urbanísticos que tantos daños ecológicos ha causado en una parte importante de esta zona húmeda y de la isla en general, incluso se ha construido en sus límites una central térmica cuyo impacto visual y ecológico (tubos de refrigeración que pasan por zonas del parque y tendidos eléctricos de los cuales es desgraciadamente conocidísimo el daño que causan a las aves) es lamentable. Pero bueno, al final la historia se repite y una parte de la población sensibilizada se moviliza para en 1985, tras una gran presión popular y científica, conseguir la protección del núcleo de los restos de S’Albufera por parte del estado, al cual se le irán añadiendo diversas adquisiciones hasta configurar lo que hoy en día es la reserva del parque natural de S’albufera.

Parque Natural de s'Albufera mallorca

Como veis, todas las presiones humanas que este bello paraje ha tenido que sufrir y sufre, hacen hoy día de S’Albufera, uno de los lugares naturales más importantes y más emblemáticos de Mallorca que se ha ganado a pulso el ser el estandarte actualmente de los parques naturales de Baleares.

Bueno, centrémonos en lo que sería la visita al parque. Para llegar, lo mas indicado es por la entrada que existe en el municipio de Port d’Alcudia, cerca de allí encontrareis lugares habilitados para el aparcamiento (en todo caso se puede aparcar en las calles contiguas), ya que la visita solo se puede hacer a pie o en bicicleta, el camino que lleva al centro de recepción, transcurre a la vera del gran canal, que es el que une S’Albufera con el mar, os daréis cuenta de que habéis entrado en un mundo diferente lejos de la abrumadora actividad turística del municipio, un lugar en la que se deduce perfectamente porque llaman a Mallorca la isla de la calma, ya que eso es lo que necesitareis para ver este lugar, el cual, en una vista relámpago no puede mostrar todos sus encantos.

La primera parada es el centro de recepción, donde os darán un permiso gratuito, pero necesario para visita, también os darán el folleto del parque, donde podréis ver los diferentes itinerarios para la visita así como los puntos de interés, y también podéis pedir si no los tenéis, unos prismáticos, imprescindibles para ver bien de cerca las aves, eso si no han venido muchos visitantes despistados antes que vosotros. Para ampliar información, os recomiendo que pidáis la guía del parque, si os la dan, que a veces no lo hacen (de todas maneras se puede acceder a su contenido en internet).

Antes de coger algún camino es recomendable que os dirijáis al centro de interpretación de Ca’n Bateman (nombre de uno de los ingenieros ingleses responsables del proyecto de desecación) a pocos pasos del centro de recepción, allí podréis ver la maqueta del parque y apreciar los distintos valores naturales y culturales en una exposición interactiva cuya información os servirá para disfrutar más de la visita, a su alrededor podréis dar un paseo por un pequeño jardín botánico que muestra las especies más características de la flora balear, todas ellas con un cartel para su perfecta identificación.

Y llega el momento de disfrutar de la visita, de los paseos por los malecones, por los caminos y por los puentes, desde donde se puede tener una preciosa vista de los canales y lagunas principales, vale la pena tomarse su tiempo para disfrutar de todo ello, de los caminos en los que casi a modo de túnel nos envuelven los cañizos, y en los que nos puede sorprender la aparición de alguna exótica orquídea, y sobre todo disfrutad de las aves, indudables protagonistas de este lugar, ya sea de las especies sedentarias que viven todo el año, de las estivales a principios de primavera, o de las invernantes cuando ya el otoño toca a su fin (épocas estas dos últimas más recomendables para la visita) haciendo un total de unas 200 especies diferentes de las 300 conocidas en las Islas Baleares, disfrutad tranquilamente, siempre en silencio, desde los observatorios, camuflados para disimular nuestra presencia y llenos de ilustraciones para una perfecta identificación, desde los puentes, en los que veremos los canales en toda su longitud, o desde la torre de observación, muy apreciada porque desde allí con suerte se puede ver a la rapaz más rara de nuestro país, el águila pescadora, disfrutar de esas maravillas imposibles de describir, como el vuelo poderoso de los patos, el grito de la cigüeñuela, el planeo acechante del aguilucho, siempre buscando presa, o de la explosión de colores del abejaruco, maravillas todas ellas que no vale la pena pararse a describir, porque una imagen vale más de mil palabras.

Más información

El horario de visita del Parque es de 9 a 19 horas entre el 1 de abril y el 30 de septiembre, y de 9 a 17 horas entre el 1 de octubre y el 31 de marzo

Teléfono del parque: 971 89 22 50

Normas para visita el lugar:

  1. Respetar la naturaleza
  2. Circular por los sitios indicados con flechas
  3. Respetar el horario
  4. En la medida de lo posible, circular en silencio, podéis espantar las aves
  5. No practicar deporte
  6. Está prohibida la entrada con animales domésticos.

Espero que os haya gustado!

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