Hospital San Juan de Dios

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Hoy voy a escribir sobre el Hospital de San Juan de Dios de Granada, y para ello, lo haré de una forma un poco peculiar explicando toda su historia y puntos más importantes pero contado desde el punto de vista de un turista, desde el punto de vista de un médico, desde el punto de vista de un religioso y desde mi propio punto de vista.

San Juan de Dios para el turismo

¡De lujo! Esto de que este edificio se halle en todo el centro es un acierto. Así deberían estar todos, bien juntitos, que a veces se me calientan las sandalias de tanto andar. Me va a dar tiempo a ver también la Alcaicería y la cripta de la catedral. Le echaré unas fotitos, muchas no que después me quedo sin ninguna y me da un coraje…

La fachada parece barroca, por esas cuatro columnas enmarcando tan voluminosa entrada, y por ese frontón superior. Así distingo yo al barroco, en que la pared se torna volumen. Pero es un barroco muy serio porque el barroco rompe con la estética rectangular del gótico y busca la curva y la ondulación. Esta fachada es muy recta, muy clásica ella. ¿Qué dice el folleto? ¿Qué la hizo J.Bada? ¡Ni idea de quien era! A mí sacándome de Herrera y de Lope de Vega no me suenan más arquitectos de la edad media.

Está claro que es un convento, todas estas construcciones se parecen mucho. Pero tiene iglesia, eso es fácil de adivinar para un lince como yo. No recuerdo dónde leí que hace un par de siglos se ordenó que todas los edificios religiosos tuvieran una espadaña en lo más alto. No se me escapa una.

Habrá que entrar, que ya le he echado cuatro fotos a la portada.

¡Qué bonito! A mí es que estas cosas medievales me encantan. En todas las casas grandes andaluzas hay un patio en el centro. Bueno, en todas las casas grandes de todas partes, porque es típico de los monasterios y conventos el claustro. ¡Pero, qué bonito es!

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Con sus arcos de medio punto, sus columnas delgaditas, esos capiteles de castañuelas (siempre igual, en los capiteles de los claustros se desborda la imaginación de los artistas, se permite de todo).

No me había fijado con la prisa en el portal del claustro, muy clasicista pero también tiene su toque. ¡Ondia!, con la bulla tampoco me había fijado en las pinturas. Si es que este estrés me va a matar. A ver, muy gracioso, ¿esto será de Velázquez o Murillo? No creo pero me parece recordar que algunas órdenes religiosas se inmortalizaron a base de famosos pintores. Claro que ésas eran las órdenes religiosas con dinero, las que se dedicaron a los pobres como los hermanos de San Juan de Dios no podían contratar artistas famosos.

¡Qué bien! Me gastaré unas fotitos en estos cuadritos. Plasman la historia del fundador. El otro claustro lo dejaré para otro día.

La iglesia me gusta menos, es muy sencillita. Planta de cruz latina, con sus bóvedas de cañón y su cúpula luminosa sobre el crucero. Lo más curioso son las molduras y esas pilastras tan grandes. El retablo no está mal, esos cuadros son de un tal Bocanegra, ¡joder, vaya nombrecito!

Bueno, me voy ya que se me va el día y me queda mucho por ver.

El hospital de San Juan de Dios para un médico

Desde luego las Administraciones no tienen vergüenza. ¿Cómo han podido dejar que este Hospital de Caridad se cerrase? Ahora se pondrán a montar actos culturales, exposiciones sobre el pasado… ¡Qué silencio hay!

En 1552 se inauguró este Hospital destinado a quienes carecían de recursos. Tiempos vocacionales aquellos, igualito que hoy en día.

El santo logró edificarlo a base de limosnas, siendo el primero de su Congregación. Es parte viva de la historia de la medicina en España. Fueron unos adelantados, porque aquí se distribuía a los pacientes por enfermedad. Las primeras cuatro salas las repartieron en calenturas, heridas, incurables y mujeres.

Funcionaba con un estilo admirable. Antes de cada ingreso el rector les confesaba y se reunían sus datos para crear un historial clínico. A diferencia de la desastrosa atención hospitalaria de la época aquí se trataba a los pacientes con verdadero amor: se les lavaba con periodicidad, se les mantenía en un entorno de limpieza y asepsia, existía un servicio de vigilancia nocturna, se individualizaba la dieta. Se trataba al paciente como si fuera un hermano.

En 1776 se convirtió en Facultad de Medicina por una Real Provisión de Carlos III. Este Hospital era un ejemplo para todo el mundo sanitario, por lo que los estudiantes pugnaban por conseguir plaza en la universidad granadina para poder aprender “in situ” sus métodos.

Pero, en 1835, Mendizábal expropió muchos bienes eclesiásticos. Lo que hasta entonces había funcionado maravillosamente, bajo la dirección de los hermanos de San Juan de Dios, pasó a ser dirigido por una Junta de Beneficencia y la Orden tuvo que irse. Se convirtió en el Hospital Provincial de la Diputación de Granada, que hace una década lo cedió al Servicio Andaluz de Salud.

¡Qué lástima cómo está todo! ¡Qué dejadez! ¡Cómo se nota lo que se hace con amor! Ahora este Hospital, modelo durante gran parte de su historia, es una casona ruinosa que la Caja General de Ahorros de Granada quiere restaurar en un centro cultural de exposiciones.

Claro que la Orden se ha opuesto y quieren que se les devuelva este edificio para volver a utilizarlo para lo que fue construido. ¡Gente curiosa estos monjes!

Quieren reabrir este Hospital para desmasificar su Centro de San Rafael trasladando aquí varias unidades: la de Alhzeimer, el albergue, el comedor social, etc.

¡Dios, qué poca importancia se le da en este país a una asistencia de calidad!

Para los religiosos

8 de marzo, festividad de San Juan de Dios, patrón de enfermos, enfermeros y bomberos. ¡Que ejemplo de hombre!, ¡Qué santo tan grande, tan santo!

Nació en Montemayor la Nueva (Portugal), en 1495, en el seno de una familia pobre. A los 12 años se marchó de casa siguiendo a un sacerdote.

A los 14 se ganaba la vida como pastor cuando se encaprichó del santo la hija del ganadero. ¡Qué ejemplo me da su vida, tan ejemplar, tan santa! Renunció a convertirse en heredero de todo y se marchó a la milicia.

Como soldado no destacó, no podía destacar este soldado de Dios en las guerras europeas de Carlos V por muy religiosas que éstas fueran. Su coronel le mandó ahorcar porque se durmió estando de centinela y los protestantes se lo llevaron todo. Pero se encomendó a Nuestra Señora y ésta movió a compasión el corazón de sus superiores.

Estando en A Coruña se enteró de que su madre había muerto de pena, tras irse él, y que su padre había ingresado en un convento.

Arrepentido marchó a Ceuta en pos de martirio, pero su confesor le hizo comprender que no era ése el camino.

La Divina Providencia le empujó a hacerse, en Gibraltar, vendedor ambulante de estampitas, rosarios y misales. Fue entonces cuando tuvo la primera visión, ¡qué envidia!, camino de Granada. Ayudó a un niño pobre y éste le profetizó que “Granada sería su cruz”. Al ver en el camino a un niño descalzo le cargó sobre sus hombros, hasta una fuente donde pararon a descansar, mostrándole el supuesto niño, transfigurado en Jesucristo, una granada con una cruz en el centro.

Así fue, en 1538, el hombre se hizo santo en Granada. Todo empezó en una predicación del Padre San Juan de Avila. El santo comprendió que Dios le llamaba, se arrodilló, gritó pidiendo misericordia y perdón y se lanzó a predicar por las calles granadinas. Yo no tengo valor para eso, por ello él es santo y yo un simple religioso. O quizás no sea mi camino.

A tanto llegó su piedad que en el confesionario le dijo la predicador que quería como penitencia sufrir muchísimo, haciéndose el loco para que todos le humillasen públicamente. Nunca entendí el profundo fervor de estos santos, esa vocación por sufrir para merecer el perdón de Dios.

En efecto, regaló lo que tenía y se lanzó a la calle predicando la grandeza de la misericordia divina. Le trataron como lo que parecía, a pedradas. Acabó en el manicomio donde recibió palizas, el tratamiento de aquellos años oscuros.

Pero San Juan era mucho santo y les dio todo un ejemplo de santidad. Mientras le golpeaban rogaba a Dios por el alma de sus maltratadores y les pedía que tratasen menos brutalmente a los enfermos.

Allí debió comprender lo que Dios quería de él. Porque en cuanto salió alquiló una casa en mal estado y fundó un Hogar de los Pobres. Acogía a todo el que se acercaba a su puerta, ¡qué corazón, Dios mío!, ya fuese enfermo, viejo, loco, huérfano, a todos. El los cuidaba con todo su amor, hallando en esa entrega a los demás la vocación de servicio, su camino hacia Dios.

Lo asombroso es la forma de mantener a aquella comunidad de desahuciados. Por las noches recorría las calles de Granada haciendo sonar una olla vacía, pidiendo que se la llenasen con los restos de la comida diaria. Al grito de “¡Haced el bien, hermanos, para vuestro bien!”. Cuando volvía limpiaba su pequeño Hospital de caridad y dormía de madrugada, cuando sentía que sus acogidos estaban cuidados.

El obispo le puso el apodo de “Juan de Dios” y le regaló una túnica negra, porque el santo le daba su ropa a los pobres.

Se cuentan muchos milagros suyos. Cierta vez que ardía su Hospital sacó a todos los que no podían hacerlo por sí solos cruzando entre las llamas numerosas veces. Por aquel milagroso hecho se le considera el patrón de los bomberos.

Tanto se volcó a los demás que su salud se resintió, sobre todo las articulaciones de las piernas comenzaron a padecer con el frío nocturno. Una dama piadosa se lo llevó a su casa para curarle, pero ya era demasiado tarde. En 1550, otro 8 de marzo, cayó muerto rezando de rodillas.

Beatificado en 1630 por Urbano VIII y canonizado en 1690 por Alejandro VIII, es tood un ejemplo a imitar. Una vida de ésas que iluminan este materialista mundo de pecado. León XIII le declaró “patrón celestial de enfermos y hospitales”.

¡No entiendo el por qué este ejemplo de santidad es tan poco conocido! Vivimos en un mundo de ateos.

Mi opinión

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Desde el punto de vista arquitectónico este edificio tiene poco que enseñar, pero destila tanta historia que se siente al caminar por estos vacíos pasillos.

Aquí se hizo realidad el sueño de un visionario y es escribió una hermosa página de solidaridad. Con el tiempo aquella utopía, aparentemente irrealizable por la escasez de medios, se convirtió en uno de los más gigantescos proyectos de servicio al prójimo que la historia ha dado al mundo.

Tienen más de dos centenares de Casas de Pobres a lo largo de todo el planeta. Hospitales cercanos son el Centro de San Rafael (Granada), y los de Córdoba, Sevilla, Jerez, Aljarafe y Tenerife.

Yo no sé si San Juan de Dios estaba loco, ni me importa. Sólo sé que bendita locura la suya, que dio tanto amor a quienes tanto necesitaban. ¡Ojalá tras cada fachada barroca hubiera un corazón tan grande como el suyo! ¡Dios mío, cuántas cosas te pueden contar cuatro piedras silenciosas!

Si la historia de este personaje te apasiona, su museo se halla en la Casa de los Pisa, donde murió, en la Plaza Nueva. Se permiten las visitas hasta mediodía, sus tlfos.: 958/22 21 44/74 48, su fax: 958/22 74 43. Es gratis aunque te piden un donativo en la entrada para el asilo (¡oh, perdón, ahora se llaman residencias de la tercera edad!) que tienen en su parte trasera.

Todo esto y mucho más se puede encontrar tras esta sencilla fachada barroca. Te invito a sumergirte en su historia, te aseguro que late.

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