Siguiendo con mis visitas por Portugal del verano pasado, esta vez le ha tocado el turno al precioso Palacio de Ajuda, cuyo interior bien vale una visita.
El palacio Nacional da Ajuda es uno de los pocos monumentos que todavía me faltaban por conocer de Lisboa, pero hoy, aprovechando que era domingo y que en Lisboa hacía fresquito hemos aprovechado para ir a verlo, ya que los domingos buena parte de los museos y monumentos portugueses son gratis. Hay descuentos para jubilados y estudiantes. Profes y periodistas no pagan, siempre que puedan acreditar su condición.
Esta en la zona de Ajuda, en una colina por encima de Belem. Está comunicado con el centro de la ciudad por autobús (el 760).
Contenido de la Guía
Un poco de historia
El palacio nació como residencia de verano real en el siglo XVIII, pero después del terremoto de 1755 pasó a ser la residencia oficial hasta 1910, cuando se instauró la República. El rey don José se instaló allí después del terremoto y el maremoto posterior, aunque sólo estuvo listo en 1761.
En él trabajaron arquitectos italianos y locales y los materiales tenían que estar a prueba de terremotos. Los interiores tenían que contar con los mejores muebles de la época, muchos de los cuales se conservan todavía hoy y son los que se ven en la visita.
Esta construcción es de estilo neoclásico y tiene una particularidad: lo dejaron sin terminar. El motivo es que durante la realización de las obras la familia Real se vio obligada al exilio en Brasil. No sería hasta 1861 cuando realmente se convirtió en la residencia de los monarcas, con la subida al trono de Luis I y su posterior enlace con María Pía de Savoya.
La visita al Palacio Nacional de Ajuda
El exterior del palacio, para qué nos vamos a engañar, no es especialmente atractivo y bello, aunque se trata de un cofre que guarda bonitos tesoros. A mi modo de ver, uno no se da cuanta del interés que tiene este edificio hasta que visita el deslumbrante interior.
Y es que los salones de este palacio tienen una decoración exquisita, con sedas, porcelana de Sèvres unas lámparas de cristal extraordinariamente grandes y bonitas. Uno de los salones más llamativos es el salón de Sajonia; en él los muebles están decorados con porcelana de Meissen.
El recorrido por el interior está perfectamente delimitado con lo que no hay pérdida, una vez que se llega al final del primer piso, una de las encargadas abre una de las «cuerdas» que delimitan el recorrido, para dar acceso al segundo piso y poder ver el resto de las estancias.
Del palacio se pueden visitar (en dos plantas) buena parte de los aposentos privados del rey y de la reina, la sala de música, las salas de recepciones y por supuesto el comedor, que tiene la mesa puesta y preparada con todo lujo de detalles. Así mismo también destaca la sala de billares y sobretodo la habitación de la reina, toda en azul para que así destacase aún más su cabellera rubia. En la planta superior el salón del trono y numerosas salas bien grandes. Todo conlleva una visita de aproximadamente tres horas.
Una de las habitaciones más impactantes es una con varias mesas gigantes, repletas de sillas, donde debían hacer unos pedazos banquetes que no veas, tiene incluso más lujo que mucho de los restaurantes que hay de boda con unas cortinas super bonitas, una maravilla poder hacer la comida ahí de boda, pero lamentablemente solo está para visitar.
Tiene también una zona donde se guarda el carruaje donde se trasladaban los reyes.
Me gusta también un sofá que tiene que es redondo. Es super llamativo la cantidad de tapices que tiene también dicho palacio, pero tapices que tienen muchísimo trabajo para hacerlos.
La sala de los reyes en la cual recibían a los vasallos y demás es impresionante con dos sillas muy bonitas, después como una especie de cortina detrás y arriba del todo una corona dorada, vamos espectacular.
Lo que es curioso que para ir a las habitaciones tienes que recorrer gran parte de palacio, antiguamente no podías tener intimidad, porque para moverte tenias que pasar por las habitaciones jeje.
Ni que decir que tiene unas pedazo de lámparas el palacio en general que son una pasada, con muchísimas lagrimas y gigantes.
Para el turista, aunque no este tan vendido como otros sitios, sin duda es visita obligatoria, yo dejaria de ver otros sitios más vendidos por ver este palacio y es la verdad porque resplandece en hermosura y grandeza y sobresalta por encima de otros lugares, al menos en mi opinión.
Sin duda tenéis que verlo y no solo como visita personal, sino porque es un palacio de reyes ciertamente, tiene todo lujo de detalles, es grandioso.
Ingeniero de Telecomunicaciones y viajero incansable, trato de descubrir la historia y belleza de cada rincón del lugar que visito, por simple o sencillo que pueda parecer para dar a conocer al mundo sus secretos. ¿Te gusta viajar? Acompáñame en este viaje y disfruta conmigo del mundo. Los textos que encontrarás en esta web han sido escritos por muchas personas contando su experiencia en el lugar visitado, la web no se responsabiliza de la exactitud, lo actualizado que está su contenido y las opiniones vertidas en los textos. Si tú también quieres contar tu experiencia, puedes escribirnos un mensaje.