Paseo en barco por el Tajo

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Hoy quiero hablaros de una experiencia reciente, muy reciente, que por fin he podido vivir y disfrutar en mi adorada Lisboa. Se trata de cruzar el estuario del río Tajo, el conocido como Mar de la Paja, desde Lisboa a la otra orilla.

Era algo que aún no habíamos hecho y que ya iba siendo hora. Especialmente en una ciudad como Lisboa, donde el profundo azul del Tajo forma parte íntimamente de la ciudad, y sin él, ella no sería la misma.

Parece mentira. No sé si fue en el primer o en el segundo viaje a Lisboa (que ya ha llovido de ambos en cualquier caso) cuando nos enteramos de los barcos que desde Cais do Sodré, al lado de la Baixa, atraviesan el Mar de la Paja (o el estuario del Tajo) para ir a la otra orilla.

bahía de lisboa

Siempre nos pareció una idea estupenda, coger uno de esos barquitos e irnos a la otra orilla. No exactamente por ver lo que hay a la otra orilla (que algo habría, pero no sabíamos ni qué, sólo que eran ciudades industriales) sino por el paseo en sí.

Yo siempre he disfrutado mucho de los paseos en barco por diversas ciudades, y en el caso de Lisboa me faltaba esa experiencia, además de que la vista de vuelta hacia Lisboa tenía que ser muy bonita.

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El caso es que X años después seguíamos igual, sin habernos dado un paseo en barco por el Tajo. Pero en este último viaje, por fin encontramos tiempo para disfrutar de ese viaje en barco por el Tajo.

Barcos de gente trabajadora

paseo en barco por el tajo sobre el puente 25 de abril

Deciros que los barcos de los que os hablo no son comerciales. Nada que ver por ejemplo con los paseos turísticos de carácter comercial que podéis tomar en Oporto y que os llevarán por los siete puentes de la ciudad sobre el río Douro. En el caso de Lisboa, se trata más bien de grandes ferries que son utilizados por la gente trabajadora para cruzar el Tajo en ambos sentidos.

La verdad es que desconozco si existen barcos comerciales, más estilo turistada para guiris, en Lisboa, pero la verdad es que no me suena.

Frente a Lisboa existen varias poblaciones (Calcinhas, Barreiro, Almada…) que podemos ver en el horizonte desde la bella Lisboa, a la otra orilla del Mar de la Paja.

Estas poblaciones son mayoritariamente ciudades-dormitorio, donde viven muchísimas personas que trabajan en Lisboa, ya que las casas allí entiendo que serán mucho más baratas que en la capital lusa. Todas esas personas toman el ferry para ir a trabajar a Lisboa y lo vuelven a tomar tras acabar su jornada.

Velero en el tajo

Pero en algunas de esas poblaciones también existen industrias y fábricas, por lo que ocurre justamente al revés, que personas que viven en Lisboa toman el ferry para ir a trabajar a Calcinhas por ejemplo y luego de regreso a su casa en Lisboa tras haber finalizado su jornada laboral.

Los barcos son enormes, muy nuevos, casi último modelo y debido a que se utilizan como transporte público para trasladarse al trabajo, funcionan bien, son rápidos y tienen bastante frecuencia (nosotros fuimos fuera de hora punta y salían cada 20 minutos, entendiendo que en hora punta seguro que la frecuencia es mayor.

Lo bueno de ir fuera de hora punta es que el barco iba como al 20% de su capacidad, de manera que ni había colas, ni tuvimos problemas para encontrar sitio o incluso situarnos en primeras filas para aprovechar las vistas, especialmente a la vuelta.

Vistas desde el tajo

Me gustan especialmente estos barcos de la clase trabajadora, los prefiero a las turistadas para guiris. De hecho, por ejemplo en nuestra visita a Estambul cogíamos los ferrys de trabajadores para cruzar también a la otra orilla. No tenían nada que ver con éstos (eran mucho más cutres y viejos) pero costaban dos duros y especialmente al anochecer hicimos unas fotos maravillosas con las espectaculares vistas de los minaretes de las mezquitas a contraluz: maravilloso!!!! Pero ésa es otra historia…

En este caso, fuimos por la mañana, pero aún sin puesta de sol (que seguro que lo hace aún más bonito) nos gustó mucho el viajecito en barco, especialmente la vuelta, en la que te vas acercando a Lisboa y vas apreciando poco a poco los bellos perfiles de la Alfama, la Baixa, el Bairro Alto… otro enfoque… sencillamente precioso.

Datos prácticos

Atardecer en el tajo de lisboa

Los Barcos salen de la Estación de Cais do Sodré. Cais do Sodré es un nudo fundamental en el transporte público lisboeta, ya que hasta allí llega el metro (es la última –o la primera, según se mire- estación de la línea verde), por allí pasan varias líneas de ferrocarril y de allí salen los barcos que van a la otra orilla.

Si vais, podéis consultar previamente los horarios, aunque para que os hagáis una idea, como os decía antes, fuera de hora punta los trenes salen cada veinte minutos, por lo que mucho no esperaréis.

Los tickets se sacan allí mismo, aunque he de decir que la tarjeta 7 colinas (que nos sirve para el metro, los elevadores, tranvías y autobuses de Lisboa) no nos sirve. De hecho, resulta un poco lioso, ya que las tarjetas para los barcos son prácticamente iguales que las utilizadas como abono 7 colinas.

Atardecer en el río tajo

De hecho, sólo se diferencian en que tienen los bordes redondeados (mientras que las de 7 colinas tienen cuatro esquinitas) y el inicio del código es diferente. Vamos, que no sirven las de 7 colinas, nos pasó lo mismo con los billetes de tren, un lío. De todas formas, como hay ventanilla con persona física incluida, no os tendréis que matar con una máquina y os resultará sencillo.

El precio de cada billete es de alrededor de 2€. No lo recuerdo exactamente, pero creo recordar que el trayecto de ida y vuelta costaba 3,85€ si los sacabas conjuntamente. Pero ya digo, no podría asegurároslo al 100%, pero más o menos ése era el precio. Tenían descuentos para mayores de 65 años, pero para niños no (al menos niños de 8 años). En cualquier caso, podéis consultar cuantas tarifas queráis allí.

El trayecto hasta la otra orilla dura aproximadamente 20 minutos y una vez allí, podéis volveros en el mismo barco (que para unos 15 minutos allí) o esperar al siguiente, que también saldrá cada 20 minutos.

paseo en barco por el tajo

Lo bonito es el trayecto en barco, porque al otro lado no hay absolutamente nada que ver, al menos en Barreiros, que es donde nosotros fuimos. Así que, con las mismas, nos volvimos a coger el mismo barco.

El barco tiene dos plantas, una superior y otra inferior. Desde arriba obviamente las vistas son mejores, pero sobre todo es importante coger buenos asientos en las primeras filas, especialmente para el trayecto de vuelta, que creo que es el verdaderamente bonito, ya que te permite ver los perfiles de Lisboa y sus barrios principales. Sólo ya por eso merece la pena el viaje.

En otros barcos de este tipo en otros lugares podías salir a la parte exterior del barco, para que te diese el aire y hacer fotos. En estos barcos no es posible, por lo que tendrás que aguantarte con ver a través de los cristales y también sacar fotos a través de ellos, una pena.

Mi experiencia y opinión

paseo en barco por el tajo

Me encantan los barcos, no dejo pasar nunca la oportunidad de hacer un crucero en barco por las ciudades que ofrecen este tipo de actividades. Lo he hecho en lugares como París, Londres, Oporto, Estambul, Budapest, Brujas, Amsterdam… y ahora también en Lisboa.

Me gusta subirme a los barcos y mirar el profundo azul del mar o del río, pero sobre todo la visión diferente que te proporciona de la ciudad en sí. Conozco bastante bien Lisboa después de tantos viajes, pero no conocía la visión de la ciudad desde el barco, y resulta francamente preciosa.

Cuando te vas acercando a la bella Lisboa, a esa ciudad que me tiene robada el alma y parece que el corazón se te va acelerando, como cuando vuelves a casa después de una gran ausencia.

Ésa es la sensación que yo tengo al entrar en Lisboa en avión y sobrevolarla. Es exactamente la misma sensación que tuve al aproximarme a ella desde el Mar de la Paja, a bordo del barco que raudo y veloz nos acercaba a sus perfiles únicos de saudade.

Lo único que lamento es que la mañana que decidimos hacer nuestro periplo hasta la otra orilla no hacía sol, sino que estaba más bien nublado. Eso hizo que las vistas no fuesen tan bonitas como lo serían en el caso de haber hecho mejor día.

Pero teniendo en cuenta que hemos tardado años en acercarnos a Cais do Sodré a coger el barco, ahora que ya sabemos cómo hacerlo y lo fácil que resulta, estoy segura de que repetiremos más o menos pronto. Incluso sería especialmente bonito hacerlo al anochecer, así que apuntado queda para poder disfrutar también esa experiencia en el futuro. Espero que no tardemos tanto para la próxima vez.

Por ello, si queréis tener una idea completa de Lisboa, conocer también su visión desde el Tajo que la arrulla y la besa, que la llena de saudade, tenéis que experimentar también un viajecito en barco como el que nosotros hicimos. Merece la pena, no es caro y te ayudará a enamorarte un poquito más de Lisboa, siempre que eso sea posible.

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