Hoy voy a hablaros de Vélez Blanco, un bonito pueblo que conocí cuando estuve de vacaciones en Almería, ya que me dediqué a recorrer gran parte de la provincia. Vélez Blanco es la capital del marquesado de Los Vélez, y destaca por sus casas blancas al amparo del esbelto castillo renacentista construido en lo alto de la colina, sobre los restos de una antigua alcazaba musulmana.
En mi opinión, Vélez Blanco es el pueblo que cuenta con el paisaje más verde de toda la provincia de Almería. Yo diría que, la comarca de los Vélez, es como un oasis en el norte de la árida Almería. Si viajáis a Vélez Blanco os recomiendo que, a tan sólo unos kilómetros del pueblo (a las afueras), visitéis la cueva de Letreros, que es una de las muestras más importantes de arte rupestre de la península, y ha sido declarada patrimonio de la humanidad.
En la comarca de los Vélez abunda el agua que hace reverdecer los campos. Los árabes se instalaron en la comarca y dejaron decenas de aljibes como testimonio de su paso por el lugar. Más tarde, los nobles cristianos conquistaron el territorio y lo repoblaron, estableciendo uno de los señoríos más florecientes del sureste español: el marquesado de Los Vélez. El escudo del marquesado de Los Vélez está compuesto por tres rocas que emergen del mar, coronadas por una ortiga de siete hojas.
Os preguntaréis por qué se conoce con el nombre de marquesado de Los Vélez, y es porque, recién nombrado marqués de Los Vélez por los Reyes Católicos, don Pedro Fajardo y Chacón se instaló en la localidad de Vélez Blanco en 1503, y convirtió la villa en capital del marquesado. La colina que coronaba el bello paisaje albergaba en su cumbre las ruinas de una antigua alcazaba musulmana y, sobre ellas, el nuevo marqués decidió construir un castillo que dominara desde lo alto y que fuera símbolo de su poder.
De esa antigua alcazaba aún se conservan bajo el patio los cimientos y la estructura del aljibe, así como restos de los lienzos de la muralla en el barrio de la Morería.
El nuevo castillo trató de ser moderno arquitectónicamente hablando. Así, el estilo gótico tardío impuso una silueta de muros macizos y almenas, adoptando un aspecto de gran fortaleza de defensa. Para los patios interiores se decantaron por el estilo renacentista, que se nota en las columnatas y en la decoración escultórica. Además, también se deja notar la influencia morisca, ya que sus aires sureños impregnan la construcción.
Desde el castillo de Vélez Blanco, hay excelentes vistas sobre la región.
El patio de las caballerías precedía a la entrada del castillo. Esta entrada está situada a unos 10 metros de altura. Al alcázar se accedía por el tradicional puente levadizo. El puente de acceso al alcázar está flanqueado por dos arcos de piedra. Como curiosidad os diré que, originalmente, este puente era levadizo y, actualmente, es fijo. El puente estaba protegido por muros, y jalonado por dos arcos de piedra. En el interior, se alzaba la torre del homenaje dominando el horizonte, mientras que el patio de honor se presentaba como la joya indiscutible del nuevo edificio. Estaba realizado en mármol, tenía una doble galería de columnas corintias y arcos, y estaba decorado con esculturas renacentistas. En 1904, el patio fue expoliado y vendido, y actualmente se encuentra en el Metropolitan Museun of Art de Nueva York.
Por su parte, el pueblo de Vélez Blanco creció a los pies del castillo, y sus casitas blancas se fueron desparramando por las laderas de la colina, y formando empinadas callejuelas entre barrancos y fuentes. Esa es una de las cosas que más llaman la atención del pueblo: sus empinadas calles sorteando los barrancos de la población. La calle Corredera es el eje vertebral de Vélez Blanco. Además, algunos de los bellos edificios que os encontraréis mientras paseáis por la ciudad son el convento y la iglesia de San Luis (fundados por el segundo marqués de Los Vélez en 1572 y con una fachada de estilo plateresco), las iglesias de Santiago y de la Magdalena (ejemplos de la arquitectura renacentista), así como la Casa de los Arcos (del siglo XVIII).
De Vélez Blanco destacan también sus fuentes, que tienen su historia y un lugar destacado en el pueblo. Una de las más antiguas es la Fuente de los Cinco Caños, que luce una inscripción en latín que dice que quien bebe de ella jamás olvidará su sabor.
Vélez Blanco es un lugar que os encantará. Allí no encontraréis la aridez propia de Almería ya que, la campiña de Vélez Blanco se beneficia de la abundancia de agua de la comarca y ofrece a los visitantes unos campos repletos de flores donde relajarse bajo el sol.
Si estáis pensando en visitar la localidad, os comento que, en la segunda semana de Agosto, tienen lugar las fiestas en honor del Santo Cristo de la Yedra. Estas fiestas populares se remontan al siglo XVI, y están relacionados con la lucha contra los moriscos. Entre los actos que se celebran destacan el lavado de las llagas del Cristo con vino, el reparto de vino entre los vecinos, la fiesta de la pólvora y la procesión.
Otro lugar de interés que conviene visitar en la zona es el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, un espacio protegido de más de 22.000 hectáreas verdes, pobladas por una variada fauna.
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