Sin alejarnos demasiado de Lisboa y en el triángulo mágico donde se concentra gran parte de la representativa arquitectura portuguesa Mafra-Sintra-Queluz, hoy me decido por ir más al norte para visitar el palacio – basílica – convento de Mafra, una obra inmensa y que sin duda es la mayor obra religiosa de todo el vecino país. En él se inspiro José Saramago para escribir su magnífica obra “Memorial del Convento” donde nos relata cómo, dónde y por qué se construyó y de paso le añade una historia mágica para que las obras de semejante conjunto no se nos hicieran eternas.
La ciudad de Mafra es pequeña y sin más alicientes que el monasterio, pero solo por él merece una visita. Sus dependencias cubren una superficie de 4 hectáreas.
Contenido de la Guía
Dónde está Mafra
Se encuentra a 40 Km. de Lisboa, es un pequeño pueblo sin importancia, cuya principal y única atracción es el monasterio. Para llegar hasta allí tenemos que coger la auto-estrada do Oeste (A8) con salida Mafra.
El Palacio de Mafra
La fachada principal tiene 220 m de longitud y esta flanqueada por dos torres de 68 m. de alto. 114 campanas amenizan los domingos de verano por la tarde con sus conciertos de carillón.
Cuenta con 880 salas y cuartos, 300 celdas, 4.500 puertas y ventanas, 154 escaleras y 29 patios. Para realizar el trabajo fueron necesarios más de 50.000 trabajadores. Gastaron 94.250 kilos de oro y diamantes, 4.785 kilos de plata y 229.130 kilos de cobre.
La escalinata a la que hay que subir para acceder al Palacio consta de dos basamentos con forma cuadrada, y un acceso con forma de concha. El más alto está decorado con diseños en forma de abanico.
La fachada (me voy a repetir un poco) es impresionante, y tiene un aire que nos recuerda a El Escorial.
Consta de un cuerpo central o basílica, con cinco arcos desde los que se accede al interior. A ambos lados del edificio hay dos esbeltas torres campanarios de 68 m. de altura y a continuación de cada una de ellas surgen los dos pabellones de la fachada, que forman parte del resto del edificio, rematadas por otras dos torres, mucho más gruesas, más bajas, con cúpulas de estilo bulboso. En total hay 220 m., aproximadamente, de fachada.
La basílica es de mármol de Carrara, de color blanco, mientras el resto del edificio es de un color grisáceo (pabellones) o terroso. Es de estilo barroco pero tendiendo a lo austero. Es el único edificio con dos carrillones, la explicación es sencilla cuando al rey Joao le dijeron que el importe del carrillón era de 400 doblones de oro, él respondió que por ese precio le harían dos.
Antes de entrar a la basílica obra maestra de la arquitectura del preiodo joanino, hay 40 esculturas de santos en el vestíbulo que invitan a pasar al interior revestido de mármol, con 11 capillas, 45 tribunas, 21 retablos y bajo relieves en mármol de Carrara, 6 órganos . Dentro de las torres se encuentran los cuatro carrillones, dos mecánicos y dos manuales cuyo peso total es de 217 toneladas en bronce. Este monumento fue capaz de resistir el terremoto de 1755.
Fue mandado o mandada (aquí depende porque hablamos de un Palacio-basílica-convento todo en uno) construir por el rey portugués Juan V, el Magnánimo, para conmemorar el nacimiento de su primogénito, que fue niña. Las obras se encargaron al arquitecto alemán Ludwig, aunque trabajaron también romanos, que por supuesto dejaron sus huellas estilistas en el mismo. Hablemos también de los operarios, que son los que sufren el trabajo, el calor, el frío, los accidentes,…: fueron necesarios unos 50.000 obreros durante 13 años (bueno, esto de las cifras es totalmente discutible, ya que en diferentes informaciones aparecen números completamente distintos, así que no haced mucho caso de estas cifras).
En definitiva, así me explico el nacimiento del pueblo de Mafra: todos estos obreros se trajeron a sus familias, con ellos llegaron los comerciantes que se instalaron para cubrir las necesidades de esta naciente población, junto con doncellas, sirvientes, médicos, enfermeras, maestros, artistas, panaderos…
Bien, ¿de dónde se sacó el dinero para llevar a cabo esta obra?, pues del oro de Brasil. Y así también son de allí las maderas preciosas utilizadas para el mobiliario y la decoración.
Una vez dentro podemos visitar el museo, la farmacia y enfermería, la cocina. Subiendo al segundo piso nos encontramos con las habitaciones reales, la sala de caza, las celdas de los monjes conventuales y la magnífica biblioteca con unas 40.000 obras.
Las estanterías están hechas en madera exótica procedente del Brasil, posteriormente iban a ser revestidas en pan de oro, pero la obra se quedó inacabada por falta de presupuesto. Tiene 83 metros de largo, por lo que según nos contó el guía para los príncipes que habitaron el palacio venir aquí era una verdadera fiesta ya que se deslizaban en patines. El local esta iluminado con luz natural, por lo que la mayoría de los libros ha perdido su color original al estar totalmente desprotegidos de los perjudiciales rayos de sol.
El acceso a la biblioteca solo esta permitido a investigadores y con cita previa.
En su interior tiene un claustro con jardín.
Materiales de construcción: mármoles (de color blanco, gris, rosa), jaspe, maderas nobles, pino, nogal,…
Echadle una hora y media aproximadamente a la visita. Posiblemente al ser una excursión solo de horas no se necesite alojamiento o mejor reservar en Lisboa por eso del ambientecillo nocturno, pero si preferís el descanso y el placer del campo aquí va mi recomendación, para quien se lo pueda permitir: Pousada Do Castelo en Obidos.
Tapada de Mafra
Junto al palacio se encuentra la Tapada nacional de Mafra, antiguo parque de recreo real para la caza formado por una zona arbolada de relieve irregular cruzada por cursos de agua en torrente. Fue ideado tras la fundación del complejo conventual y del palacio real. Se incluye en él un museo de caza y otro de coches de tracción animal del XIX.
Un trenecillo la recorre de lunes a sábados. Nosotros no hicimos el recorrido porque al estar en pleno agosto y después de recorrer el palacio, el monasterio y la basílica ya era mediodía y el calor era insoportable por lo que optamos por irnos a comer a la playa.
Conclusión
Si disponéis de tiempo suficiente, Mafra es un sitio que podéis visitar, pero después de haber visto Sintra, nuestro Monasterio del Escorial…. pues Mafra se nos quedó un poco corto, sin duda para los amantes de la música valdrá la pena escuchar un concierto en verano, pero para los que vayan para pocos días es un destino prescindible.
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