Cuenta Fernão Mendes Pinto en el capítulo primero de su obra “A Peregrinação” que habiéndose embarcado en Lisboa en una carabela de Alfama que partía para Setúbal, sucedió que a la altura de Sesimbra fueron atacados por corsarios franceses que echaron a pique la carabela e hicieron prisioneros a los 17 tripulantes que consiguieron salvarse en el hundimiento del barco, entre ellos Mendes Pinto, con objeto de venderlos como esclavos en Larache.
Como quiera que al cabo de unos días los corsarios franceses atacaron otra nave y se apoderaron de su valioso cargamento, cambiaron su primitiva idea de dirigirse a Larache y pusieron rumbo a Francia, arrojando una noche a Fernão Mendes Pinto y a varios de sus compañeros de viaje, desnudos y descalzos, en la playa de Melides.
Nosotros, por fortuna, llegamos por tierra, de día y con muchos menos problemas que los náufragos de marras a esta magnífica playa, siguiendo los indicadores que desde el bonito y típico pueblo alentejano de Melides te van encaminando hacia ella. Pasamos un camping y ya enseguida, a poco más de 1 Km estaba el aparcamiento de la playa, a la que se accede por unas pasarelas de madera. La distancia desde Melides hasta la playa será de unos 4 a 5 Km, atravesando un entorno de pinares y arrozales.
La playa de Melides está situada en un entorno natural protegido y resguardada por un cordón de dunas, al igual que las playas vecinas. Es una gran playa de arena fina y aguas transparentes, una playa limpia que año tras año consigue el distintivo de bandera azul.
Por el hecho de ser una playa enorme, aislada y sin urbanizaciones próximas, no existen en ella aglomeraciones. En esta playa se pueden practicar todo tipo de deportes acuáticos como el surf y la pesca deportiva, así como futbol y voleibol. También se puede practicar el parapente en unos acantilados conocidos con el nombre de “Vigia”.
Esta playa, la más extensa de Portugal, está dotada de acceso para minusválidos, duchas, puesto de vigilancia y socorristas, servicios sanitarios, vestuarios, chiringuitos, alquiler de sombrillas y hamacas y unas estupendas pasarelas de madera que, como ya he dicho, desde el aparcamiento te llevan hasta la playa.
A lo largo de la carretera N 261, entre Comporta y Melides, hay bares y restaurantes con asadores de pescado, que suelen tener un producto asequible y de buena calidad.
En la playa hay tres bares-restaurante, que están bastante bien, y en el pueblo de Melides están los restaurantes donde se puede tomar buen pescado y marisco o degustar otros platos de la cocina regional portuguesa.
Como digo, la playa de Melides es una gran playa en un entorno de plena naturaleza, una playa aislada, pero dotada de todo lo necesario para disfrutar del sol y del mar con tranquilidad, sin agobios y en la que puedes descansar y dar grandes paseos a pie o en bicicleta, sin ningún impedimento. Es, sin duda, una de las mejores playas de Portugal.
Aconsejo también visitar y dar un paseo por la laguna, allí al lado, disfrutando del paisaje y viendo faenar a los pescadores.
La playa de Melides es una playa tranquila en la que puedes pasar unas buenas vacaciones relajantes y en plan familiar, con una gran superficie de arena fina en la que puedes plantar tu sombrilla y tu toalla sin molestar ni estorbar al vecino.
¿Qué más se puede pedir?
Ahora contaré una anécdota curiosa: Una mañana paseando por la playa vimos sobre un pequeño montoncito de arena una cámara fotográfica, un poco más adelante vimos sobre una gorra visera blanca un pequeño monedero, un reloj y un teléfono móvil; no había nadie a su lado ni cerca; probablemente pertenecerían a bañistas que estaban en el agua. Cuando dimos la vuelta, casi una hora después, los objetos permanecían igual que cuando los vimos la primera vez. Esto me pareció una muestra de respeto por lo ajeno, cosa que también me gustaría ver en algunas de nuestras playas.
Imágenes: Bauerpower (Wikipedia) | Javier Torres (Wikipedia)
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