Museos Capitolinos

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La vida me ha llevado dos veces a Roma. La primera vez, medio insulsa, medio arrastrada, hice el itinerario más frecuente, con más colas. La segunda vez, considerando que había mucha Roma antes que el Vaticano y que estaba muy cansada como para colas, me decanté por los Museos Capitolinos.

No puedo decir nada más que es increíble. Voy por partes, como siempre.

Dónde está

Como siempre la parte más impersonal, pero en Roma todo adquiere una dimensión más subjetiva así que también aquí diré algo. Se encuentran en la plaza del Campidoglio, sobre el más romano de los montes : el capitolino. El diseño fue realizado por el propio Miguel Ángel con lo que eso conlleva, ya, el simple hecho de pisar una obra de arte, habitable. Se nota su gestión en cuanto al trazado de las líneas rectas, con esos miradores que dan al foro y cristaleras en las que se acumulan las piezas de arte sin lugar o con lugar en la historia.

Junto a todas estas maravillas se encuentra también el Ayuntamiento de Roma, espero que no haya que hacer más gestión que sacar las entradas.

Frente a la oferta de museos que ofrece Roma, la verdad es que pasan, increíblemente, bastante desapercibidos. La entrada en mi día fue encima gratuita, y sin colas. Sólo había dos personas en el museo conmigo incluida así que fue una gran oportunidad.

Está permitido hacer fotos sin flash en el interior, esto para mí también fue importante porque me vine con cada pieza artística que para qué contar, ya no sólo con el arte arte, sino con mi punto de vista, añadiré algunas.

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El horario de visita de los museos es de 9am a 8pm, excepto los lunes que están cerrados y las fiestas anuales(Navidad, año nuevo, etc), y la entrada cuesta 6.50€ euros, que es un precio bastante bueno para la colección que tienen estos museos.

Nosotros fuimos sobre las 11h de la mañana y no encontramos casi cola ni para sacar los tickets ni para entrar, hay un par de taquillas para adquirir las entradas y una vez pasas dentro vas bastante a tu aire, en algunas partes te piden que les muestres la entrada a la hora de acceder pero ya os digo, una vez que tenéis el ticket no hay problemas de acceso, así que es un dato a tener en cuenta, un museo sin cola!!

Los antiguos Museos Capitolinos

Dedicados a la exposición de la colección de esculturas grecolatinas. Una colección bastante amplia y significativa para lo que nos han legado a nuestros días. También contiene algún mosaico.

Como digo, amplia y significativa, pero es bastante entristecedor la organización de las piezas descolocadas, unas pegadas a otras y ese tipo de cosas. Dos ejemplos, las piezas sin título o supuestas, o casi anónimas están abandonadas por ahí al tuntún, integradas casi con la pared y con su polvo. Es bastante triste, la verdad. El segundo ejemplo, son las cámaras de los emperadores y de los filósofos.

Muchos de esos bustos han sido reconocidos y se les ha identificado con muchos personajes de la antigüedad. Yo, claro, a algunos les conocía – de vista, risas aparte- pero claro, de los demás ni idea, y digo yo que no costaría tanto poner el consecuente letrerito Julio César, igual que ponen NO FLASH, NO FLASH (es lo que más se repite dentro del museo)

¿Qué podemos encontrar?

Uf, de todo, desde copias de originales perdidos griegos, como copias de originales, o creaciones propias. La colección es larga y amplia. Iré recapitulando en orden memorístico.

Las colecciones de estos museos, como os he dicho, están expuestas en los edificios que junto al Palacio Senatorio forman la plaza del Campidoglio, y se conocen como el Palacio de los Conservadores y el Palacio Nuevo. Ya os he comentado que están comunicados bajo tierra, bien, en la galería subterránea encontrareis la Galería Lapidaria y el antiguo Tabularium, cuyos arcos dan al foro Romano.

En el Palacio Nuevo (el de la izquierda) están las colecciones de antiguas esculturas, resultado de las colecciones de las familias de poder de siglos atrás, y se pueden ver bustos de filósofos y emperadores romanos, el Galata moribundo, La Venus Capitolina, el Marforio, etc.

Y en el Palacio de los Conservadores (por donde se entra) se muestran frescos de las historias de Roma, y algunos bronces espectaculares como La Loba, el Spinario, El Bruto Capitolino, etc. En este palacio hay una aula vidriada en el primer piso donde podréis ver la estatua original ecuestre de Marco Aurelio que dominaba antiguamente el Campidoglio, y junto a ella unas cuantas salas que recogen colecciones de los Horti del siglo XIX. En el segundo piso está la Pinacoteca Capitolina con cuadros de Caravaggio entre otros, a esta no le hicimos mucho caso porque nos gusta tanto la escultura que estábamos en nuestra salsa.., y también hay un Medallero que se puede visitar, aunque a mí es una de las cosas que nunca me ha llamado demasiado la atención.

En uno de los patios, frente a la escultura de la diosa Roma, para mí anónima, pero es que sin cartelito a veces es bastante difícil identificar – como os decía, hay fragmentos de una estatua colosal – en el sentido literal de la palabra – del emperador Constantino. Imaginaos el efecto surrealista que da un pie gigante en medio de un patio y una cabeza que tal baila, de esto si que adjunto una foto. Es de suponer que la estatua se rompió entre tanta historia y ahí tenemos expuestos los «fragmentos». El patio está rodeado por esculturas a la diosa Selene, a Diana, a Hera de mármol, muy expresivas. Tampoco sé de quien sería, pero supongo que su creación sería en torno al siglo III.

En el pasillo que hablaba de líneas muy típicas de Miguel Ángel, las esculturas casi se tocan. La mayoría de ellas no las verás nunca en los libros de » a pie» , pero puedes reconocer patrones y copias estéticas, como un soldado, por ejemplo, que es una copia del Discóbolo de Mirón, tumbado, en pose de lucha.

Sin embargo, para piezas más clave, no sólo del arte, sino de la historia reservan una especie de espacio especial. Por ejemplo, la Venus púdica, copia de la Afrodita de Praxíteles, está ella sola en una sala circular con almohadillados renacentistas. El encuentro es bastante impresionante, aquí sí que me pararé a comentar por creo que debo, brevemente, resaltar alguna de las cosas que hacen tan importante a esta figura. Primero, la copia romana; un poco más rústica de lo que debió ser artísticamente hablando. Es decir, mientras que la griega carecía de punto de apoyo – donde cae el peso de la escultura, es decir, no se logra el perfecto equilibrio y se añade este punto para que la escultura se mantenga de pie – en la copia se añade un punto de apoyo : unos paños y un cántaro – sé que es un poco anacrónico, pero es para entendernos. La Venus aparece tapándose, como si saliese de baño, de ahí que se le llame la Venus Púdica.

La original griega aparte de no tener punto de apoyo, había sido encargada a Praxíteles por un grupo de culto de Afrodita. Praxíteles la representó desnuda, el primer desnudo femenino de la historia (de ahí la rudeza de las curvas, del gesto, pero también la importancia), pero él la mostró todo lo contrario, impúdica, es decir, señalando sus «vergüenzas» pues de ellas había nacido toda la humanidad. Como era de esperar, el desnudo impacto bastante y fue rechazado, y el hecho de señalarse sus partes, pues os podéis imaginar la que se montó. En fin, lo dicho, la lucha por la libertad del arte. Ya no me enrollo más con ella, pero es bastante apasionante.

Otra pieza clave es la copia en bronce de la Loba Capitolina, adjunto también fotos. Como ya sabéis, es el símbolo de la ciudad de Roma. Fue una creación de influencia etrusca del siglo VI – VII, Rómulo y Remo son un añadido posterior, como podéis comprobar en el cuidado de las formas de los gemelos fundadores y de la loba.

La que más expectación causa es la del Galo moribundo, la verdad es que cuando yo fui estaba bastante triste, más triste de lo que es habitualmente normal en él. Como sabréis esta escultura se realizo por la admiración que se despertó en César tras ver la calidad guerrera del pueblo galo : su heroicidad, su resistencia. El galo moribundo está rodeado de varias estatuas de mármol, griegas y romanas, que no miran tampoco mucho para él, sinceramente. La iluminación es bastante mala y no está protegido de ninguna manera. La pieza muestra el sentir de un pueblo invadido, pero que, orgulloso, sigue luchando. La expresión si bien es de dolor, también es encierra cierta soberbia. Digna de ver, la verdad y ya digo que podéis hasta tocarla, debido a la falta de organización del museo.

A ver yo lo entiendo, es bastante difícil organizar tanto arte, pero en cierta medida, se lo deben a ellos mismos. Lo relaciono con la Amazona Herida, tanto al galo como a este descuido romano, es otra de las obras de gran importancia. Una obra bastante arcaica, que busca el movimiento y la expresión a través de los trazos. Su serenidad, casi clásica, muestra la difícil revolución que sufrió este arte, durante toda su historias. Intenta romper el espacio que la circunda mientras se mira su herida e intenta curarla.

Otras piezas destacables, y ya juro que aquí me enrollo menos, una Diana Cazadora, un Marte y una Diana de piedra, figuras bastante gemelas. Y una que no conocía y me sorprendió bastante : la de Eros y Psique. La historia es de creación «helenística» y aparece por primera vez en El asno de oro de Apuleyo. El deseo y el alma se unen en un beso. Increíble, la verdad es que debido a la disposición que tanto critico del museo, le podríais tirar piedras desde la plaza, porque cuando yo fui estaba abierta la ventana que hay tras la escultura y no había mucho cuidado. También resaltaré los mosaicos de la comedia y la tragedia, que ahora no caeréis, pero los habréis visto cientos de veces, la verdad.

Se me olvidaba el «espinario», tenemos una copia del mismo molde en el Museo del Prado. Es la primera muestra del realismo romano y de la preocupación de lo cotidiano en la obra artística latina. Me impresionó mucho poder fotografiarlo.

Otros datos de interés

museos capitolinos

El edificio del museo se construyó bajo mandato del Papa Sexto IV. Los dos museos están conectados bajo tierra y también con el ayuntamiento que como ya dije está en la misma plaza. La plaza, sin embargo, está presidida por una estatua de Marco Aurelio a caballo – está bien saberlo para que lo reconozcáis, si no lo conocéis de vista, cuando entréis en la sala de los Emperadores.

El precio de la entrada es ínfimo para todo lo que podéis ver y como podéis disfrutar del arte en una organización tan caótica, sobre todo de este germen del arte, que a veces olvidamos en esta también caótica modernidad. Podéis adquirir la típica guía de audio, pero realmente no os lo recomiendo, porque si os dais ese paseo hasta perderos de esa manera en la Antigüedad, podéis descubrir otra forma de mirar el arte y más de acercarse a nuestros ancestros, tan lejanos.

Por cierto, existe una cafetería panorámica en el palacio de los conservadores que permite apreciar una buena vista de los tejados de Roma, se ve incluso la cúpula del Vaticano, a nosotros no nos hizo muy buen día como os he comentado así que la foto nos quedó con algo de neblina echada sobre Roma pero en un día despejado por completo tiene que dar gusto estar en la terraza. Creo recordar que es posible comer en la cafetería, aunque nosotros no lo hicimos porque los precios nos resultaban muy abusivos para comida de tipo rápido (paninis, etc), y encima habia demasiada gente y poco orden y limpieza, no os digo más, podría decir que es hasta lo peor del museo.

Y para cerrar la opinión os comento una leyenda sobre la estatua de Marco Aurelio que se encuentra en el Palacio de los Conservadores: «Esta estatua de bronce original tenía un baño de oro del cual solamente queda algún reflejo en la cara y el manto; pues bien, la leyenda dice que cuando desaparezcan todos los restos de oro, un graznido de la lechuza situada en la cabeza del caballo anunciará el Juicio Final»; curioso, ¿verdad?, no os preocupéis que yo vi varios trozos..

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