Villa Borghese

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Como ya os contaba en opiniones anteriores como la del hotel de Roma, mi pareja y yo estuvimos el fin de semana en Roma pasando un par de días estupendos. Eso sí, también fueron dos días muy cansados, ya que cuando vas sólo un par de días a una ciudad siempre hay mil cosas que ver y muy poco tiempo para hacerlo, por lo que sales del hotel a primera hora y vuelves después de cenar tras unas catorce horas pateando la ciudad. Y eso fue precisamente lo que hicimos nosotros recorrernos media Roma a patita, tratando de ver lo máximo posible. Aunque con anterioridad hicimos un planning sobre las cosas imprescindibles que teníamos que ver, las cosas de las que podíamos pasar bien por haberlas visto antes o bien porque esta vez no venía bien verla, y también las cosas nuevas que querríamos ver o visitar y que alguno de los dos no conocíamos. Era la cuarta vez para cada uno de nosotros que visitábamos Roma, pero era también la primera vez que la visitábamos juntos y cada uno conocía ciertos lugares que el otro desconocía, por lo que en este viaje aprovechamos para completar nuestro conocimiento de la bella Ciudad Eterna. Y uno de los lugares que mi novio me enseñó fue la Villa Borghese, que aunque había querido visitar en varias ocasiones nunca había conocido.

Cuando uno piensa en Roma piensa sobre todo en piedras, monumentos, historia a cada paso. Si uno cierra los ojos se ve caminando por cientos de calles llenas de historias, en las que en cada esquina hay un edificio lleno de arte y representativo de una historia desconocida y seguro que fascinante. Pero cuando pensamos en Roma jamás pensamos en un parque o en naturaleza, ni siquiera nos paramos a pensar si existe algún pulmón verde en la ciudad, al estilo de Hyde Park en Londres, o Central Park en Nueva York, o nuestro Retiro de Madrid, sólo por nombrar algunos. Pero realmente el pulmón verde de Roma sí que existe, muy cerca además de puntos turísticos fundamentales, pero sin embargo ignorado casi siempre por la gran mayoría de los turistas, que nunca lo visitan como parque que es, sino que sólo algunos se acercan hasta allí a ver los dos museos que se hallan entre sus jardines, la Galería Borghese, y la Galería Iulia. Pero ese pulmón verde de Roma tiene mucho que descubrirnos.

La Villa Borghese: un poco de historia

Loa Borghese fueron una de las familias romanas más influyentes durante la época renacentista, amantes del arte y del poder. Quizá el más conocido de sus miembros fue el Cardenal Scipione Borghese. Esta familia poseía una gran villa a las afueras de la ciudad que disponía de varias hectáreas de árboles y jardines, y edificaron dentro de la misma un el Palacio Borghese, que hoy es conocido como la Galería Borghese y que está ubicado dentro de la misma Vila Borghese. En la Galería Borghese se exponen esculturas barrocas y neoclásicas muy representativas, entre las que destaca la figura de «Paola Borghese» realizada por Antonio Cánovas y sobre todo las esculturas de «Apolo y Dafne» y «El rapto de Proserpina», de Gianlorenzo Bernini. Pero personalmente creo que la Galería Borghese merece en sí misma una opinión específica dedicada sólo para ella, y que espero poder escribir algún día.

En el Palacio Borghese vivió como reina Paola, la hermana de Napoleón Bonaparte, a quien el emperador puso al frente del gobierno de Italia, al igual que hizo con su hermano José I (más conocido como Pepe Botella) aquí en España.

Pero la Quinta de la Vila Borghese es una magnífica expresión de la naturaleza en el centro de una ciudad es que la piedra es el elemento fundamental. Aunque tiene dos edificio fundamentales dentro de la mismas, el ya mencionado Palazzo Borghese y la denominada Vila Iulia, que hoy acoge el Museo de Arte Etrusco; en ella se pueden visitar los restos de la cultura etrusca y como pieza fundamental Los Sarcófagos etruscos con la famosa «sonrisa etrusca», que recordaremos del libro homónimo de Jose Luis Sampedro. Pero además de estos dos edificios y de algunos más como un Templete neoclásico, una centro para niños y un edificio que asemeja una pequeña villa del diecinueve, sobre todo la Vila Borghese es un auténtico sueño en una ciudad dominada por los edificios. Parece mentira que esté tan cerca de todo, y sin embargo cuando uno anda entre los árboles y los paseos de la Vila Borghese te sientes como si estuvieras a miles de kilómetros de la Roma milenaria. Es sin duda el parque más importante de toda Roma, cedida por la familia Borghese a la ciudad de Roma y que unido al Pinchio formas el gran pulmón verde de la ciudad.

Hoy en días los jardines son de uso público y gratuito y muchos romanos van a disfrutar allí de una mañana e domingo relajada, como hicimos nosotros. Allí podrás ver a niños jugando con sus pelotas, personas que llevan a sus perros a pasear y correr por los jardines, o a familias romanas y muchos turistas con una especie de carritos eléctricos para dos o tres personas a medio camino entre coches de camping y bicicletas pareadas, que te permite un paseo my agradable y relajado.

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Dónde está Villa Borghese y cómo llegar

La Vila Borghese está en el noroeste de Roma y ocupa una gran extensión llena de paseos, jardines, lagos, bosques y algunos edificios de los que ya hemos hablado. Si uno despliega un mapa de Roma verá una gran mancha verde al norte que es la Vila Borghese. Imprescindible es visitarla una vez en la vida al menos y específicamente el Palazzo Borghese para disfrutar de las mejores obras de uno de los escultores más importantes de Italia en todos los tiempo, Gianlorenzo Bernini.

Para llegar a la Vila Borghese hay dos caminos preferentemente. Está al fondo de la Vía Veneto, una calle que tuvo mucha importancia hace treinta años y que hoy ha recuperado su esplendor. La Vía Veneto sale desde la Fontana del Tritone, también de Bernini es sentido ascendente y atravesándola veremos algunos de los hoteles más importantes de la ciudad, la embajada de los Estados Unidos y algunos de los locales de copas más inn que fueron frecuentados hace varias décadas por las principales figuras del cine europeo y americano e hace treinta o cuarenta años. Al final de la Vila Borghese nos encontramos de frente con una de las entrada de la Vila Borghese.

Otra de las formas de acceder a la Vila Borghese es por la Piazza del Popolo, una de las plazas más bonitas de toda la ciudad. La Plaza del Popolo se encuentra al final de la Via del Corso, en pleno corazón de Roma. Es una plaza redonda con un obelisco en el centro y dos iglesias gemelas; entre ellas nace la Via del Corso, a la izquierda de la plaza la Via del Babuino, que la une con la Piazza Spagna, y a la derecha otra calle que conduce directamente al Ara Pacis de Augusto. Además a la entrada de la Plaza se encuentra la antigua Chiesa del Popolo y una de las puertas de la ciudad. Si nos situamos de frente a las iglesias gemelas a mano izquierda veremos unas escaleras que suben al mirador del Pinchio y ésa es precisamente la entrada a la Vila Borghese por la parte de debajo de la Vila.

Nosotros escogimos subir la Via Veneto porque yendo desde Termini nos resultaba mejor y además una vez dentro de la Vila el paseos es más fácil porque casi todo es cuesta abajo, mientras que si entras por el Mirador del Pinchio todo es en sentido ascendente y cuesta mucho más.

Las cosas que no debes perderte

En la Vila Borghese uno va a relajarse y disfrutar de la naturaleza y también del buen tiempo otoñal que nos hizo el primer fin de semana de octubre en Roma. Como parque que es está lleno de vida, y si te fijas podrás disfrutar de los pequeños encantos de la vida, de las parejas que pasean enamoradas, de los niños que juegan sin preocupaciones, de los perros que dan rienda suelta a sus emociones, de los turistas que buscan otro tipo de Roma…

Pero si decides ir a la Vila Borghese creo que no debes perder la oportunidad de visitar alguno de sus museos, quizá los dos. Nosotros visitamos la Galería Borghese, y dejamos pendiente la Galería Iulia o museo etrusco para otra ocasión. A veces resulta difícil encontrar entradas, por lo que si tenéis especial interés en visitar cualquiera de los dos, mi recomendación es que lo reservéis con antelación para no quedaros con la ganas.

Pero quizá nuestro mejor descubrimiento fue el Mirador del Pinchio sobre la Plaza del Popolo. Desde allí se captan algunas de las imágenes más bonitas de toda la ciudad, con la imponente Basílica de San Pedro al fondo. Las vistas son sencillamente espectaculares, y estoy segura de haber visto esas imágenes en varias películas, por lo que podemos disparar nuestra cámara y quedarnos con ese momento para poder volver a verlo y recordarlo muchas veces más.

Mis conclusiones

Villa Borghese

Me encantó la Vila Borghese, fue sencillamente una gran sorpresa, inesperada y magnífica. Mi novio realmente me sorprendió enseñándome este sencillo y relajante lugar, tan cercano a Roma y sus piedras y su historia, y sin embargo que parece tan alejada de ella. Parece mentira que forme parte de la Ciudad Eterna y también me pareció increíble haber estado varias veces tan cerca de llas y sin embargo no haber ido a disfrutar de su paz y su relajación. Creo que fue una idea fantástica ir a conocerla y una forma excelente de completar nuestro viaje a la Ciudad Eterna que una vez más nos sorprendió, nos fascinó y nos dejó con ganas de volver a visitarla pronto.

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