Catacumbas de París

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Hace poco en el famoso programa de Cuarto Milenio vi un reportaje sobre una serie de sitios, en diferentes ciudades del mundo que destacaban por la abundancia de elementos óseos. Curiosamente hablaban de una Iglesia de Roma cerca de la Vía Veneto también mencionaron a las Catacumbas de París.

Aprovechando mi reciente visita a esta capital parisina que ya había visitado en otras dos ocasiones anteriores, decidí que en esta ocasión, y dado que muchos de los sitios que son de obligada visita en esta ciudad, ya los conocía, me iba a salir un poco del guión turístico y ver esta curiosidad.

Historia de las catacumbas de París

Catacumbas de parís

En primer lugar tenemos que hacer referencia a la gran cantidad de palacios, casas y construcciones que hay en París y que fueron construidas a lo largo de los siglos, para ello por supuesto hizo falta gran cantidad de piedra, que era extraída de una serie de canteras próximas al centro de la capital. Debemos considerar el centro de la ciudad, a la orilla del Sena y a la Isla de la Cité.

En esas canteras, tras años y años de explotación se fueron formando innumerables galerías y cavidades.

En época más reciente, la ciudad crecía a un ritmo trepidante, debido a eso en la zona de Les Halles, se encontraba el mercado central que abastecía a la población de París de suministros, pero justo al lado se encontraba el cementerio, dadas las condiciones en las que se efectuaban los sepelios en aquellos años, (siglo XVIII), las condiciones de insalubridad eran alarmantes.

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De esta guisa se decidió tomar una decisión al respecto, muchísimos cementerios desperdigados por toda la ciudad, fueron trasladados a esta serie de galerías. Fueron muchos meses en los que durante las noches decenas de carros transportaban los restos óseos de estos cementerios a estas galerías, formandose de este modo. Las Catacumbas de París.

En años más recientes, este lugar fué utilizado por la resistencia francesa como cuartel general. Debido a sus múltiples galerías y a las posibilidades que ofrecía. De hecho están construidas a unos niveles más bajos que los del metro de París.

La visita

Hoy en día están adaptadas para la visita al público en general, la mejor forma de llegar, como todo en París, es coger el metro, en esta ocasión la parada de metro más cercana es la de Denfert-Rochereau, que nos deja justo enfrente de la entrada.

Abre todos los días salvo los lunes de 10:00 a 17:00, aunque la última admisión es a las 16:00 de la tarde. También cierra algunos días festivos.

El precio en Agosto fue de 29€ (puedes comprar la entrada aquí sin colas), aunque ofrece precios especiales para estudiantes, jubilados, grupos y otros colectivos. Igualmente se organizan visitas guiadas.

Una vez que entramos en el pequeño edificio, sacamos la entrada en la taquilla, y empezamos a descender más de cien escalones por unas estrechas escaleras de caracol, en este momento no tenemos ni la más remota idea, de que es lo que vamos a encontrarnos. Al final de esta arduo descenso nos encontramos en una pequeña sala, con grabados e imágenes que nos cuentan más o menos la historia del lugar.

A continuación empezamos a caminar por un angosto, sinuoso y estrecho túnel, iluminado en todo su recorrido por unas lámparas, el aire aquí está cargado, y la sensación de claustrofobia es bastante alta. De hecho en la entrada te advierten que si padeces del corazón, que te abstengas de efectuar la visita.

Detalle de calaveras en las catacumbas de París

Tras más de 1km de marcha bajo tierra, por este estrecho túnel, llegamos a una sala que se abre un poco, donde hay una puerta en cuyo dintel están grabadas las palabras ¡ALTO¡ Este es el imperio de la muerte.

Atravesamos la puerta, y el corazón se nos encoge, la sangre se nos hiela, y el vello se nos pone de punta, mientras que un escalofrío nos recorre de cabo a rabo.

Miles, digo miles, millones de huesos y cráneos perfectamente amontonados a ambos lados del túnel, se nos abren ante nuestros ojos, el lugar es tan estrecho que casi sin querer rozamos con nuestros brazos y manos tan macabro lugar. El sitio y el efecto es realmente impresionante, durante más de media hora de recorrido, encontraremos referencias a todos los cementerios que fueron trasladados, con la fecha del hecho y la procedencia de los huesos. Siempre los encontraremos perfectamente amontonados, y en ocasiones, como bromas de los enterradores formarán curiosas figuras.

Son más de 300 kilómetros de galerías, aunque los turistas sólo podemos ver un kilómetro o kilómetro y medio…Hay muchísimas leyendas alrededor de los túneles, parece ser que en ellos se han celebrado ritos satánicos y misas negras. Hasta leí que la policía había encontrado una sala de cine con un bar y todo dentro de las Catacumbas y hace relativamente poco!! O sea, que son inmensas y desconocidas (para la mayoría…se ve que hay «habituales», jaja, ya me imagino a los amantes del cine de terror yendo cada viernes por allí…).

La verdad es que el lugar es algo increíble y díficil de explicar las sensaciones que se viven, al final de la visita y tras haber andado casi 2km bajo tierra, subimos otro buen tramo de 83 escalones en caracol, para salir a la superficie y respirar aire puro.

A lo largo del recorrido hay personal del lugar con linternas, y las fotos no están permitidas, aunque bueno, saltarse las normas sabemos hacerlos todos, aunque con la poca luz que hay apenas se pueden apreciar luego.

Cuando por fin sales, bastante lejos con respecto a la entrada, la luz del día te sorprende, te pilla desprevenido calentando el corazón que ha estado «sobrecogido» por la presencia de tantos seres humanos que han acabado allí con sus huesos. O mejor dicho, te sientes «aliviado» porque por fin has dejado de imponer tu presencia entre aquellos que deberían tener derecho a la intimidad en su descanso…

Conclusión

catacumbas de paris

Conclusión…que recomiendo la visita de este lugar. Quizás no si disponéis de tres días para visitar Paris. Tampoco si vais en plan fin de semana romántico, claro…pero la visita de este lugar trasciende lo meramente turístico y es de verdad algo digno de ver, más que nada por aprender algo acerca de nosotros mismos como seres humanos (y no sólo lo que nos enseña los que allí descansan, sino lo que nos «enseña» sobre nuestra propia naturaleza los que convierten la visita morbosa en algo lucrativo, como somos…).

Si conoces bien la ciudad de la luz, o si tienes más tiempo de ver otro tipo de lugares, aquí tienes una propuesta, pero tienes que ser fuerte de corazón, y que no te impresione la muerte, porque esto es lo que vas a ver en esta visita. Muerte.

Si finalmente te decides, recuerda que puedes comprar las entradas sin colas desde este enlace.

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