Siguiendo con las opiniones sobre mis vacaciones de París, hoy os voy a hablar del Sacre Coeur o, lo que es lo mismo, la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre. La verdad es que tengo que reconocer que hasta que no me puse a buscar lo que se podía ver o visitar en París no sabía nada de esta basílica, pero nada más ver las fotos me dije ¡yo tengo que ir ahí! porque me pareció preciosa.
Si a eso le añadís que nuestro hotel estaba precisamente en el barrio de Montmartre era casi pecado no acercarse hasta la basílica. De lo único que tengo pena es que el día estuviera nublado porque las vistas desde el monte de Montmartre en un día claro tienen que ser preciosas.
Contenido de la Guía
Cómo llegar
Como ya os he dicho está situada en el barrio de Montmartre, en su parte más alta y llegar hasta allí es muy fácil. Simplemente hay que coger la línea dos del metro hacia Porte Dauphine y bajarse en la parada de Anvers. Una vez se sale del metro hay que tirar hacia la derecha y todo de frente, subiendo la calle, hasta llegar al pie de la basílica.
Cuando ya estamos al pie de la basílica tenemos dos opciones: subir las escaleras o coger el funicular. Yo pensaba que el funicular iba a ser algo digno de ver (por las vistas) así que “obligué” a mi chico a subir en él. Además las escaleras… imponen, las cosas como son y nosotros con la torre Eiffel creo que ya cubrimos el cupo de escaleras.
No recuerdo cuanto costaba el funicular, pero para lo que es nos pareció bastante caro y aunque bajamos por las escaleras creo que la basílica se merece el esfuerzo de subirlas por lo impresionante que tiene que resultar ir viendo como a cada escalera que subes se va haciendo más grande.
Os recomiendo que la visitéis a cualquier hora del día, pues en las escaleras de subida de las que os hablaba suele haber pintores que escapan del ruido o el ajetreo del barrio de Montmatre, músicos de estos bohemios con organillos o con instrumentos musicales de viento o cuerda que amenizan el ambiente para darle un aire todavía mas majestuoso de lo que la basílica ya es de por sí. También encontrareis a unos simpáticos y «listillos» vendedores de postales…merece la pena comprárselas solo por su empeño.
Por las tardes- noches se llena también de jóvenes que cantan y bailan al ritmo de instrumentos de percusión (timbales y otros)
Un poco de historia
Como su propio nombre indica la Basílica está consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. Inicialmente se concibió como monumento público para rendir homenaje a la memoria de los ciudadanos franceses que perdieron la vida durante la guerra franco – prusiana.
Fue construida entre 1875 y 1914 sobre el monte de los mártires (Montmartre), el lugar donde San Denis que fue el primer Obispo de París fue decapitado por su fe. Sin embargo, no fue consagrada al culto católico hasta el año 1919, momento en el que se dedicó al Sagrado Corazón.
Su planta tiene forma de cruz griega y está adornada con cuatro cúpulas. El domo central tiene 80 metros de altura. En el ábside hay una torre cuadrada que hace de campanario y la cripta tiene la misma forma de cruz griega que la basílica.
Su arquitectura se inspira en la arquitectura romana y bizantina.
Los alrededores
En las calles colindantes a esta basílica, podemos encontrar infinidad de artistas entre los que destacan los pintores. Se podría decir que el entorno artístico de esta basílica es de los más entrañables del mundo. Y es que hoy en día es difícil encontrar pintores que no realicen ni un sólo trazado en el lienzo antes de comenzar la obra.
Allí no hay ni trampa ni cartón, ya que tú ves como los pintan y tienes la posibilidad de adquirir alguno. Merece la pena contemplar el arte de verdad, porque uno ya se cansa de pintores de pacotilla que necesitan la utilización de trazados. Además de pintores podemos encontrar artesanos de cerámica y barro.
Pero entre todos estos artistas hubo uno que me llamo especialmente la atención, se trataba de una mujer que a la vez que cantaba tocaba un extraño instrumento, al parecer de construcción artesanal. Tenía una voz deslumbrante. Parece mentira que ese pedazo de artista estuviera tocando en la calle, y mientras tanto gente como Bustamante haga giras.
En definitiva, si te gusta el arte puro o si quieren adquirir un cuadro auténtico, sin trazados anteriores ni típicas artimañas de malos pintores, no duden en visitar en esta zona si viajan a Paris.
Opinión personal
Tenía muchas ganas de conocer este monumento, no por sus connotaciones religiosas sino porque por las fotos me parecía que iba a ser muy guapo y por las vistas que pudiera haber desde ahí arriba y no me decepcionó. Si bien por dentro no me pareció impresionante, como cualquier otra iglesia que podáis visitar más o menos, por fuera me encantó. De hecho, tengo que decir que prefiero esta basílica a la Catedral de Notre Dame, la cual me decepcionó muchísimo, aunque, eso sí, que nadie me eche a los leones porque no les quito su valor ni a la una ni a la otra.
A decir verdad mis conocimientos de arte han quedado bastante olvidados. De todo aquello que estudié en bachiller apenas me acuerdo de nada… pero no por ello dejo de admirar las cosas porque, vale, no entenderé, pero puedo decir si me gusta o no. Y por fuera la basílica del Sagrado Corazón impresiona, quizás por sus cúpulas, porque le da un parecido al Taj Majal, aunque seguro que no es tan impresionante como éste.
Por dentro, como digo, no me pareció nada del otro mundo. He visto más de una catedral o Iglesia en España que impresiona más por dentro que la basílica del Sagrado Corazón. La entrada, por cierto, es gratuita, pero, eso si, no se pueden hacer fotos. Me gustó mucho la decoración del techo del altar, con una pintura de Jesucristo que me quedé con las ganas de ver un poquito mejor porque, al entrar, hay unas cuerdas para que no pases a la zona central de modo que el altar y la parte central sólo la ves de pasada, por los lados, lo cual hace que, en realidad, quede a medias de ver.
Lo que no me decepcionó en absoluto fueron las vistas, ni de la basílica en sí, ni las vistas de París desde lo alto del monte Montmartre. Sólo por las vistas ya merece la pena subir hasta ahí. Además, cuando nosotros llegamos arriba, había un señor tocando la lira que me encantó porque no es sólo que lo hiciera bien sino que la música que tocaba encajaba a la perfección con el día de hacía y ver París desde ahí arriba con mi chico y esa música de fondo… será algo que nunca olvidaré.
Conclusión
Si vais a París la visita a la basílica del Sagrado Corazón es obligada porque sino os aseguro que os vais a perder una de las vistas más hermosas de París, además de un monumento precioso, al menos por fuera.
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