Calella de palafrugell

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Bajo a la city (BCN), pero mi mente se queda allí, aguardando a que sea viernes y nos volvamos a unir.
Qué bonito y placentero resulta estar ahí.

Calella de palafrugell es un pequeño pueblo costero de la Costa Brava catalana. Linda con Palamós al sur y Llafranc al Norte. Es como un club selecto, no entras si no conoces a alguien de ahí, porque en cierto modo, es poca la oferta hotelera de la zona. A lo sumo, unos cuantos campings y casitas de alquiler por un precio un poco carillo.

Es más fácil que caigas en poblaciones cercanas, que aunque son igual de lindas, ésta lo es más.

No destaca por ser animada ni alegre, ya que bares pocos y discos ninguna. Pero no es un problema pues para eso ya están las poblaciones cercanas que están llenas.

Sin ir mas lejos tenéis la carpa de la Arena (para los antiguos, siempre se llamará así) y el archiconocido templo de la tralla, el Perque, a donde peregrinan incluso autocares desde muy lejos (los que van allí, en su mayoría no han visto Calella de dia, je, je).

Luego esta la vecina Llafranc, con el referente del bar del hotel Llafranc (sus fiestas de finde son de campeonato en verano, llegando incluso a realizar una fiesta en agosto que colapsa la comarca: La fiesta del Pirata). Un poco mas lejos estñan las carpas de Begur (que para mi gusto, han decaido), en las afueras de Begur y en el centro, la Sal y baretos cerca de la iglesia a mil.

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Bueno, basta de fiesta. Que haríamos un día de sol en Calella. Nos levantamos y vamos a desayunar a la Croisantería, o bien la de Calella, o bien la de Llafranc (esta es la auténtica). Las colas para degustar sus desayunos son fuertes.

Si te vas a tumbar al sol en la arena, corre que no hay mucho sitio. No es la típica playa para jugar a las palas, es pequeña, de hecho son varias, formando pequeñas caletas. El agua, aun siendo Agosto, está fría, fría. Una delicia. Que yo recuerde, año sí y año también, logra la bandera azul por su limpieza (aunque cada día lo es menos).

En mi caso, tengo la inmensa suerte de conocer a varios amigos que tienen lancha y lo que hacemos es esperar al barquero (una zodiac que te recoge a pie de playa para llevarte hasta tu embarcación que está atada a una boya). Y a partir de ahí, hacer paradas en las playas de Aigua Blava, Sa Tuna, Tamariu, El Golfet o S´Agaro, según sople la Tramontana.

Para comer, hay una oferta muy extensa. Los que prefieren el mejor pescado del día, se acercaran a la vecina Palamós por concentrarse la mayoría de los buenos restaurantes de pescado (aunque no todos, hay que saber buscar) y los que busquen platos típicos de la zona, se adentraran un poco en tierra para degustar, carnes, setas, caracoles, etc… buenísimos. A la tarde, cuando cae el sol y el mar se calma, a veces nos quedamos a hacer un poco de wake (yo no salgo ni a tiros del agua, soy muy malo). y los que pasaron el día en la arena, pos a ponerse cremitas y ducharse, que se acerca la nuit.

Puedes desplazarte a otras poblaciones a realizar compras, paseos, pero sinceramente, os lo desaconsejo, los atascos en coche son brutales y cuando llegas al destino, no encuentras aparcamiento.

así que me quedo generalmente en Calella y hago lo siguiente. Paseo por el centro, con sus pequeñas tiendas, sus galerías de arte (durante el día hay varios pintores y aficionados, que toman la bella estampa de la población) y sus mercadillos. Cuando me canso, me siento en una terraza a pie de playa y me relajo con el sonido del mar, porque se oye (la calle está cortada al trafico y se crea una atmósfera muy chill-out, al estilo Ibiza, pero no tanto). Te puedes tomar la bebida típica que es cremat (combinado con ron, presentado en una cazuela de cerámica y que va ardiendo, mientras te sirves con un puchero a tu vaso).

Otra interesante opción es tomar el sendero que une con Llafranc, Calella, paseando tranquilamente.

Calella de palafrugell

Llega la hora de cenar, y con tu reserva con gran antelación (aquí parece ser que nadie cocina y reservar mesa en verano es complicadísimo). Yo os recomiendo La Bella Lola. Es un restaurante super pequeño, donde comeréis mas bien poco, pero cantareis Habaneras hasta altas horas, junto con grupos en directo.

Es un clásico de Calella. Su dueño, Paco, acabaáa colocándose un gorro magrebí y se lanzará a cantar con vosotros. Es encomiable como después de tantos años, sigue manteniendo esa ilusión.

También esta la Jambina, El Palet, El Port-Bo, y muchos más.

Bueno, ya me cansé de escribir. Recordad que es una humilde opinión de las miles de cosas que podéis hacer en Calella y alrededores. Os gustará.

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