Ruinas de Empúries

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Hacía tiempo que había estado allí, en una amplia excursión familiar. Pero todos los sitios que se le ocurrían yo ya había estado, parecía que nunca íbamos a salir en dirección a ningún lado, todo por dejar el destino de la excursión para la hora de iniciarla.

Así que pensé que este podía ser un buen destino, no habría cambiado mucho pero me gustó cuando fui y ya no me acordaba casi. Merecía repetir de modo que nos subimos al coche dirección Francia.

Dónde está

Pues a pesar de ser la carretera que va a Francia no ibamos a llegar hasta la frontera, por poco, nos dirigíamos a Empúries y a ver el conjunto monumental arqueológico que posee. Y al pueblecito de Sant Martí de Empúries, la primera capital histórica de la comarca de Empúries, en Girona, que es el punto de partida de un abanico de pequeñas e interesantes playas que van de St. Pere Pescador a la Escala. Allí, entre Sant Martí de Empúries y la Escala se encuentra el yacimiento arqueológico más grande e importante greco-romano de Catalunya, evocando al mar y dando el nombre a la comarca del Empordà con su Emporion desde el siglo IV a. c. y que duró hasta el siglo IV d.c. Íbamos de mini ruta.

Camino y alrededores

Empúries se encuentra situada en la plataforma de una colina envuelta por un parque natural d’Aiguamolls, más al norte de Girona y por la costa. Íbamos subiendo por los hermosos paisajes de la Bahia de Rosas, entre el río Fluviá y el río Muga que forman esos enormes humedales que van paralelos al mar compuestos por grandes arrozales junto a los lagos salobres, cañizales, dunas costeras, estanques de agua dulce rodeados de bosques de ribera y prados inundables. Era un camino digno de admirar con avispados ojos para no perder detalle y muy agradable.

Que más hay alrededor

Queríamos ver bien las cosas y por eso nuestra ruta solo iba de St. Martí d’Empúries a la Escala pasando por el yacimiento arqueológico. Pero ese día me pregunté porque no iba más por el Empordá, tan rico en paisajes, historia y cultura. St. Martí de Empúries está a menos de 1 kilometro de las ruinas y es un pequeño pueblo medieval que originalmente era una isla a quién los sedimentos del río Fluviá había unido a la tierra donde los griegos, establecieron su primer asentamiento en la Península, la Paleápolis y la Escala a 1 kilometro en dirección contraria es un pueblo pescador, donde se pescan las mejores anchoas. Pero es que hay mucho más a ver.

A 1 kilómetro también de las ruinas está la montaña de las Corts que es un monumento funerario de la época de los romanos. En un radio de 20 kilómetros de las ruinas está Pals, un pueblo medieval, Ullastret con sus ruinas del poblado ibérico y Peretallada, otro precioso pueblo medieval. A 30 kilómetros encontramos, el núcleo de los Aiguamolls del Empordá que es un parque natural, Castelló de Empúries que es la antigua capital del condado medieval de Empúries desde el siglo X donde sse encuentra una magnífica catedral gótica, Perelada que es un núcleo medieval digno de ver y el espectacular museo Dalí en el interior de Figueres. Ya a un radio de 40 kilómetros se alza el monasterio del siglo XI de St. Pere de Rodes y hallamos Rosas, el antiguo pueblo pescador que rige la bahía y que fue sede de la antigua colonia griega de Rodes. Como podéis observar es una zona rica en interesantes destinos imposibles de ver en un día y dignos de más tiempo que prestarles atención pero por desgracia solo disponíamos de un día así que los veíamos pasar acercándonos cada vez más a su núcleo.

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Naturaleza

Entre los arenales de la zona y sus bosques de ribera con sauces que lloran por su tierra al lado de fresnos, grandes álamos rodeados de lirios amarillos y castañuelas junto a los chopos. Ya se han catalogado 320 especies de aves en las reservas naturales de la zona.

Clima

A pesar de que el viento de tramuntana que modifica el clima mediterráneo de la zona azotaba fuertemente, como de costumbre, sus costas incidiendo en su vegetación y en la erosión de sus rocas, el día era soleado y sin ni una sola nube. Era un día clásico para la zona del Empordá que suele tener las temperaturas moderadas en 15º y sin tener un invierno riguroso solo conoce y poco las temperaturas de 0º o bajo cero los meses de diciembre, enero y febrero, muy excepcionalmente en noviembre. En verano que allí va de junio a septiembre no se baja de 20º.

De todos modos no llovía que era lo importante y a lo que más nos arriesgábamos en una zona con una media de lluvias de 190-200 l/m2. Si que había tramuntana, soplaba agitando mi cabello, poco a poco la sentía dentro mío. Se dice que este impetuoso viento del norte marca el carácter de sus gentes alegres y llenas de vida y energía como su tierra, se dice que un golpe de viento puede hasta hacerte enloquecer, yo siempre lo he creído así pues como de costumbre ya notaba como mee trastocaba despejando mi cabeza con fuerza. Adoraba su olor a sal, su olor a mar.

Llegada en coche

Ya marcaba pocos kilómetros para la Escala, decidimos entrar por la puerta principal. Había la posibilidad de llegar a la Escala y antes de la rotonda de la GI-623 girando dos veces a la derecha hasta un camino que conducía al camino sin salida que daba al aparcamiento de las ruinas pero este camino de la Marina se abre solo en verano y por entonces estaba bastante transitado así que decidimos entrar por la puerta principal abierta todo el año a la que se llega por la carretera que pasa por encima de la playa del Portitxol que va hacía la carretera de Viladomat y Figueres a la derecha, tras el inmediato ramal que orilla la playa hacia Sant Martí de Empúries, al otro lado, a la salida de la verja de entrada que cierra el conjunto arqueológico se encuentra a la izquierda la corta pista de tierra que desemboca en la ruta, estrecha pero asfaltada de la Escala a Sant Martí de Empúries, así pues nos quedamos en medio.

Entramos directamente al aparcamiento de que dispone el recinto.

Entrada

Durante todo el año se puede entrar a las ruinas por la entrada principal como elegimos nosotros pero además del 1 de junio al 30 de septiembre se habilita un segundo acceso llamado la puerta de la Marina, a este acceso se accede directamente desde el paseo peatonal que viene de las playas y que en temporada baja está cerrado también como la puerta de la Marina pues podría ser peligroso ir por él con el viento de tramuntana fuerte y las lluvias de invierno.

Horarios

Las ruinas están abiertas al público a diario todo el año. Llegamos bien de hora, temprano en su justa medida para verlo de sobras. Solo hacia media hora que habían abierto el recinto que durante todo el año es puntual a la diez de la mañana en ofrecerse a sus visitas.

Solo varía su hora de cierre que en otoño e invierno es a las cinco de la tarde por la luz que es también el motivo porque en primavera y en verano se cierra a las ocho de la tarde. El acceso al recinto se cierra una hora antes de la hora de clausura para que no entre nadie sin el mínimo tiempo para hacer el recorrido. Y al mediodía permanece abierto.

Tipos de visitas

ruinas de empuries

Miramos a ver qué tipos de visitas se podían hacer puesto que la preferíamos guiada para enterarnos bien de que había sido cada conjunto de piedras y demás cosas en su tiempo y conocer la historia del lugar. Vimos que durante el día ofrecían la visita guiada como queríamos, en pequeños grupos para que todos oyéramos y la viéramos bien. Además me llamó la curiosidad que al atardecer viendo la puesta de sol habían visitas programadas que habías de reservar con antelación donde un hombre y una mujer, supuestamente dos romanos de la época, del pueblo, cualquiera te hacían la ruta explicándote como vivían.

A mi parecer tenía que ser curioso y precioso pues ponían música de la época y lo acompañaban de audiovisuales y otros efectos especiales para darle mayor realidad. Si solo la puesta de sol con el mar de fondo era bonita así no alcance a imaginar el conjunto.

Otra visita que pensé yo que era curiosa era la que ofrecían submarina, en la cual por lo visto ibas nadando y viéndolo todo desde el mar. Mientras me quedé observando el Carrilet que pasaba, el trenecito turístico que solo funcionaba en temporada alta e iba desde diferentes pueblos a hacer el recorrido y volver, estaba bien para llegar hasta ahí y el modo perfecto para mí para llevar a hacer la excursión a los niños imaginé.

Precios

Cuando fuimos a sacar el ticket no recordaba que nos había costado la otra vez con mi familia y la verdad es que al ver los precios me pareció que había sido más cara pues estaban realmente baratos ahora, mejor, más barato que salía.

La entrada normal valía 2,40 euros y incluía el parking, la visita de las ruinas y la visita al museo. Con guía que es la que cogimos nos costó 2,50 euros, solo 10 céntimos por añadir un guía. La visita submarina subía 4,40 euros y la del atardecer como era especial ya subía 7 euros. Los niños menores de 16 años y los adultos mayores de 65 entraban gratis, no era nuestro caso, ni tampoco el de grupo que tenía precio especial.

Quería mirar una guía oficial del lugar pero como eran casi diez euros lo dejé estar. Con nuestro ticket fuimos a la entrada ya del circuito donde habían cuatro personas más y la guía. Ya podíamos empezar.

Se ruega

Antes de empezar y con el grupo de seis personas que habían tuvimos que escuchar unas normas a seguir durante la visita muy sencillas que eran por el bien de la conservación de las ruinas de Empúries.

Estas eran no salirse de los circuitos señalizados, no pasar por encima de los restos arqueológicos, ser respetuoso con los demás visitantes y utilizar siempre las papeleras. Me parecieron muy correctas y que eran cosas que debían de salir de uno mismo, como la prohibición de recoger material arqueológico ni llevárselo.

Tiempo de dedicación

Por fin ya estábamos listos para las dos horas que nos dijeron solía durar el recorrido, una hora para el griego y una hora para el romano. Los cuarenta minutos que se tardaba en ver el museo y la sesión audiovisual explicativa de veinte minutos.

Sus inicios

Hace más de 2.500 años, entre el año 575 y 585 a.c. unos navegantes griegos que eran comerciantes procedentes de Focea que habían iniciado su viaje en la colonia de Marsella, llegaron al golfo de Rosas donde existía la colonia de Rhode que dio nombre a la bahía.

Buscando donde situarse llegaron a la playa de Empúries y escogieron lo que entonces era un islote de 300 m al lado de la antigua desembocadura del Fluviá. Su objetivo era abrir al mundo griego los mercados tan ricos que habían en la Península Ibérica. Empúries entonces era un territorio inhóspito de pueblos indígenas con una cultura y una economía muy poco desarrollada.

La ciudad griega

En los inicios del siglo VI a.c. los griegos hicieron su primer asentamiento llamado Paleapòlis en la pequeña isla entonces que en la actualidad los asentamientos del río Fluviá la han unido a la tierra y ahora se encuentra el pueblo medieval de Sant Martí de Empúries.

Después se desplazaron un poco para formar en tierra firme la ciudad nueva o neápolis, de la cual íbamos a visitar sus restos en el recorrido guiado de una hora griego.

Esta colonia se llamó Emporion, que en griego quiere decir mercado y cuyo nombre ha evolucionado hasta llamarse Empúries. La ciudad se desarrollo gracias a la prosperidad de la actividad comercial que los griegos mantenían con los pueblos de la Península. La ciudad había quedado dividida por una parte por los habitantes griegos y por otra por los habitantes indígenas, separadas ambas partes por unos muros paralelos. Los griegos exportaban sal, metales de pequeñas minas y cereales entre otras cosas. Su fuerza y su cultura condicionaron en gran medida la evolución de los indígenas que los rodeaban dando paso al nacimiento de la cultura ibera local. Entre otras cosas los griegos a través del puerto de Empúries enseñaron a los iberos a cambiar su costumbre de guisar con grasa animal como la de cerdo por guisar con grasa vegetal. La Empúries griega llegó a ocupar 26.000 m2.

La ciudad romana

Durante la segunda guerra púnica, el año 218 a.c. llegaron al puerto de Empúries diversos barcos de romanos. Era el principio del proceso de romanización de la Península. Era el ejercito romano de Escipión, que quería cerrar el paso a los cartagineses.

Tiempo después Horacio Porci Cató decidió instalar un campamento militar en Empúries que sería el inicio de la nueva ciudad romana creada el año 100 a.c. Durante ya la época del emperador Augusto se unieron la ciudad griega y romana física y jurídicamente bajo el nombre de Municipium Emporiare.

Extinción

ruinas de empuries 2

Pero con el paso del tiempo Empúries fue perdiendo importancia frente a otras ciudades. Finalmente fue abandonada del todo a lo largo de la segunda mitad del siglo III d.c. Poco a poco las dunas que la rodeaban fueron creciendo tapándola y el paso del tiempo hizo el resto.

En el siglo IV d.c el que ahora vemos como conjunto Monumental de Empúries era un enorme cementerio, sobretodo en la antigua ciudad griega, este estaba alrededor de una basílica paleocristiana y era donde se enterraban los cuerpos para su eterno descanso de los habitantes de la que ya era la ciudad que estaba en Sant Martí de Empúries.

Situación general

La neápolis o ciudad griega se encuentra junto al mar, al lado, un puerto natural dota de aún más belleza si cabe al patrimonio artístico, que teníamos ante nuestros ojos. En dicho puerto natural que da al paseo marítimo de St. Martí de Empúries era donde acabaría el recorrido por la ciudad griega entre la brisa del mar que te envuelve y el calor del bosque que la rodea.

Entre la ciudad griega y la romana existe una zona ajardinada que a pesar de ser su separación les da una proporcionada homogeneidad. Y tanta belleza da comienzo desde un parking en la entrada, parte de él arbolado y una clásica cabina de teléfono que aunque nos dejó entrever al fondo lo que nos esperaba nos dio pie a imaginar la majestuosa armonía de materiales, colores, olores y sonidos de los que seriamos testigos.

Las ruinas

El conjunto de ruinas que estábamos a punto de ver es el yacimiento arqueológico más visitado en Catalunya y es que es uno de los más fascinantes entre los que se pueden visitar, por la nitidez de los restos que se han recuperado tanto de la ciudad griega como de la romana, así como por el estupendo estado de conservación y presentación del yacimiento, y de los edificios creados en su entorno.

Es una visita entre pilares antiguos y el eterno azul del mar, no en vano la belleza del entorno compite por el protagonismo con el peso de la historia ya que el recorrido es un romántico paseo entre las ruinas pasando por las calas de belleza extraordinaria.

Este increíble recinto lo es también por ser el único lugar donde llegaron a juntarse ciudad, factoría griega, pueblo romano y de habitantes del lugar, aunque la mayoría de ruinas que se han encontrado son de la época en que la ciudad griega y la ciudad romana estaban unidas por ser estas las más superficiales. Aunque el recinto global tiene nada menos que 40 hectáreas me sorprendió mucho el hecho de que solo se visite una parte inferior al 25% del yacimiento ya que el resto está todavía por descubrir e interpretar. Solo un defecto le encuentro yo, y seguro que alguien más a quien le haya pasado, al lugar y es que con el fin de no quitar belleza a las ruinas ni mezclar o poner en ellas nada alieno a las mismas no hay lugares sombreados donde sentarse.

Con lo cual cuando fui con mi familia con tan largo recorrido sin descanso mi abuela llegó extasiada, bueno, ella y un poco todos puesto que al ir más tarde nos dio el mediodía sin una sombra de cobijo y el sol era difícil de soportar y es que en esta zona es muy fuerte por lo que se recomienda no ir al mediodía.

Recorrido griego

Por fin, después de que la guía acabara con sus explicaciones y el audiovisual que nos mostró con la historia del lugar, estábamos preparados para hacer el recorrido sin ver solo piedras, sino viendo lo que había más allá de ellas y lo mucho que significaban.

Empezamos a caminar por la ciudad griega y lo primero que vimos fue la muralla, esta, conserva bastante bien sus primeras piedras como para poder ver lo que era. Se encuentra en el sector meridional y es del siglo II a.c. Esta muralla formaba parte del sistema defensivo de la ciudad y fue el último trozo en construirse el que se conserva ahora. Estaba hecha con enormes piedras calcáreas y constaba con dos torres de planta cuadrangular.

Sin apenas caminar llegamos a nuestra segunda parada, teníamos ya la sensación de que seguro nos gustaría la ruta.

La segunda cosa por ver es la puerta de la que apenas se podía observar en el suelo que no había marcas de piedra durante una corta interrupción de la muralla y que seguían a sus dos lados. La puerta que estábamos viendo perfectamente en nuestra cabeza era la principal para acceder a la ciudad, estrecha y cerrada con una reja de hierro.

Nos introducimos ya en la ciudad, al otro lado de la muralla y nos dirigimos hacía la izquierda, allí nos topamos con los restos de los que fue el templo de Asklepieion del siglo II a.c. Era un lugar muy importante en la ciudad ya que se trataba del templo del dios de la medicina Asclepi y era un centro terapéutico a la par que religioso consagrado a este dios, en el que los enfermos tenían sueños sagrados que eran interpretados por los médicos.

Podíamos imaginarlo bastante bien ya que la altura de las piedras y sus huecos dejaban entrever las estancias de que había contado, también se veía el pedestal donde había estado la figura al dios y una zona en el suelo pavimentada enfrente donde seguramente se detenían ante él a adorarlo.

Nos colocamos a la derecha cruzando lo que había sido una calle para ver el llamado Serupieion, construido en el siglo I a.c. Este era el nombre con el que se conocía al santuario de Zeus Serapis, una divinidad egipcia a la que adoraban.

En el templo habían unas escaleras laterales que podíamos ver puesto que se habían recuperado entre la tierra que las tapaba, que estaban una a cada lado de la zona de culto a Serapis, Isis y su hijo Harpòcrates. Este templo es la zona más completa y recuperada de las ruinas. Nos enseñaron una inscripción del templo también recuperada en la que podíamos leer el nombre del arquitecto que lo hizo, este fue Numas, un alejandrino que vivió en Empúries.

Nos explicaron que en aquella época los arquitectos lejos de estar reconocidos por sus obras como ahora eran tratados como sirvientes anónimos, a raíz de la idea de uno de ellos para obtener el reconocimiento que creían merecían, colocaban en todos sus edificios una placa con su nombre donde creían que aunque los cubriera la tierra permanecerían intactas dándoles el paso del tiempo así el reconocimiento en la historia.

Tras la anécdota volvimos a cruzar la calle y tras el templo de Asclepi profundos espacios bajo el suelo entre dibujaban lo que fueran los filtros de agua construidos el siglo III a.c. En ellos se colocaban las ánforas que tenían un orificio en la base y debían de estar llenas de materiales filtrantes como arena y grava.
Seguimos nuestro recorrido que por ahora estaba siendo corto ya que estaba todo muy cerca. Esta vez caminamos un poco más hasta que llegamos al siguiente punto, la casa de atri que databa del siglo II a.c. Esta era una bastante bien conservada vivienda unifamiliar tipo, es decir, la vivienda característica de aquella época.

Tenía una finalidad residencial y se situaba alrededor de un patio con cielo abierto la zona que se habitaba. Estaba muy bien conservada y las piedras marcaban abiertamente las zonas que en nuestra imaginación iba situando como dormitorios, comedor o cocina. Me pareció ver a una familia griega en su casa en su día a día y todo.

A mano derecha y a pocos pasos se encontraba el principio de la gran plaza que estaba en el centro de la ciudad. En ella, a cada uno de sus lados se encontraban las tiendas de la neapolis o tabernae como las llamaban ellos, principalmente estaban en la parte de la calle que tiene sentido norte-sur, considerada calle comercial. Muchas de las excavaciones datan de la época romana republicana todo y que se cree que fue igual en todas las fases de laa historia de la ciudad.

Entre las tiendas vemos los restos de lo que fue la entonces llamada Factoria de salaons, datada del siglo I d.c. es pues lo más avanzado que habíamos visto hasta ahora en el tiempo en que transcurría nuestro paseo por la historia. Se trataba de una pequeña industria donde se elaboraban los antepasados de las actuales famosas anchoas de la Escala.

Saliendo de la plaza a la izquierda pudimos ver la casa de Peristil. Esta casa era una pequeña variante de la casa que habíamos visto antes, también del siglo II a.c. era una vivienda unifamiliar de carácter residencial solo que en lugar de estar en torno a un patio estaba en torno a un jardín. En esta concretamente que estaba detrás de la calle comercial las ruinas nos hacían intuir que se organizaba a través de un pórtico del jardín.

Paseando un trozo nos situamos en el macelum o pequeño mercado, es posible que este fuera el habitual en la ciudad solo para ellos y el anterior fuera para cuando llegaban los barcos a comerciar. Este mercadillo del siglo II a.c. estaba alrededor de una gran cisterna de uso público que debía de estar llena de agua potable.

Siguiendo a la derecha del mercadillo pudimos ver lo único que separaba a la ciudad del mar dentro de las ruinas, el Ágora del siglo II a.c. El ágora era como se llamaba a la plaza pública que servía de centro de la actividad política, social y económica de la neapolis además de ser la intersección de las dos calles principales, la que va de norte a sur y la que va de este a oeste.

Los restos no eran tan abundantes como los anteriores pero me quedé hechizada de forma especial en este punto pues las ruinas olían a Mediterráneo, la brisa del mar me hacia presentir su música y la tramuntana soplaba libremente sin barreras golpeando mi cabeza con aires de felicidad y eentusiasmo.

Mientras en la misma ágora visitábamos lo que quedaba de su Stoa, un gran edificio del mismo siglo porticado donde los ciudadanos llevaron a cabo sus actividades sociales y comerciales y en el que en el fondo se situaban los locales fijos. Como podíamos ver la ciudad estaba totalmente destinada a comerciar y era lo que habían potenciado en ella.

Estábamos ya en el norte del ágora y solo nos quedaba el tramo final, que empezaba en los límites del ágora con las canalizaciones que se podían ver aún por donde llevaban el agua la red de saneamiento de la ciudad.

Al final de esta tocando el paseo marítimo, la Cella Memoriare o iglesia paleocristiana de carácter funerario que pasamos con más rapidez que el resto de los puntos porque no acababa de ser el tema que se trataba.

Finalmente el mosaico de la casa helenística. Dicho mosaico del siglo II a.c. se encontraba en lo que fuera el pavimento de una habitación dedicada a sala de banquetes o reposo seguramente. Esta casa se situaba en el eje de la calle norte-sur.

Era simplemente extraordinaria la conservación del mosaico que era tan sencillo como su combinación de color rojiza con los puntos blancos que escribían todos juntos la palabra Hdukoitos la cual se traducía por “que goces de los placeres del amor carnal”. Y era así con esa tentadora frase que acababa el recorrido.

Mire el reloj, una hora y casi cinco minutos, me parecía extraño puesto que al sumergirme en la historia griega el tiempo se había vuelto ambiguo siendo corto y pareciendo mucho aunque no de forma pesada a la vez, aparte de eso me llamó la atención personalmente lo bien calculada que tenia la guía la ruta que relajada y sin mirar el reloj la había clavado, una demostración de la buena organización del recinto, sin duda.

Tocaba descansar un poco y coger fuerzas para el otro tramo que tenia mas camino a hacer.

Una de griegos

Antes de seguir la ruta y puesto que se encuentra en el museo de la zona de descanso exceptuando las grandes ocasiones en que se traslada al pedestal de su templo de donde es originario una mención especial para la estrella y punto fuerte de las ruinas griegas, la prácticamente recuperada y a consciencia restaurada estatua de Asklepieion o Asclepi, dios de la medicina del cual ya habíamos visitado su templo al inicio de la ruta por la ciudad griega.

Esta estatua fue hallada en 1.909 y fue un gran símbolo del Noucentisme catalán, movimiento cultural que quería ser un reflejo del mundo clásico. Asclepio era el dios griego de la medicina. Hijo de Apolo y la mortal Coronis princesa de Tesalia y fruto de uno de sus múltiples y esporádicos encuentros nocturnos apasionados de breve duración. Esa noche, como de costumbre, Apolo se dio a la fuga al acabar de amar a Coronis pero dejó como vigilante un cuervo blanco. Coronis se enfadó como siempre lo hacía por la fuga de Apolo y sin saber que había quedado embarazada movida por la rabia y el desengaño se entregó a los brazos del príncipe Isquis a quien amó durante horas.

Era pues el momento en que el cuervo blanco había de cumplir su tarea de volar a Delfos para informar a Apolo. Al narrarle el cuervo lo ocurrido Apolo enfurecido y ciego de celos tiñó de negro al cuervo condenándolo a tener siempre este color por ser el que anunciaba la llegada de la muerte pues Apolo mató sin dudarlo a Coronis sacándole la criatura del vientre para que fuera criada y educada por Atenea y el Centauro Quirón. Fue con ellos con quienes Asclepi se hizo experto en medicina y resucitación dones que los dioses consideraron impropios para un semi diosque tendría el título de dios al convertirse constelación tras que Zeus le diera muerte y Apolo venganza.

Siempre llevaba y se representaba con un bastón en el que se enrollan varias serpientes y una corona de laureles. Cuando se halló en 1.909 estaba rota a trozos. Se hallaron 85 fragmentos de ella en las excavaciones, los cuales junto con los brazos fueron restaurados en el museo arqueológico de Catalunya en Barcelona que fue donde se trasladó. En mármol blanco esculpida el siglo II a.c. tiene un peso de casi una tonelada y mide 2,20 metros. Es la estatua más importante hallada en el Mediterráneo occidental. Después de pasar largo tiempo en Barcelona volvió a su lugar de origen por el centenario del descubrimiento de las ruinas.

Descanso y museo

Nos hallábamos pues al finalizar el recorrido por la ciudad griega en la zona donde un edificio más moderno que lo visto hasta entonces obra del Noucentista Josep Puig i Cadafalch albergaba el museo y la tienda. Era el momento de visitar ambos sitios pues el recorrido por la ciudad romana nos alejaría y no volveríamos a pasar.

Así lo hicimos, fue entonces cuando vimos la imponente estatua de Asclepi. También era el momento de hacer la necesaria parada en el baño puesto que no estaban ubicados más que en esa zona, detrás de ella el área arbolada de la cafetería y área de descanso. Nos refrescamos tomando algo mientras descansábamos hasta que nos convocaran para iniciar la visita a la ciudad romana.

Piezas

Los restos de los objetos encontrados están en el museo anexo de las excavaciones el cual visitamos, como ya he dicho, aunque este no es muy grande ya que los objetos más valiosos se encuentran en los museos arqueológicos de Barcelona y Girona.

Pudimos contemplar, aún así en el museo de Empúries aparte de la nombrada estatua de Asclepi una cabeza que representaba a Apolo, unas monedas griegas de plata en cuñadas en Emporion con la figura de Pegaso, el caballo alado, un vaso pintado del siglo III d.c. con una inscripción en alfabeto ibero y una moneda de Empúries en la que se representa la leyenda ibérica Untikesken como objetos más destacados de los que habían.

La ciudad romana

El descanso pasó rápido y ameno con tanto por ver y sin darnos cuenta llegó el momento en que la guía nos llamó para volver a juntar nuestro grupo. Estaba a punto de dar comienzo nuestra visita a la ciudad romana que estando al norte de la griega tenía más trozo a pasear bajo el sol radiante que iba subiendo la temperatura. Iniciamos así nuestro nuevo viaje en el tiempo. Al acabar la zona ajardinada que nos conducía hacia las ruinas paseando un trozo llegamos a nuestro primer punto de parada.

Ya desde allí se veía una vista general a lo lejos del conjunto en el que se apreciaban unas ruinas mejor conservadas y restauradas que las de la ciudad griega. Nos hallábamos frente a una domus del siglo I a.c. Esta era una de las casas más importantes de la ciudad. Se podía apreciar que había sido reformada por la conservación tan buena que habían tenido las piedras de las bases de las paredes de una considerable altura.

Pero sus joyas solo visitables en primavera y verano por su conservación no eran las piedras sino los mosaicos recuperados a la perfección en las nuevas dependencias en blanco y negro mezcladas haciendo del suelo de las habitaciones un gran tablero de ajedrez. Pero esta belleza se igualaba o superaba por las pinturas murales halladas. Con tanto dato y detalle no me fue difícil hacer en mi cabeza una imagen visual de cómo debió ser. Ya con esta casa se notaba como los justos y necesarios espacios de los griegos eran convertidos en mucho más amplios lugares por los romanos.

Impacientes por ver más caminamos un trozo por la zona hacía la izquierda para encontrarnos lo que en su época fue la casa Domus enumerada como 2ª y datada de los siglos I a.c. y I d.c. En sus paredes aún podíamos ver los restos de las pinturas que antaño las decoraban. El esquema que se adivinaba por la situación de las paredes era el de la clásica casa romana pequeña que da a otras casas en contra de la anterior más grande y aislada.

Estos datos y el número que se conservaba de ellas nos indicaban que la primera domus vista era para los romanos más adinerados o con cargos mientras que la segunda domus junto a las que daba y estas a otras eran las del pueblo llano. Desde este conjunto de ruinas tenias que trasladarte a otro grupo de ellas para ver el siguiente punto.

Había bastante trozo a caminar entre ellas pero tanto el lugar como el tiempo muy agradables se prestaban a ello. De modo que fuimos hasta allí tranquilamente charlando aunque lo agradable que era se convertiría en tortuoso, o más bien infierno para quien sin ni siquiera un guía que les quisiera acompañar se le ocurriera ir al mediodía ya que no habían arboles donde resguardarse del entonces imponente sol, tan solo la verde y fina hierba les harían compañía, bueno, y la tramuntana, ese loco viento que iba apoderándose de mi cabeza.

Al llegar a la siguiente agrupación de ruinas la primera parada fue la basílica que estaba como la anterior domus entre los periodos de los siglos I a.c. y I d.c. y había sido junto con la curia el edificio dedicado a la administración de la justicia, como los ya vistos en muy buena conservación.

Justo al lado de la basílica se había alzado orgullosamente erguido en su época y menguado en la actualidad hasta la altura de los pilares rescatados en muy buen estado el templo Augustal del siglo I d.c. Este templo dedicado a Augusto tenía finalidades religiosas.

Pero no era el único templo de la ciudad donde pudimos ver con exactitud loa arquitectónicamente famosos pilares romanos con sus rasgos que les caracterizaban y hasta sus capiteles. Justo detrás del templo Augustal luchaban contra el viento de tramuntana por mantenerse en pie los restos del Templo Capitolio. Dos siglos anterior, del I a.c. estaba dedicado a Júpiter, Juno y Minerva a los que adoraban. Este era sin lugar a dudas el edificio religioso más importante a la par que representativo.

Caminando unos minutos, pocos, llegamos a la Ambulacrum del siglo I a.c. que era una magnifica reconstrucción de uno de los diferentes pórticos que envolvían la mayor parte del Fórum cuya reconstrucción era tan exacta y nítida que te trasladaba solo verlo a la época romana.

Así que sin movernos a la vez nos hallábamos en el fórum de la ciudad que se debió de construir el siglo I a.c. y se mantendría hasta el abandono de la ciudad o siglo III d.c. El fórum se usaba como centro político, religioso y económico y era donde tenían situación los principales edificios públicos de la ciudad. También era el punto centro entre la calle que iba dirección norte sur y la que recorría la ciudad de este a oeste.

En él se veía aun la situación y estructuración de los diferentes edificios públicos, las columnas que habían y dos trozos alargados de verdoso y suave césped separados por lo que era una calle. Estábamos casi en la parte más alta de la que había sido una ligera subida a la montaña. Desde allí una ralla muy fina entre dos azules separaba el cielo y el mar al que sentía igualmente cerca. El paseo estaba lleno de lo que para mí era una enorme belleza que resultaba todo un placer para mis sentidos.

Nos detuvimos a ver las dos calles principales con sus baldosas para facilitar el camino a los transeúntes en la parte de la ciudad que se cruzaban, el Kardo Maximus del siglo I a.c al siglo II d.c. era la más importante de ambas por su trayectoria de norte a sur. La otra en sentido este- oeste se denominaba decumanus maximus.

Nos dirigimos a la Ínsula situada a la izquierda del fórum y justo al finalizar este. La ínsula es como es como se llamaba al conjunto agrupado en limitado espacio de casas con viviendas y tiendas con lo cual era allí junto a otras ruinas donde teníamos que ver las tabernae o tiendas del siglo I a.c.

En la parte oriental al fórum en la época de Augusto se construyó una basílica. La observamos desde sus pies admirados por como había aguantado ante el paso de los siglos. En sus tiempos dorados de gloria los restos que continuaban de pie ante mis asombrados ojos ya por todo lo visto fue el lugar de reunión de las asambleas de los ciudadanos y donde se administraba justicia.

Tras un no despreciable camino nos dirigimos ya al final de la hermosa y orgullosa ciudad romana y de nuestro recorrido por ella. Allí viendo pasar el tiempo se hallaba indiferente a los sucesos acontecidos vigilando la ciudad como había hecho siempre, estaba la puerta de acceso o en nuestro caso de salida de la ciudad. Situada en el extremo del Kardo Maximus conservaba aunque visiblemente erosionado hasta el arco que la cerraba. Pero más sorprendentes eran las aún visibles rodaduras de los carros que la atravesaban. Miré con cierta curiosidad por su situación el símbolo fálico esculpido en la fachada exterior que nos explicaron simbolizaba fuerza y prosperidad.

Desde allí nacían en sus laterales los brazos de la muralla que demarcaba la ciudad. Está bien conservada, como el resto de las ruinas era del siglo I a.c. y no fue muy alta ni tuvo torres puesto que la situación de la ciudad ya hacía de protección de esta. Apreciamos que constaba de un zócalo de piedras calcáreas seguidas de algún otro tipo en las siguientes filas.

Después de un poco caminar por fuera ya de la ciudad visitamos el anfiteatro del siglo I d.c., edificio en el que se celebraban los juegos de gladiadores que a pesar de ser modesto con sus gradas de madera era muy importante y valioso por ser el único junto con el de Tarragona que se preserva en Catalunya.

Un poco más a la izquierda pudimos ver junto con el final que se apresuraba de nuestra ruta, la palestra también del siglo I a.c., esta era el edificio destinado a ejercicios gimnásticos, juegos atléticos como carreras y lucha grecorromana, motivo por el que la situaron delante del anfiteatro. La palestra por desgracia tenía su estructura muy deshecha, el tiempo había hecho mella en ella.

Con más melancolía que expectativa vi el llamado también entonces parking, al sur de la neapolis, este fue el recinto de la ciudad romana donde se hallaron restos de una fundición de plomo y plata romanas abandonadas el siglo I a.c. Bajo ellas unos restos griegos del siglo III a.c. intentaban de nuevo tras largos siglos en la más inmensa y profunda oscuridad alcanzar a ver los hermosos rayos de sol junto con la necrópolis del siglo IV a.c. que no se había terminado de excavar aun.

Ya cabizbaja vi el cardus como nota final del concierto histórico y paisajista del que habíamos sido testigos. El cardus, la vía principal que iba del norte al sur hasta la puerta meridional nos regresó de nuevo al punto de partida.

Aunque estábamos en el mismo sitio donde todo comenzó nuestra manera de ver la historia y la naturaleza más la combinación de ambas había cambiado. La guía se despidió y nos dejó para ofrecer sus conocimientos a otro grupo ansioso por conocer mientras el nuestro se dispersaba enmudecido ante lo presenciado. Cuando otra vez la tramuntana golpeo acariciando mi cabeza para contagiarme la energía de su locura que me hizo vibrar de nuevo de alegría puesto que la excursión aun no había acabado.

Recorrido verde

De la época romana nos constan 44 especies total y exactamente documentadas de plantas que han podido datarse en esos tiempos. Estas 44 especies vegetales conocidas que se hallaban en el recinto han sido replantadas para que durante el paseo pudiéramos apreciar también la vegetación de la época. Y realmente encontré que esta variada y bella vegetación dotaba de más interés, hermosura y armonía al recinto arqueológico.

Algunas de dichas especies plantadas eran perales, olivos, encinas, higueras, lavanda, vid, tomillo, robles y olivos. Así fue como pudimos apreciar cómo era la jardinería en la época romana. Pudimos conocer entre cómo vivían y sus costumbres las especies y hierbas aromáticas con las que daban sabor a sus comidas , elaboraban los perfumes usados por las mujeres y los productos de aseo personal que utilizaban.

Otro dato a destacar en el recorrido verde es el hecho de que pudiéramos ver las plantas que usaban como medicinales pues nos muestra cuán avanzados estaban en ese campo, sin olvidar las usadas en ceremonias y rituales religiosos, como eran y que tenían en sus huertos y que tributos ofrecían a sus divinidades, emperadores o personas ilustres por considerarse importantes. La primera vez que fui a las ruinas aún no estaban estas plantas en sus lugares y creo que esta segunda vez me fueron de gran ayuda para dotar a mi imaginación cuando se trasladaba a la ciudad griega de más detalles.

Arqueólogos

visita a las ruinas de empuries

La historia de los restos arqueológicos empezó ya hace más de un siglo, concretamente en 1.908, cuando la Diputación de Barcelona en nombre de la Junta de Museos compró los primeros terrenos del Conjunto y desde entonces se ha excavado continuamente sin interrupción. Fue el mismo 1.908 cuando Emili Gandia inició las excavaciones junto al gran Josep Puig i Cadafalch. En las primeras intervenciones en el sector meridional ya se hallaron la muralla y la puerta de acceso.

Pero fue entre el 5 de septiembre y el 25 de octubre de 1.909cuando se hizo el mayor descubrimiento de estos arqueólogos, este se trataba de Asklepi y su templo. En 1933 Emili Gandia es nombrado director de las excavaciones pero solo encontró piedras. Tras la guerra se creía no se había trabajado en las excavaciones hasta hace poco que se descubrió junto con otras cosas que se habían hecho entonces que dos centenares de prisioneros de guerra republicanos fueron forzados a trabajar en el yacimiento como esclavos desde el 1.940 al 1.942. Mientras en la versión oficial en 1.939 se nombra a Martin Almagro el director de las excavaciones hasta 1.962. Este se atribuyó el merito del hallazgo del anfiteatro, la palestra y diversas casas.

En 1.962 de forma oficial se reemprenden los trabajos en el recinto arqueológico y asume su dirección Eduard Ripoll junto con la del museo de antropología de Catalunya cediendo la batuta en 1.981 a Enric Sanmartí que asume la dirección de las excavaciones.

Símbolo olímpico

Ya que los griegos tuvieron en Empúries su punto de entrada a la Península , fue Empúries la designada en los Juegos Olímpicos de 1.992 de Barcelona para recibir la llama olímpica. Fue con motivo de este acontecimiento por lo que se decidió construir desde la Escala a St. Martí de Empúries un paseo peatonal qque fuera también a parar a las ruinas y siendo desde entonces solo desde el paseo que bordea a las playas de St. Martí desde donde puede observarse el muelle helenístico.

Y así, fue en la playa del Moll Grec, en el antiguo muelle griego del siglo I a.c. donde en un momento que pasaría a la historia tanto por su importancia como por su emoción y el sentimiento que se sintió en nuestra tierra al unísono, desembarcó el relevista que portaba la antorcha olímpica para alumbrar los Juegos Olímpicos que fueron calificados como unos de los mejores de la historia.

De paseo por Empúries

Al salir de las ruinas nos encontramos en la mitad del camino que va de Sant Martí a la Escala o a la inversa que es una ruta estrecha pero muy agradable que discurre entre pinares en el lado que da al mar del yacimiento arqueológico. Decidimos seguirlo en dirección Sant Martí, no tenía perdida pues nos dejaría en la misma entrada.

La distancia entre la playa a la que llegábamos hasta la siguiente que íbamos a encontrar en nuestro hermoso caminar era muy corta y así íbamos avanzando por ellas a cual más bella. Era un camino tan tranquilo como la paz que transmitía la naturaleza y el mar, en verano se prohibía el tránsito rodado lo que lo hacía además seguro. Bajamos a sentarnos un rato frente al calmado mar a reposar, para ello desde el camino que estábamos haciendo bajamos por el camino que de él salía hacia la cala. Este camino eran unas antiguas escaleras de madera.

Estuvimos un rato allí antes de continuar. Seguimos andando entre pinares hasta llegar a St. Martí desde donde pudimos observar el muelle helenístico que no habíamos visto con las ruinas y que se conservaba muy bien. El camino que habíamos hecho pertenecía al camino de ronda que recorría toda la costa por su orilla hasta Francia.

Las playas

Habíamos pasado por unas cuantas playas en tan poco espacio, en la de Empúries había el mirador de la Costa desde el que pudimos apreciar una interesante vista panorámica de ese sector del golfo. En la playa del Moll Grec o playa de la Muralla que estaba al lado veíamos como eran las playas de la zona. Anchas y de arena fina pero con la entrada un tanto dificultosa por las piedras que se situaban en la orilla. Esta playa en concreto tiene el encanto de los restos griegos que le dan nombre cerrándolos por detrás.

El resto de playas sin interés histórico pero igualmente bellas se sucedían con las mismas características hasta llegar donde estábamos, en la playa de Sant Martí , viendo el muelle helenístico que estaba a unos 500 metros entre el agua del mar que le acariciaba suavemente. Por lo visto se había realizado poco después de la llegada de los romanos, a causa de la intensificación de tráfico comercial. Me imaginé todos los barcos de época allí, cargados de diferentes mercancías.

Sant Martí de Empúries

Como he comentado este hermoso y tranquilo pueblo estaba a menos de un kilometro de las ruinas y estaba edificado sobre la antigua paleapolis griega al que se había de añadir el comentado muelle helenístico cubierto por aluviones. St. Martí recordemos que era originalmente una isla separada de tierra firme por un brazo de mar que posteriormente se cego por las dunas hasta habitarse como ha llegado a la actualidad.

Y que se hizo tierra por los sedimentos del Fluviá. Estuvimos dando un paseo por él aunque corto porque el pueblo era pequeño y nos fuimos a la plaza de la iglesia que era donde estaba el ambiente con las terrazas de bares y restaurantes. Pero no entramos en ninguno puesto que allí no tenían lo que queríamos probar, fuimos a una bodega que se veía muy selecta de las varias que habían para elegir qque claro esta, eran especialistas en vino.

Un vinito romano

Estábamos en tierra de vinos desde la época de las ruinas que habíamos visitado, pero la mayoría por mayor o menor precio lo comprabas en otro lado. Los únicos no comercializados a casi ningún sitio eran los típicos de Empúries y nosotros queríamos probar uno, el mulsum. El mulsum era una bebida tradicional romana elaborada a base de vino y allí aun la hacían igual que la habían estado haciendo los romanos antaño.

Preguntamos a ver si nos podían servir uno y lo hicieron, olía más a dulce que a alcohol, del color del vino claro, lo probamos y era dulce, estaba muy bueno y pasaba demasiado bien. Nos explicaron que era un vino endulzado con miel que se había vuelto tradicional en el Empordá. Se elaboraba con miel de todas las flores el original y con medio centenar de especies indicadas en textos que dependían del autor. Se mezclaba el vino con la miel y las especies y se removía bien hasta que la miel se disolvía. Llenaban un frasco que cerraba bien 21 días y después para servir se colocaba en otro frasco. Se servía templado para entremeses, entrantes o degustaciones o bien fresco a 14º con queso roquefort, tortas de chocolate, pechuga de patos con higos y platos picantes. De modo que pedimos algo para picar con otro vasito de mulsum.

Escala

Con el estomago satisfecho y un poco más contentos deshicimos nuestro camino otra vez hacía las ruinas donde teníamos el coche, lo cogimos y nos fuimos hacia la Escala, un pequeño pueblo pescador donde teníamos intención de comer. Este pueblo en mayo es la representación, como en un museo, de la vida greco-romana ya que se viste y transforma de época en la fiesta del Triunvirato Mediterráneo.

A comer

En la Escala hay muchos restaurantes y todos ellos de gran calidad así que todos valen la pena. Hicimos la comida típica de allí que es Mar y Muntanya, esta consiste en combinar en sus platos carne y pescado.

Después de comer fuimos a hacer una compra de cómo vimos, ya tenían la factoría los griegos y romanos, lo más característico de allí, las anchoas.

Las anchoas de la Escala están realmente buenas con el típico pan con tomate pero se pueden comer de muy diferentes maneras como también solas como aperitivo. Fuimos a comprarlas para llevárnoslas directamente de la fábrica que las vendían en una de las casas del pueblo. Nos dijeron que para hacerla su manera era ponerlas en aceite o salazón, descabezándolas y seleccionándolas por tamaño antes, fileteadas y recubiertas con aceite y pimiento para el envasado. El secreto para que estuvieran tan buenas ya no nos lo dijeron pues era secreto. Compramos para nosotros y yo aproveché a comprar para mis padres y abuela.

Si nos queremos quedar

La tramontana seguía tocando a mi cabeza que le hacía tener un montón de absurdas ideas y bromas, ya os he dicho que aquí se cree que afecta a la cabeza, hay a quien le duele y a mí me hacía parecer llevar una copa.

De broma en broma nos llegamos a plantear quedarnos pero ya no había más días. Volvimos para casa pero si alguien se quiere quedar en St. Martí solo ya hay tres sitios, todos de precio asequible y limpios. “El Ricmar” es de una estrella y tiene 33 habitaciones dobles con baño, bar, jardín, piscina y parking. “Empúries” que baja el precio si la habitación la pides sin baño privado con jardín y bar. El más conocido e intimo “ Pensión Roura” edificio típico de 7 habitaciones de pensión completa y un precio medio.

Datos de contacto

Yo me fui para allá directamente puesto que nunca hay problemas de entrar pero para hacer rutas con espectáculo programadas o asegurarte la visita si vienes de lejos puedes llamar aal teléfono de Información de Empúries al (972) 77 02 08 en la Escala.

Y si quieres más información puedes entrar en la web del museo de Arqueología de Catalunya en la web http://www.mac.cat/

Conclusión

Como habréis podido ir leyendo mi opinión de cada cosa esta junto a ella para no repetiros de nuevo aquí toda la historia. Aun así remarcaros la importancia histórica y la belleza del conjunto arqueológico que está realmente bien cuidado y muy organizado.

Su poder de trasladarte al pasado con sus ruinas y todo lo que las acompaña como las plantas es inmenso y la paz y tranquilidad que se respira allí te hace desconectar de la rutina del día a día que llevamos en nuestras vidas El recorrido por las ruinas si lo hacéis veréis que es sino idéntico muy parecido al que os he descrito ya que es la ruta oficial con la que consideran se entienden mejor las ruinas. Es una visita que sin duda os recomiendo hacer junto con la de las playas que hay al lado muy tranquilas, el paseo reparador por la montaña y que no dejéis de visitar al menos los dos pueblos de al lado pues están llenos de encanto.

Es un sitio ideal para hacer de él de sede y realizar desde allí otras excursiones por tan rica comarca.

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