Hace dos fines de semana coincidió este Mercado Medieval con que subíamos a Sant Feliu de Guíxols, a ver la familia de Gabi. Esa misma semana, habíamos vuelto de Túnez, y el mismo fin de semana decidimos irlos a ver para darles los regalos.
Coincidió, sin saberlo, que era el Mercado Medieval de Castell d’Aro, una población que pertenece a Platja d’Aro, en la Costa Brava, y que es donde veraneamos.
Pensamos que quizás habría mucha gente, por eso íbamos con miedo a que nos costara aparcar. Fuimos el sábado por la tarde, y aparcamos el coche en la parte baja del pueblo, sin problemas. El casco antiguo y la iglesia del pueblo son la parte antigua y está en la parte alta.
Nos acercamos a pie, hacia el centro que es donde se montan todas las paradas de artesanía, alrededor de las callejuelas antiguas del pueblecito.
Es el VIII Mercado Medieval, que fue el último fin de semana de agosto, concretamente, los días 25-26 de agosto.
Siempre he oído hablar de esta feria, pero nunca habíamos llegado a verla, ya que no coincidíamos con los días que era.
A parte de la feria artesanal, propiamente dicha, sobretodo hay demostración de oficios, animación, y productos artesanos y de alimentación.
Contenido de la Guía
Cómo estaba montado el mercado medieval
Es el primer año que voy a este mercado medieval, ya que nunca había coincidido con él de fechas. Me encantas estos mercados y las ferias en general, supongo que me debe venir de cuando hacía ferias y participaba como artesana.
Por lo que he leído, sobretodo se pretendía potenciar la demostración de oficios en vivo. Y lo consiguieron, porque estaba bien lleno de demostraciones.
Demostración de oficios
Como íbamos con los sobrinos de mi chico, les hacía mucha gracia parar a ver el herrero, que si le dabas la voluntad te hacía una herradura allí mismo. O ver al vidriero, que tenía una parada y montaba cristales de diferentes colores diferentes figuras.
O el alfarero, el que me gustó más, que con un torno antiguo, de los que funcionan con una piedra que rueda, impulsada con un pie, hacía verdaderas maravillas. Hizo varios jarrones y cántaros, y los iba montando delante nuestro, primero haciendo la base, después el pitorro, después el asa. Nos dejó a todos impresionados. Además como estaba al lado de la iglesia, hay unas escaleras en las que la gente se iba sentando alrededor del chico que hacía la cerámica, estaba llenísimo.
Tenía una parada, donde vendía lo que iba haciendo, y nos estuvimos un buen rato, sentados y mirando.
Al lado mismo, también había una señora que hacia cestos artesanalmente.
Las paraditas
Las tiendas estaban montadas alrededor de la iglesia y por las calles que la rodean. No era una feria muy grande, pues solo debería ocupar 4 o 5 calles como mucho, y calles pequeñitas de pueblo.
Habían las típicas de bisutería; las de comida, con mieles, chorizos, quesos; las más esotéricas, con piedras y amuletos; las de los artesanos, con el artículo que trabajan, como el alfarero o el vidriero.
Eran paradas de medidas estándar, salvo una que era como un bar, con degustación de té y unas pastas, que era más grande, ya que tenía montada una especie de jaima, y unos taburetes con sus mesas bajas.
Amenización constante
A parte de todo esto, el mercado estaba constantemente amenizado con actuaciones de juglares, o espectáculo de danza del vientre, bufones y malabares. También cuando estaban a punto de cerrar el mercado, pasó una comitiva de 5 o 6 personas, disfrazadas, entre ellos la típica bruja y el jorobado que siempre están presentes en estas ferias y diciendo que el mercado cerraba pero que a la mañana siguiente volvían a abrir.
Los comerciantes también iban ambientados con ropa de época, y las calles y paradas estaban adornadas también de esta manera, para hacerlo más real.
Algunos números
En ediciones anteriores en esta feria se han llegado a contar hasta 15.000 persones, un número nada despreciable.
Este año, destacaba la presencia de 9 artesanos con demostración de oficios, 27 artesanos con demostración y venta de productos, y 15 artesanos con productos de alimentación.
Horario del mercado medieval de Castell d’Aro
El mercado medieval de Castell d’Aro se celebra el último fin de semana de agosto y su horario es de 11h a 14h. y de 17 a 21.30h.
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