Henry Clay Frick fue un magnate del acero que se hizo construir una mansión en 1.914, diseñada por el arquitecto Thomas Hastings, en la Quinta Avenida, enfrente de Central Park. Este hombre coleccionaba arte: pinturas, vajillas, alfombras…
Hizo su fortuna con sus fundiciones y a costa de la explotación de sus obreros.
En 1.919 donó toda su colección al estado. John Rusell transformó la casa en un museo que vale la pena visitar a aquellos amantes de al arte y también a los que no lo son tanto.
Contenido de la Guía
El Museo de la Colección Frick
Cuando visitas la mansión te haces una idea de como vivía el ricachón Frick, un obseso de la perfección, el lujo y la belleza. Las obras mas interesantes son un autorretrato de Rembrandt, el retrato de Tomás Moro de Hans Holbein el joven, San Francisco en el desierto de Giovanni Bellini, los cuadros de Francois Boucher que le encargó Madame de Pompadour y cuadros del Greco y Jan Vermeer.
Yo añadiría, por lo menos los que a mi mas me gustaron: los paisajes de John Constable, los retratos de sir Anthony Van Dick, La Forja de Goya y La educación de la virgen de Georges de La Tour.
También podréis admirar una importante colección de esculturas y el mobiliario propio de la mansión que entusiasmará a los amantes de las antigüedades.
Dentro de la mansión hay un pequeño claustro, Colonnade Garden court, donde podréis hacer una pequeña pausa en vuestro recorrido.
Reconozco que la colección es impresionante y seguro que los entendidos en arte la sabrán disfrutar mejor que yo, pero lo que mas me llamó la atención fue el «envoltorio del caramelo», esto es, la mansión Frick.
Información adicional
Abre de martes a sábado desde las 10 de la mañana a las 6 de la tarde y los domingos desde la 1 hasta las 6 de la tarde. El precio, que en el año 2.001 nos costó 7 dólares, ha subido ahora a 12 dólares.
No lo considero una visita imprescindible, pero si tenéis tiempo vale la pena pasarse por allí.