Excursiones en Nueva York

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Viajar a Nueva York era uno de mis sueños, uno de esos viajes soñados, y afortunadamente pude visitarla el año pasado, en el mes de Mayo, durante 10 días.

Lo que más duro se me hizo de todo el viaje fue el viaje de ida. Nosotros partíamos desde Gran Canaria a Madrid, y de allí saldría el vuelo a Nueva York. Lo peor fue que el viaje de a Madrid era muy temprano, y el vuelo a NY se suponía que era a mediodía pero se retrasó y salimos por la tarde, así que a casi al vuelo de 2 horas y media Las Palmas – Madrid, hubo que sumarle unas 7 horas de «estancia» en Barajas más las casi 8 horas de vuelo a NY. Os podréis imaginar cómo tenía el cuerpo al final de ese día.

Viajamos con American Airlines (operado por Iberia), y el vuelo fue relativamente bien (la comida no mucho) y llegando a Estados Unidos empezaron unas turbulencias «curiosas», pero en fin, llegamos sanos y salvos al aeropuerto JFK.

Al llegar a NY, lo que más «temor» me daba era el control de pasaportes, no por nada, sino porque había leído y escuchado experiencias de conocidos que eran «retenidos» durante horas, contrastando datos y demás, y me daba pánico que a mi novio o a mí nos pasara y comenzáramos el viaje de esa manera :S

Pero lejos de eso, hicimos una cola rápida en una sala gigaaaaante llena de mostradores de aduanas, y un policía te hacía una serie de preguntas (¿cuánto tiempo pasarás en Nueva York? ¿es la primera vez que viajas a NY? ¿cuál es el motivo de su visita?….).

Pasado el susto, nos dirigimos a la terminal del aeropuerto donde nos estaba esperando el servicio de transporte que habíamos contratado, nos reunimos con el grupo que iba distribuyendo a los viajeros en diferentes coches y listo, nos fuimos hacia nuestra «peasho camioneta tipo Hummer», de esos tipo todoterreno gigante muy americano, y de ahí hacia el hotel (pasamos por Queens y luego hacia la gran manzana).

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Nuestro destino era «The Pod Hotel», y una vez nos instalamos fuimos a dar un paseo por los alrededores para tener nuestro primer contacto con la ciudad y con un McDonalds jijijji, nuestra primera cena en la gran manzana, qué cosas…

A partir de ahí los días se nos pasaron volando. Los primeros días teníamos todo planeado porque habíamos contratado unas excursiones desde España (con la compañía de un guía muy conocido en foros llamado Gerardo).

Primera excursión

El primer día nuestra excursión fue la llamada «Contrastes», la cual trata de conocer los distintos barrios de Nueva York (el Bronx, Queens, Brooklyn…). La verdad que fue impresionante, todo lo que nos iba contando el guía de una forma muy amena y con curiosidades y no en plan enciclopedia. Además, según íbamos yendo a cada barrio nos ponía música «adecuada» en la furgoneta para «ambientar» la visita, con cantantes famosos que hubieran salido de esos barrios.

Lo que más nos llamó la atención fue el contraste, nunca mejor dicho, que vimos en el Bronx, con muchos garajes que se dedicaban al reciclaje de latas en la basura, carteles que te indicaban en las puertas que allí se había vendido droga y que estaba bajo vigilancia policial (carteles puestos por la poli claro), las zapatillas deportivas colgadas en los cables de electricidad por «luchas entre pandillas», los graffittis con historia, en fin, una mezcla entre lo decadente y lo urbano.

Brooklyn también nos sorprendió porque nunca habíamos visto in situ al mundo judío moverse en su ambiente, todos vestidos con sus reglas más ortodoxas, las mujeres con sus pelucas, los hombres con sus grandes barbas y sombreros típicos, los lugares diferenciados para hombres y mujeres donde no puede entrar el sexo contrario. Fue algo que te extraña mucho observar en un país que presume de libertades.

También fuimos a un barrio rico, llamado Whitestone si no recuerdo mal, con unas casas impresionantes, pero sorprendentemente sin muros, ni vallas… El guía nos dijo que como allí cada uno tiene derecho a tener un arma, si se te ocurre entrar a robar… ya te imaginarás…

En fin, una excursión muy interesante y que recomiendo a todo el mundo que visite la Gran Manzana (otro tipo de excursiones pueden hacerse de forma «privada» pero ésta es mejor hacerla en grupo y con profesionales a mi modo de ver).

Segunda excursión

Nuestro segundo día en NY teníamos la excursión contratada con más kilómetros, se trataba de visitar Washington y salíamos a las 5 o 6 de la mañana creo recordar, porque el viaje dura 4 horas en guagua (autobús).

Recuerdo mucho de esta excursión los paisajes durante todo el recorrido, pasamos por varios puentes sobre ríos impresionantes, pasamos «límites» entre estados, recuerdo el de Delaware, donde paramos también en una de esos «malls» americanos junto a la carretera con variedad de tiendas para comprar comida, recuerdos, etc. No recuerdo el nombre de la franquicia donde comimos ahí, pero era una especie de croissants con huevos revueltos para morirse de buenos.

Nuestro guía en Washington era un señor mayor mexicano, muy simpático y con una gran experiencia, daba gusto escuchar sus historias y bromas.

Es una ciudad muy «gubernamental», llena de edificios oficiales, ministerios, etc. y, al menos lo que vimos, poco «comercial».

De lo que visitamos ese día, nos sorprendió la Casa Blanca (pensábamos que estaría más apartada, más «infranqueable», y está frente a un parque, en medio de una calle, en fin, me imaginaba otro entorno). También nos impresionó el cementerio de Arlington (donde están los Kennedy), el Capitolio, el monumento a Lincoln…

Me gustó haber hecho esta excursión porque tiene sitios muy conocidos y te da una visión distinta de ciudad diferente a NY.

Tercera excursión

La tercera excursión que teníamos contratada al día siguiente, igual que el resto con la compañía de Gerardo, era visitar un centro comercial de «outlet» a las afueras de la ciudad.

Lo más curioso de todo es que nos vinieron a buscar en «limousine» jajaja, cuando la vimos llegar nos quedamos con la boca abierta, y además dentro venían otras 4 personas que habíamos conocido en la excursión de contrastes y nos hizo mucha ilusión repetir con ellos.

El centro comercial es muy curioso, es como un pueblo lleno de sus casitas terreras, su iglesia, pero cada casa es una tienda de una marca y la iglesia es como el edificio central de información, además tienes tus bancos, tus puestos de perritos… en fin, un sitio encantador y fabuloso para ir de compras tranquilamente durante un día.

Se llamaba «Woodbury Common» perteneciente a los «premium outlets» y tiene precios auténticamente de ganga.

Antes de viajar me había registrado en su página e impreso un libro de cupones de descuento especiales (aparte de otro que te dan al llegar allí el mismo día), así que iba bien surtida de posibles descuentos extras jijijiji.

A mí se me fue el día volando, nos venían a buscar a eso de las 4-5, y me quedaron un montón de tiendas por visitar, si voy otra vez iré por mi cuenta para aprovechar más el tiempo ya que encima se tarda un buen rato en ir y volver desde NY.

Las tiendas que visitamos fue Converse, Levis (a 18 euros!!!), Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Puma, GAP, etc.

Excursiones por libre en Nueva York

El resto de días nos dedicamos a visitar lo que nos interesaba en la gran manzana. Junto con los amigos que habíamos hecho el primer día, hicimos varias visitas a Chinatown, coger el ferry a Staten Island y ver la estatua de la libertad, la zona de Wall Street, etc.

Mi novio y yo también hicimos otras visitas «obligadas» como la de ir a una misa gospel en Harlem, pasear por Central Park, la Quinta Avenida, subir al Empire State Building y al Top of the Rock, parar en Times Square a comer algo (prácticamente todos los días), y en fin, callejear por NY.

Aspectos a saber: comida, transporte, la gente…

New York Times Square

Sobre la comida, si te gusta la carne y comes en cantidades industriales ¡este es tu paraíso! Menudos platazos sirven, yo tengo para comer tres días. Mi novio encantado porque reúne los dos requisitos que comenté antes.

Tienes infinidad de sitios para comer, de todos los precios y estilos. De los que más nos gustaron fueron: Bubba Gump (ambientado en la peli Forrest Gump), Dallas BBQ, Gray ´s Papaya, Hard Rock Café, Stardust Dinner (con camareros que cantan en directo), etc.

El transporte, no puedo hacer grandes comparaciones porque sólo usamos el metro, no cogimos taxis ni buses. Eso sí, nada de comprar viajes directos, a mi novio se le metió en cabeza y al final nos salió más caro que haber comprado la metrocard, porque al principio crees que lo usarás poco pero cuando vas acumulando cansancio en las piernas el metro se hace muy necesario y mejor ahorrarse unos buenos dólares con el billete múltiple.

En cuanto a los neoyorkinos, se supone que todos «van a su bola», que no hacen ni caso, pero a mí me sorprendió por lo contrario, si te ven consultar un mapa en el metro te preguntan si necesitas ayuda para ir a algún sitio; una curiosidad fue que saliendo de la iglesia de la misa gospel me paró una señora que entraba y me dijo (en inglés claro) que tenía un cordón de la zapatilla desamarrado :O vamos, no me ha pasado ni en mi tierra jajaja.

Mi opinión

Es sin duda, un viaje inolvidable, te sientes como en una película porque has visto tantas veces esos lugares emblemáticos en películas y televisión, que cuando estás allí te sientes como protagonista de algo.

Hay que ir dispuesto-a a caminar mucho, a estar en pie temprano y agotar el día hasta sus últimas horas.

Nosotros empezábamos con un chocolate o café calentito en el Starbucks Coffee (mi perdición, uno en cada esquinaaaaaa!!!) y a patear se ha dicho! Con el paso de los días se iba acumulando el cansancio en las piernas y algún que otro día volvimos al hotel a descansar pero nunca terminábanos el día sin visitar el lugar que más nos impresionaba: Times Square, de día ya es espectacular pero de noche es indescriptible.

En fin, habría tanto que contar de esta ciudad, tantos momentos, tantos detalles, que estaría otras 10.000 palabras contando lugares visitados e impresiones, pero creo que será suficiente con que suba alguna fotito del viaje.

Perdón el tostón y gracias por haber llegado hasta aquí si aún queda alguien, pero es un viaje que cuando lo recuerdas te vienen un millón de sensaciones a la cabeza.

A mí no me importaría repetir, pero estoy contenta de haberla podido visitar al menos una vez en mi vida.

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