La gran ciudad cuenta con actividades tanto para verano como para invierno, pero Rockefeller center es propio del invierno, y todo esto se debe a la gran tradición que representa el colocar todos los años en épocas navideñas el gigantesco árbol de navidad que se ve acoplado a la gran pista de patinaje que yo se que alguna vez han visto en alguna película (como en la de Solo en casa).
El Rockefeller center es propio de una visita rápida pues mas allá de su torre central, su magnífica escultura dorada y circular en el pórtico de la entrada y las tiendas en la zona anexa no representa mayor diversión mas que cubrir la cuota turística de haber estado ahí.
Para subir al Rockefeller Center y su mirador lo mejor es que te saques el New York Explorer Pass que te da acceso a este edificio y hasta 10 atracciones más, lo que supone un ahorro considerable de dinero.
Contenido de la Guía
Un poco de historia
Rockefeller (quien a principios de siglo y antes de la gran recesión americana del 29 era considerado el magnate petrolero mas rico del mundo) decidió construir el centro para dejar marcada la ciudad con una imagen visual que recordara su nombra
Lo malo es que el dinero contemplado para el magno proyecto casi lo desbancan y por ello la obra final careció de todo el esplendor planeado al principio. No obstante, Rockefeller no se limitó a la construcción de su propio rostro en pleno Manhattan sino que su esposa – a la par de su marido- cimentó en lo que era su casa un museo que con el paso de los años tomaría gran esplendor con la obra colectada ahí: el museo de arte moderno, donde se puede contemplar desde a Henry Matisse hasta Andy Warhol, desde el romántico de finales del siglo pasado hasta el colorido del «pop art».
Mi experiencia en el Rockefeller Center
Sin duda alguna, lo más atractivo de este edificio es el Top of the Rock (TOR), el famoso mirador. El edificio en sí no está mal, el hall es completamente de mármol con pinturas en el techo dignas de ver. En Navidades sin embargo, es más que recomendable por toda la parafernalia del árbol y la pista de hielo para patinar.
Personalmente, me gusta más que el mirador de Empire State ya que desde éste se ve todo Central Park a la larga y el Empire State. El truco, está en subir cuando es de día, hacer fotos y esperar allí a que se haga de noche, ya que no hay límite de tiempo y hay hasta sillones.
Es mejor subir directamente al último piso, ya que los anteriores tienen un cristal de protección y para hacer fotos es bastante incómodo.
Yo fui en Navidades y estaba todo con adornos navideños, una iluminación increíble y lleno de gente que no te deja pasar de un lado a otro ¡qué pasada! Inolvidable.
Si decides ir a Nueva York no olvides pasarte por allí.
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