Se puede decir que el Parc Natural del Montseny, es como mi segunda casa y que mi afición por la naturaleza, se la debo a este parque. Desde los 4 años, cada día que me levanto, una de mis primeras visiones es el “Turó de L’Home”, su punto más alto, con 1.712 mts. de altura y eso, supongo que marca y desde que a los 14 años, realicé mi primera caminada, desde la pequeña población de El Figaró, hasta la cima del Tagamanent, uno de sus puntos más emblemáticos, no he dejado de recorrer todos y cada uno de sus caminos y de interesarme por su historia, sus leyendas y todo lo que por allí acontece.
El parque tiene una extensión de unas 30.000 Ha. y forma parte de 18 municipios y se extiende por 3 comarcas, Osona, La Selva y El Vallés Oriental y desde 1978, está declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera y está gestionado por las diputaciones de Barcelona i Girona que desde hace años, llevan a cabo un plan para preservar sus valores tanto naturales, como culturales, mayoritariamente mediante programas pedagógicos y de participación ciudadana.
Debido a las diferencias de temperatura y humedad, en el Montseny se dan diferentes hábitats. Los típicamente mediterráneos, en su parte más baja con bosques de pinos y encinas pero a medida que vamos subiendo el paisaje se torna más húmedo y dejan paso a robles, abetos y hayas. El clima, unido a su relieve, hacen que en este parque se encuentren especies únicas la “Hierba de Sant Segimon”.
En cuanto a su fauna, hay catalogadas mas de 10.000 especies, entre vertebrados e invertebrados, siendo el jabalí, el rey de sus bosques. Toda esta diversidad ha atraído la atención de geólogos, biólogos y demás especies científicas, dando lugar a la publicación de numerosos estudios, entre los que el más destacado es el publicado en 1947 por Salvador Llobet, “El medio y la vida en el Montseny” y que aún hoy, es de lectura obligada para todos aquellos que quieran estudiar la geografía tanto humana como física del macizo e incluso a la creación de un observatorio meteorológico en 1932, gracias a Eduard Fontserè, uno de los principales sismólogos y meteorólogos catalanes.
Contenido de la Guía
Cómo llegar al Parque del Montseny
Se puede acceder por tren, autobús y por supuesto en automóvil así que no tenéis ningún tipo de excusa para no daros una vuelta por este rincón de la naturaleza que aún resiste el envite de la civilización y sobretodo del infierno de los incendios, aunque en alguna ocasión hemos tenido sustos grandes, de momento se ha quedado en eso, en un susto.
Saliendo de Barcelona tardaremos una hora más o menos en llegar. La proximidad a la gran ciudad hace que no siempre sea un lugar tan tranquilo como pudiésemos esperar, ya que es una zona adecuada para todas las edades y esto lo convierte en punto ideal para domingueros y grupos con o sin niños. Aún así yo tampoco lo he encontrado nunca masificado.
Sé que hay autobuses que van a pueblos cercanos y también está la opción del tren, y desde las estaciones donde nos deje el transporte público se puede ir en taxi pero no se cuanto tiempo y dinero cuesta, ni los horarios.
Os explico como llegar suponiendo que tengáis coche, que es como siempre he ido yo. Hemos de conducir por la AP-7 de Barcelona a la Jonquera, salida Sant Celoni y desde allí dirigirnos por carreteras locales a Santa Fe del Montseny que está situado dentro del parque y donde se encuentra el centro de interpretación y la riera de Santa Fe.
Visitando el Parque Natural del Montseny
A la hora de visitar el parque, el Montseny ofrece multitud de propuestas para todos los gustos y no faltan tampoco, restos arqueológicos que van desde los Dolmens de la Serra de l’Arca, del periodo megalítico y con una antigüedad que data del año 3.600 a.C. pasando por restos de la cultura románica, patentes en multitud de pequeños templos, restos ibéricos, como la muralla del Castillo de Montgrós y varios restos de la época medieval que según los estudios, fue la época de más vitalidad y sus mayores iconos son el castillo de Montsoriu y el monasterio de Breda, población muy apreciada por la calidad de su cerámica. También es una zona rica en fósiles. Uno de los últimos hallazgos ha sido el Laberintodon, un fósil al que se le calculan unos 200 millones de años.
Para poder disfrutar del parque, existen diversos equipamientos que ofrecen todo tipo de información al visitante que vaya un poco perdido que están ubicados en la mayoría de poblaciones que pueblan su falda, estando la Oficina del Parc Natural, en el camping de Fontmartina, en la carretera que va desde Sant Celoni al Turó de l’Home en la pequeña población de Fogars de Montclús, donde os podréis proveer de mapas y publicaciones diversas que guiarán vuestra visita. De todas formas, si queréis informaros antes, podréis visitar algunas de la muchas páginas web que hacen referencia.
Para los que les gusten las salidas organizadas, existen muchos lugares donde, a parte de dormir y comer bien, se organizan estancias de fin de semana que incluyen todo tipo de actividades, como visitas guiadas, excursiones, práctica de deportes de aventura, etc. De todas formas, lo mejor es ir por libre.
No hay peligro de perderse, ya que la mayoría de caminos, están muy bien señalizados y por el parque cruzan dos senderos de gran recorrido, el GR-2 y el GR-5, siendo este último ideal para recorrer toda la zona sureste, para mi la más bonita del parque y que en su tramo une las poblaciones de Fogars de Monclús y Aiguafreda, atravesando en su totalidad el Pla de la Calma, uno de sus lugares más emblemáticos.
Los podréis seguir sin dificultad ya que están claramente marcados con las bandas de color blanco y rojo, características de los GR. A parte de los senderos de gran recorrido, existen multitud de itinerarios señalizados, normalmente circulares, es decir que empiezan y acaban en el mismo sitio, de diferentes duraciones y niveles de dificultad, aunque normalmente, suelen agradables paseos por rincones muy acogedores.
Para los que estéis físicamente preparados/as, las agrupaciones excursionistas de la zona, organizan Caminadas Populares, de entre las que destacan la travesía Viladrau – La Garriga de 31 kms. y la Matagalls – Granollers de 40 kms. Sin olvidar la caminada de resistencia que va desde Matagalls hasta la montaña de Montserrat y que en su última edición, estaba cercana a los 90 Kms. Ésta, sin embargo, a no ser que estéis locos, no os la aconsejo porqué acabas hecho puré. Yo la hice y estuve más de una semana con agujetas hasta en las cejas.
Ruta gratuita por el Montseny
Yo os propongo hacer dos etapas.
La primera: pasear hasta el pantano de Santa Fe. Para ello, dejaremos el coche en el parking junto la masía y centro de interpretación donde podremos obtener información. Fuera de la masía dispondremos de lavabos, no aptos para narices sensibles, y un merendero con varias mesitas de piedra y madera para hacer un picnic a la sombra de los árboles. Si está opción no nos convence a la hora de comer, podemos volver a la carretera de acceso por donde ya habremos visto al llegar diferentes masías y restaurantes que nos ofrecerán gran variedad de platos de la gastronomía típica catalana y carnes a la brasa.
Desde la masía el camino está muy bien señalizado hasta el pantano. Se tarda una hora y media pero se puede alargar si caminamos tranquilamente y vamos parando para admirar las rosas silvestres, el musgo de las rocas, o las setas que se esconden tras las hojas húmedas que han caído al suelo. No se trata de una caminata de alta montaña sino de un sendero sencillo que nos invita a detenernos para escuchar el canto de los pajarillos y el susurro del agua cristalina que fluye por los riachuelos, con calma, respirando aire puro. Será que mi abuela era de un pueblo de Aragón y yo llevo el campo en los genes, pero de verdad creo que merece la pena desconectar de vez en cuando de tanta tecnología, de tanto asfalto y tanto estrés urbano, en sitios como este.
Bueno, sigamos hacia el pantano. Antes de llegar encontraremos algunos saltos de agua muy fotogénicos, lugares que parecen inspirar leyendas y siguiendo los indicadores alcanzaremos nuestra meta. Se puede dar un agradable paseo bordeando todo el pantano, cruzando la presa y volviendo al punto de inicio por el otro lado, pero no tengamos prisa, la vista del pantano con el bosque y el rocoso pico de les Agudes reflejado en el agua es espectacular. A mi me recordaba algunas imágenes de Canadá que he visto en libros y en televisión.
Al llegar al coche podemos conducir unos 7 kilómetros más en dirección St. Marçal. Veremos otro aparcamiento donde parar y allí empezará la segunda etapa de la excursión: pasear hasta los picos.
Encontraremos paneles de información e indicadores para seguir a pie algunas rutas señalizadas hacia Les Agudes y hacia el Turó de l´Homé que es lugar más elevado del parque con unos 1716 metros y que tiene en su cima un observatorio meteorológico y una pequeña base militar de comunicaciones. Estas dos instalaciones no se pueden visitar pero la cuesta no es muy empinada y se puede coronar la cima en poco tiempo para admirar el paisaje.
Otras curiosidades del Montseny
El Montseny también es rico en leyendas. Numerosos autores, se ha inspirado en ellas para sus novelas, donde quizá las más popular y conocida sea la del bandolero Serrallonga, personaje que en realidad se llamaba Joan Sala i Ferrer y fue el proscrito más buscado entre 1627 y 1633.
La masía donde nació, aún se puede visitar en los alrededores de la población de Viladrau. Sus bosques y sus fuentes también albergaban aquelarres, donde se cuenta que en el Gorg Negre de Gualba, pequeña población cercana a Sant Celoni, se bañaba el mismísimo diablo tras ser invocado por las brujas. Aunque quizá, la leyenda más bonita es la de El Salt de la Dona d’Aigua (El salto de la mujer de Agua) que se puede ver en la riera de Arbucies. Una ninfa de los bosques que habitaba allí y según reza la leyenda, se casó con el rico heredero de un masía cercana con la condición de que nunca le recordara que era una mujer de agua porqué sino, al instante desaparecería. Se casaron un fueron felices, tuvieron dos hijos pero una noche de tormenta, la cosecha de maíz se echó a perder y el marido encabritado, las pagó con la mujer recordándole lo que era. Al instante, la mujer desapareció pero aún aparece de vez en cuando para cantar su tristeza por perder a sus hijos.
¿Cuándo es la mejor época para visitar el Montseny?
Las mejores épocas para hacer una visita al parque serían la primavera, cuando las flores lo salpican todo de mil colores, o el otoño cuando los marrones, ocres y naranjas tiñen las hojas de los árboles.
Sea la época que sea, yo sin duda lo recomiendo pero tener en cuenta que aunque sea un día caluroso hay zonas donde los árboles impiden pasar a los rayos del sol y se puede llegar a sentir algo de frío si permanecemos mucho rato a la sombra, o cuando oscurece ya que la temperatura puede bajar bastante, así que una chaqueta o sudadera nos puede venir bien. Y no olvidéis agua y calzado cómodo.
Dónde comer
La zona, también es conocida por la riqueza y variedad de su gastronomía. Despues del esfuerzo, hay que recompensar al cuerpo y que mejor manera que perderse en alguno de los muchos restaurantes que podemos encontrar. No os faltarán opciones porqué como ya digo, la variedad, es mucha.
Conclusión
En fin, podría estar páginas y páginas describiendo las maravillas de “mi” montaña, la que me ha visto crecer y en la que he vivido momentos mágicos pero creo que ya me he enrrollado lo suficiente.
El Montseny, es ideal para visitarlo en cualquier época del año aunque cuando está más bonito, para mí, es en otoño aunque ahora, en verano y desde hace unos años, se organiza la fiesta “Viu el Parc” (vive el parque), con el propósito de, mediante actividades de ocio de lo más diverso que van desde concierto de jazz, hasta caminadas nocturnas para observar las estrellas, concienciar a la gente para la defensa del medioambiente.
Sus catos más destacados son “La Nit dels Estels” (La noche de las estrellas) que se celebra en la ermita de Sant Guillem de Campins, “La Nit mágica del Parc” (La Noche Mágica del Parque) que se celebra en Can Casades, una masia entre Santa Fe de Montseny y Fogars de Monclús y es un espectáculo de magia y la gran fiesta de fin de actos que se celebra en El Brull, donde los más pequeños pueden disfrutar de las actuaciones de payasos, vuelo de cometas, circuitos de aventura y de una gran comida de hermandad en la que se despide la fiesta hasta el próximo año.
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