Museo Naval de San Fernando

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La Isla de León, como se le ha denominado desde hace muchos años y La Isla, como se la denomina dentro de la provincia de Cádiz, tiene una hermosa historia de amor con el mar. Quizás por sus características geográficas que la configuran como una isla; quizás porque sus habitantes siempre han tenido al mar como su mejor compañero; quizás porque la marina ha tenido aquí la escuela de oficiales y numerosas dependencias de marinería y parte de los negocios antiguos que se establecían en el casco antiguo y cercanos a la arteria principal, la calle Real, estaban relacionados con la mar.

Y desconocido por muchos, propios y extraños, está el Museo Naval de San Fernando de una importancia crucial en el mundo de este hermoso mar que nos rodea. Y allí, junto al Panteón de los Marinos Ilustres, donde descansan, almirantes y generales, marinos que se dieron a conocer por su entrega al líquido elemento, está el Museo Naval.

Un poco de historia

La creación del museo data de 1792 gracias al interés puesto por Dº Antonio Valdés y Fernández Bazán, secretario de marina y que bajo decreto ley firmado por el Rey, dio a la ciudad de San Fernando y Nueva población de San Carlos, un museo donde se recogiera todo aquello que completara la instrucción de la escuela de oficiales de la ciudad.

El edificio de estilo neoclásico, reúne en su interior una riqueza de historia y de material relacionado con el mar, de considerable valor, aunque desgraciadamente no es tan conocido como debería de serlo. Para demostrar esta condición no fue hasta 1992, cuando se abre oficialmente como tal y funciona como un museo realmente.

La visita al Museo Naval de San Fernando

La entrada para las visitas se encuentra en la calle de las Victorias, dentro de lo que es la antesala, se encuentra una cuadro con el documento original de su creación: aquel famoso decreto ley que hizo que se levantara esta hermosura de edificio que debe de ser admirado tanto por fuera como por dentro, debido a la gran belleza que inspira y admira.

La siguiente página que se nos abre en el museo, es la sala de arqueología, donde podemos observa una de las más amplias colecciones de arqueología marina de España, con toda la riqueza recogida en el mar que la rodea: Así piezas desde la época neolítica, hasta cañones, vasijas, pequeños utensilios marineros de épocas remotas. La mirada se pierde en los cristales de las urnas donde mimosamente se guardan estos tesoros.

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Desde esta sala se pasa a la Sala de los Exvotos de carácter marineros. Son promesas cumplidas de aquellos que mucho prometieron y mucho encontraron gracias a la mar. Su origen netamente religioso puede chocar; pero debemos tener en cuenta que el mundo del marinero es un mundo muy religioso, quizás porque su vida dependa mucho del divino poder de un Dios.

Pasamos inmediatamente a la Sala Folclórica, que aunque nos pueda chocar el nombre, tiene un significado bastante marinero también, puesto que lo que allí encontramos es todo lo relacionado con el aspecto marino, son cosas que normalmente son utilizadas por todos, pero lo que aquí podemos encontrar son cosas que en su día tuvieron una relación con el mar o con algún elemento significativo del mar. Así nos encontramos con el antiguo reloj de 1791 de la antigua iglesia de Ntra Sra del Rosario de la Carraca (hay que aclarar que la Carraca es donde se encuentran todos los departamentos marineros de escuela y cuarteles de la armada). Los coches de caballos del siglo XIX que llevaban a los altos cargos de la marinería en sus visitas o actos oficiales por la ciudad y el armón y el cañón que se utilizaba para los entierros de marinos ilustres.

La Sala de Objetos Religiosos es la siguiente en el recorrido oficial, donde podemos ver todo aquello que es propio de los barcos; altares pequeños que se llevaban en los camarotes de oficiales y marinería; altares de los barcos, en las pequeñas capillas que tienen para los actos religiosos y la pieza principal que es un exvoto de la Virgen del Carmen patrona de la armada, que data de 1760.

En un patio que está cubierto, podemos ver a modo de sala de exposición, todo los utensilios propios de la actividad de la marinería, máquinas para coser las velas, de calzados, los utensilios utilizados para las maniobras en alta mar. Y a destacar el mascarón de proa que llevó en su principio el Juan Sebastián Elcano con una mujer con el escudo de España a sus pies.

Y para disfrutar finalmente del interior del edificio, una visita a su patio principal para admirar los detalles neoclásicos de su construcción y la enorme y maravillosa montera que le cubre y que estás sostenida por columna jónicas. Paredes cubiertos de azulejos venidos de Holanda del siglo XVIII. Banderas de combate de grandes buques. Y para rematar tan hermosa visión los tres modelos de buques del siglo XVIII.

Pasado el patio central llegamos a cuatro salas que son bastante curiosas: se trata de toda una exposición de medallas, premios, uniformes militares utilizados por relevantes personajes históricos de nuestro país, vajillas de porcelana utilizada por los reyes de España en su historia

Una de ella está dedicada por entero al buque escuela español Juan Sebastián Elcano, con recuerdos de todos su viajes a lo largo de todo el mundo, Premios, medallas, y demás honores que se le han rendido en sus visitas a los más famosos puertos de toda la geografía de este planeta llamado tierra. Es quizás la más variopinta.

Las otras dos salas; una de ellas están dedicada a los grandes cuadros y lienzos dedicados a la armada y en el otra podemos contemplar el armamento que llevaban a bordo los grandes buques de siglos pasados. Espadas, fusiles y balas….

Y por último la sala mayor del Museo recoge el modelismo de los barcos más importantes de la armada española. Desde los siglos XVII y XVIII, tallados en madera, con todos los detalles; una verdadera maravilla.

Y así con olores a salitre y sintiéndonos rodeado de un salado sabor a mar, dejamos el Museo Naval, no sin antes levantar la mirada hasta el maravilloso edificio que constituye el Panteón de los Marinos Ilustre de la ciudad de San Fernando de Cádiz.

Conclusión

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  • El museo no tiene publicidad alguna, digamos que es «secreto»,no le dan ninguna difusión y poca gente sabe de su existencia.
  • Los fondos son muy interesantes, de gran valor histórico, relacionados con la marina, y con salas dedicadas a Trafalgar e incluso a Arqueología submarina, sin contar con el armamento y los uniformes.Merece la pena visitarlo junto con el Panteón de Marinos Ilustres.
  • Las dependencias están limpias bien cuidadas y conservadas ,existiendo además una biblioteca de temas navales.
  • En hora y media no se puede visitar todo el museo, solo da tiempo a echar un vistazo, lo cual hace imposible recorrerlo debidamente y detenerse en los objetos interesantes.

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